Las primaveras de Praga y el Magreb

Los comunistas defendían infatigablemente el principio de no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, sus más conspicuos y respetados líderes,

Los comunistas defendían infatigablemente el principio de no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, sus más conspicuos y respetados líderes, que pronosticaban el inminente triunfo del marxismo sobre capitalismo, no solo no condenaron la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia, sino que sus justificaciones provocaron hilaridad en los círculos bien informados.

Los comunistas catalogaron la intervención en Afganistán como ayuda fraternal, no se imaginaban que su resultado catastrófico conjugado con otros factores, conduciría finalmente a la caída del muro de Berlín. Los ideólogos marxistas locales, incapaces de evaluar los cambios que se estaban dando, reaccionaron ante las primeras noticias del derrumbe del muro calificándolas como un montaje del imperialismo. Setenta años de marxismo leninismo se disiparon inesperadamente. El resto es historia, los izquierdistas migraron al sistema de mercado, y una minoría se estancó en las políticas de la fenecida Unión Soviética, entre ellas un anti-sionismo visceral, a pesar de que todas las exrepúblicas soviéticas y los países del Pacto de Varsovia establecieron relaciones con Israel.

Desde los años 50, por razones geopolíticas, Krushev y sus sucesores apoyaron regímenes dictatoriales y corruptos en África y el Medio Oriente, como el de Idi Amin Dada, Gadafi y la dictadura Siria, en la que incluso el partido comunista era prohibido, y se convirtieron enemigos de Israel, a pesar de que en su parlamento tenía dos partidos comunistas. En el periodo breshneviano- staliniano, se culpaba de cualquier deseo de transformación en los países del Pacto Varsovia a la “conspiración sionista”.

Por eso no sorprende, que a pesar de los acontecimientos que se están dando en el Medio Oriente, los más de mil muertos en Siria, los bombardeos indiscriminados en Libia, los sucesos de Túnez, Egipto, Yemen, Argelia, Bahréin y los que están por explotar, nadie de los que solía rasgarse sus vestiduras por la muerte de terroristas en el conflicto árabe-israelí y mostraba su enorme dolor por la muerte de civiles, haya escrito media palabra. No se ha convocado en todo el semestre a ningún “conversatorio”, y la palabras masacre, genocidio, terrorismo de estado, etc. que tan pródigamente aparecían después de una refriega contra terroristas infiltrados en territorio israelí, han desparecido por completo. No hacen folletos de lectura obligatoria para los estudiantes de Estudios Generales, como los que se publican para difamar a Israel. No se organizan debates, para que verdaderos demócratas analicen a los regímenes cuestionados por sus pueblos. En mis discusiones con los filósofos antisionistas ventiladas en este Semanario, cuestioné su silencio sobre lo que ocurría en esos países y sobre todo por el genocidio en Sudán.  Por lo visto, no tienen ningún interés en defender a los civiles que se enfrentan a los ejércitos de los dictadores, excepto que puedan inventar cómo culpar de los sucesos a Israel.

La actitud de los comunistas en la primavera de Praga, se sigue repitiendo con los enemigos de Israel en la del Magreb.

Una exmiembro del Consejo Universitario que aprovechaba todos los programas de los medios académicos para atacar a Israel, no solo no ha dicho nada, sino que ni siquiera ha protestado porque a las muchachas egipcias que se manifestaban eran detenidas para revisarles la virginidad, y no ha salido en defensa de los derechos de los grupos homosexuales que son perseguidos en países musulmanes. Distorsionaba los hechos para criticar a Israel, pero el asesinato de los estudiantes desarmados de hoy, no la han conmovido. Asimismo, una señora que en los todos los actos convocados por asuntos del Medio Oriente se desgañitaba gritando contra Israel, ante los muertos de la revolución árabe se ha quedado afónica y los que se habían estado empeñando en sembrar las semillas del odio con sus artículos en el Semanario se han quedado mudos.

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