Fue creada para dirimir las dudas o ambigüedades de la Ley. Quiere decir, fue creada no para hacer ley, sino para dar explicación del espíritu de la Ley.
En el transcurso de los años la Sala IV se ha manifestado sobre multitud de cosas y multitud de ocasiones. Sin embargo, llaman la atención las formas de su proceder. En algunas ocasiones, casi la mayoría, la Sala IV se ha pronunciado en defensa de las libertades y garantías individuales respecto a las libertades y garantías sociales o colectivas. Es en este último caso en que parece que la Sala debe cuidarse más, pues el bien social es el que es más de procurar y sustentar que el bien subjetivo aunque también real.
Siendo Costa Rica un Estado de Derecho, no puede presuponer nadie, tampoco ninguna instancia, que las condiciones individuales deben ser más apremiantes que las condiciones sociales. Las consecuencias de tal presuposición son catastróficas para toda organización social histórica posible.Un individuo por más respetuoso e importante que sea, no puede presumir que es el único sujeto de atención. La Ley tampoco puede dirigirse a la procura de la defensa de las libertades de este individuo y, naturalmente, las libertades individuales y el ejercicio de estas no pueden socavar y violentar el ejercicio y expresión de las libertades y garantías colectivas. Un país que se perfile en contra de las garantías colectivas va irremediablemente dirigido hacia la bancarrota moral e indefectiblemente hacia la disparidad de sus sectores sociales, consecuentemente los miembros sociales sufrirán los embates del enfrentamiento e incluso de la revolución civil.
Una lección de la Doctrina Social Cristiana es que existe algo que se llama el bien común. Parece que ya no importa mucho. Parece que ya no es defendido ni expuesto por nadie. Parece que al bien común lo pueden humillar y mancillar al libre aire. Si así es las consecuencias no tardarán en hacerse sentir. Es un arte difícil ejercer la equidad, pero el bien de unos no puede ser superior al bien de la mayoría. Negar esto, es tanto como ser cómplices de una guerra fratricida, negarse eso, no es sólo inhumano, es irracional y contraproducente, es peligroso, es alentar la convivencia con un barril de pólvora cuya llama ha sido encendida…