¿Es ético ese comportamiento de los amantes? Por sus consecuencias e invasiones en la vida individual y colectiva de los otros, ese comportamiento no es definitivamente ético. No es ético porque destruye la confianza de los demás y en los demás, porque se origina en intenciones poco claras de conciencia, generalmente sustentadas en el engaño, la destrucción, la violencia y la muerte. No es ético, ese amor perverso, perverso por sus orígenes, por sus medios, por sus propósitos, no es ético, es político, oportunistamente político. Eminente y decididamente político.
Ante ese proceder queda algo más diáfano y elocuente. Y los amantes del caos le temen cuando lo encuentran de frente y repleto de respeto y dignidad: ¡la resistencia con fe y caridad! Resistencia de valientes en el amor, que es la única revolución decente.