La Marcha

Mis pies ya están cansados de tanto marchar; marchar; marchar; aunque todavía no se ha desteñido mi bandera color sandía, desde las décadas 80-90-00

No asistí esta vez a la marcha por la U (ahora es por las U`es y el TEC juntos; qué bien, ya aprendimos a unirnos).

Mis pies ya están cansados de tanto marchar; marchar; marchar; aunque todavía no se ha desteñido mi bandera color sandía, desde las décadas 80-90-00 del siglo pasado, mientras trabajaba en la Escuela de Matemáticas (UCR) y cuando casi cada año teníamos que marchar por el presupuesto para la Universidad; cuando marchamos contra la tiranía somocista (“¡Frente a la tiranía somocista Costa Rica también es sandinista!”); cuando marchamos en la “marcha por la paz” (ante la presión para que Costa Rica declarara la guerra a Nicaragua) con mis hijos pequeños al hombro y los más grandes tomados de la mano, gritando: “¡Paz sí, Reagan no!” ,“¡Paz sí, Guerra no!”, entre artistas renombrados: literatos, músicos, pintores, escultores, estudiantes, obreros y campesinos; es decir, en medio de todo un pueblo que por una razón u otra consideraba lo que muchos pensadores del pasado habían analizado y escrito: “Pan, Paz y Tierra”, y también: “La Universidad es la Conciencia Lúcida de los Pueblos”.

Pero ahora, yo no entiendo (bueno, creo que sí, pero lo dejo de tarea para que investiguen, por qué no entiendo), por qué razón se trata a la Universidad como una mercancía  más, como un negocio más: “tanto tienes, tanto vales”, sin tomar en consideración la investigación teórica en Física, Matemáticas, Filosofía, Lingüística, Biología,  Agronomía, Historia, Antropología, y un innumerable etcétera. “Ellos no valen nada porque no tienen nada, no producen nada”… ¿no tienen nada?, ¿no producen nada? No tomemos en consideración la música, la pintura, la escultura, y todas las Bellas Artes en general, porque eso “no tiene nada, no produce nada” (¿no tienen nada?; ¿no producen nada?).
Es verdaderamente increíble que personas que fueron formadas en una Universidad, vengan ahora con el cuento “tanto tienes, tanto vales”, cuando la forma de tasar a la Universidad es “tanto eres, tanto vales”. Recuerdo dos frases, leídas en mi primera juventud respecto a qué es la Universidad: “… ¿La Universidad?… Un inmenso estercolero en donde de vez en cuando nacen flores hermosas…” (A. Einstein).
“¿La Universidad?… Esa inmensa fábrica de gallinas…” (Roque Dalton).
Yo espero que ambos personajes hayan estado equivocados, aunque está difícil; pero, la juventud universitaria actual, con sus profesores, con sus rectores, con sus trabajadores en general,  puedan marcar la diferencia…  

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