Con Horror he visto las declaraciones del Anticristo en boca de Pat Robertson, en las cuales pide la muerte del presidente Chavez. En verdad que el Diablo Habla por boca de quienes engañan a la gente y toma apariencia de «Ángel de luz».
¿Dónde está aquel mandamiento de amar que enseña Jesús?
Tan importante y distinto es ese mandato que Jesús nos manda a amar aún a nuestros enemigos, en contraposición de lo que en medio de la sociedad Judía era lo dominante, la ley del Talión.
Algunos predicadores han cambiado el mensaje de gracia por un mensaje de muerte y efectivamente son «lobos» disfrazados de ovejas que ya se quitan abiertamente las máscaras y que se revelan tal cual son: Agentes políticos al servicio de una cultura de muerte.
Ya el señor Robertson es bíblicamente un asesino, porque ya pensó en matar y lo que es más grave está estimulando en algunas mentes enfermas y fanáticas el magnicidio, y esa sería la vía más fácil de hacer el trabajo sucio, utilizar a otros.
Lo único que se evitaría con la muerte de Chávez es que más venezolanos y venezolanas dejaran de morir por el terrorismo del hambre y la miseria en la cual hundieron a Venezuela los políticos apoyados incondicionalmente por los Estados Unidos en los muchos años de dictaduras y «democracia». Lo único que se evitaría con la muerte de Chávez es que más y más compatriotas tengan acceso a la educación gratuita y a la salud.
Qué vergüenza que un agente de las transnacionales de la misión y del evangelismo se exprese de tal manera y que hable de asesinato y muerte públicamente, dice el libro del Apóstol Santiago que una misma fuente no puede dar agua dulce y veneno. Esa es la moral del imperio y de sus esclavos, esa es la antiética que se esconde detrás de sus espectáculos religiosos y de sus mercados de almas ¿Qué diría Cristo?
De todas maneras, afortunadamente, siempre se descubren esos grandes predicadores como gente inmoral que juegan con las finanzas de sus seguidores y tienen prácticas sexuales ocultas que demuestran su pacto con el Diablo y con la cultura de muerte en la cual están inmersos.
Hay que promover la recolección de firmas entre la gente de buena voluntad y hacerlas llegar a las organizaciones religiosas de los Estados Unidos, para desenmascarar a estos «mercenarios de la fe» que con su hipocresía dañan el mensaje de amor del evangelio de Jesús.
Debemos hacer del conocimiento del Concilio de Iglesias de Los Estados Unidos nuestra indignación como pueblo y hacer esto extensivo a las Iglesias a cada una en particular. Debemos expresar nuestra solidaridad al pueblo y gobierno venezolano y manifestarle el verdadero sentir de el pueblo evangélico. Debemos manifestar nuestro compromiso con el Dios de la vida y con la vida abundante.
Hay que estar alertas de ese tipo de propaganda que mancha el verdadero sentido del evangelio de Jesús , rechazarla y manifestar nuestra indignación como cristianos y cristianas comprometidos con la paz.
Debemos averiguar el correo electrónico de este anticristo y promover las cartas de rechazo a estas actitudes criminales.
Reafirmando mi fe en el Dios de la vida y de la esperanza, me despido por ahora,