El discuro de distribución de riqueza carece de sustento si no se crean y administran correctamente los fondos del Estado. Hay 37 mil personas más que el año anterior que viven en situación de pobreza (según la Encuesta de Hogares 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censo) y que forman parte del más de 1.1 millón de pobres en Costa Rica.
El Gobierno de la República defiende su «Proyecto de Solidaridad Tributaria» alegando que con las recudaciones podrá ayudar a los sectores más necesitados. Mas es sencillo darse cuenta con el despilfarro de fondos estatales, que no es dinero lo que hace falta, sino una buena administración.
Programas de bienestar social han sobrado en los últimos años en el país. Entre los que están o no vigentes se puede mencionar por ejemplo al programa Superémonos (bono de ¢10.000 a cada menor que asistiera a un centro educativo); el Apoyo a Familias en Desventaja Social (asignación a familias sin ingresos e incentivos para personas en situación de pobreza que participen en acciones de capacitación laboral); Atención Integral para el Desarrollo de la Mujer (incentivo económico a las mujeres madres adolescentes y adultas durante un proceso de capacitación); el plan De la Mano en hogares comunitarios y para jóvenes (Subsidio Costo de Atención por Niño Atendido en cada centro), además de un apoyo para padres que se involucren en las prácticas de crianza familiar saludable y con el adicional «incentivo de capacitación» a las madres para que participen en actividades de capacitación para el desarrollo de habilidades en temas como: etapas de desarrollo del niño(a), procesos de aprendizaje, salud del niño, valores, prevención de drogas y otros; así como la ayuda por medio de las Alternativas de Desarrollo Infantil y Juvenil fundamentado en otorgar un apoyo económico -costo por participante- para financiar parcialmente pasajes, alimentación y/o estadía de jóvenes que participaran en procesos de formación, capacitación y actividades sociales, culturales y recreativas a menores de 24 años). Además de otros proyectos como el de Oportunidades Económicas y Laborales, el Programa CEN-CINAI (Programa Nutrición y Desarrollo Infantil) con la Red de Cuido, Programas de vivienda y Programa Avancemos.Los programas fueron planteados para ser efectivos, pero si la pobreza sigue en aumento, esto quiere decir que algo no está funcionando bien. ¿Será el programa Avancemos suficiente para lograr que los jóvenes estudien o sólo con evitar la deserción (y no exigir que aprueben) quedará satisfecho el gobierno? Es hora de trabajar y perfeccionar los programas existentes, darles continuidad, dejar el vicio de cambiarle de nombre a un plan con tal de que quede con la firma del presidente de turno y de crear proyectos que signifiquen un beneficio a corto, mediano y largo plazo para el país.
¿Qué hacer? El ejecutivo podría desarrollar un plan agrícola sostenible: para el año 2050 se espera que la población mundial sea de 9000 millones (98% de este crecimiento será en el mundo en desarrollo y emergente según las estimaciones de la ONU).
Para mantener el estilo de vida y niveles alimentarios actuales, dentro de 40 años necesitaríamos los recursos de 2,3 planetas. Con el modelo propuesto por el plan Visión 2050, se está dando la tendencia mundial a subsidiar (y no gravar) a la agricultura, incentivar el trabajo en ese área y llevar a cabo programas para alcanzar el aprovechamiento máximo de los recursos. Esto sería una solución a corto plazo para dar formación y trabajo al sector más pobre y a largo plazo se estaría trabajando para asegurar la existencia de alimentos y recursos suficientes para la población.
Por otro lado, se les debe dar prioridad de beca a aquellos jóvenes que asistan a un colegio técnico; estamos viviendo en medio de un exceso de profesionales y una carencia de técnicos para cubrir las necesidades del mercado laboral.
El proverbio es claro «Regala pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida». Los planes de bienestar social son necesarios en un país, pero traen consigo la gran responsabilidad de crear empleos, ya que de no crearlos, existirá un sector pasivo de la sociedad que requerirá de la eterna ayuda del Estado. Mas si se sigue brindando el pescado sin exigir ni ofrecer nada más a cambio, en unos años no se cobrarán impuestos, si no que directamente se retendrá el salario de aquellos que sí salen a pescar.