Hemos padecido de esquizofrenia. Como profesores de filosofía hemos observado de cerca esta terrible enfermedad mental y nos preguntamos: ¿Qué es la esquizofrenia? No pretendemos resolver el misterio, el enigma. Solo acercarnos. Solo es nuestro punto de vista. ¿Por qué existe una enfermedad así? Es tan extraña, intrigante, asombrosa. Quizá hasta sea inexacto darle el nombre de enfermedad mental. Es un fenómeno muy complejo
Lo primero que decimos es que es muy persuasiva, muy convincente. Escuchamos y vemos cosas en la mente que nos parecen muy reales. Voces y visiones que nos dicen somos grandes héroes y multimillonarios, por ejemplo; es como estar viendo una película el trance esquizofrénico. Freud subraya los delirios de grandeza como característica de la esquizofrenia. Y estas voces y visiones nos convencen en una primera instancia.
Pero entonces comienza la lucha entre la locura y la cordura. Llega la duda. Pero la razón nos dice que no es cierto esto de que somos multimillonarios y grandes héroes, que son fantasías, espejismos. En nuestro debate contra la esquizofrenia muy pocas veces ha salido victoriosa ésta última. Los caracteres imaginario, fantasioso, persuasivo y engañoso de la esquizofrenia son muy poderosos.
La psiquiatra nos decía que hay que pararse firme en el principio de realidad en el sentido que son puras fantasías. Y tiene razón. La razón y la conciencia deben ganar la contienda, la guerra. El psiquiatra debe utilizar todos los medios posibles, persuasivos también, para hacernos entrar en razón. Lo mejor es conversar socráticamente (un psiquiatra que tenga mucha paciencia, tranquilidad, autenticidad, capacidad de ser amable, amistoso y comprensivo) con el paciente.
La esquizofrenia se convierte en un enemigo de uno mismo. ¿Por qué nos engañamos a nosotros mismos, por qué nos hacemos daño, por qué creemos tales cosas? En el mundo actual hay medicamentos contra la esquizofrenia. ¿Cómo hacían los antiguos para liberarse de este problema?
Jesús de Nazaret en el desierto y antes del ayuno escucha voces y mira cosas que lo convierten en un hombre lleno de riqueza y poder (delirios de grandeza). Jesús hace responsable de todo esto a Lucifer. Jesús lucha contra Lucifer, que no es otra cosa que un enfrentamiento con lo irracional: un debate entre la cordura y la locura. ¡Jesús gana la batalla!
Muchísimos hombres han sido vencidos, derrotados por la esquizofrenia. Es quizá la vieja lucha entre el bien y el mal bajo los nombres de locura y cordura. ¿Hay bajo la esquizofrenia fuerzas satánicas?, ¿existe lo satánico?, ¿la esquizofrenia es un fenómeno religioso, místico? El gran director de cine Stanley Kubrick en su filme “El resplandor” la asocia a la trasmigración de las almas. Es su punto de vista.
Hay que ser socrático, humilde ante la esquizofrenia: “Yo no soy todas esas cosas maravillosas que me dice la mente que soy. Yo solo soy, en mí caso, un profesor de filosofía al que le gusta el cine y la literatura.
A un tipo autoritario, engreído, soberbio, arrogante, orgulloso, es decir, a un tipo que sufre delirios o manía de grandeza lo hunde la esquizofrenia. Un filósofo diría que el ser es esquizofrénico en el sentido que en el mundo abundan los delirios y manía de grnadeza, además del narcismo que en el fondo es lo mismo.
La excelente película titulada “El efecto mariposa” trata sobre un muchacho que sufre esquizofrenia. El muchacho logra liberarse de esta enfermedad. El guionista da el nombre poético de “el efecto mariposa” a la esquizofrenia en el sentido que se forma un caos de algunos recuerdos. La esquizofrenia es regresiva, nos lleva a nuestro pasado. Está íntimamente relacionada con las neurosis, con lo irracional. El paciente cree que es un problema en su memoria la causa u origen de su enfermedad. Esto es ya un nivel de comprensión o racionalización del mismo fenómeno.
Existe la creencia, quizá sea sabiduría, que la divinidad le pone pruebas en el camino al hombre. La esquizofrenia podría ser una manera de poner a prueba la cordura, sensatez y racionalidad del ser humano. Tal vez…
