Denuncian contradicciones en cifras sobre tierras dedicadas a la piña

Diez organizaciones que conforman el Comité de Miembros de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) alzaron la voz ante el “descontrolado”

Diez organizaciones que conforman el Comité de Miembros de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) alzaron la voz ante el “descontrolado” crecimiento del cultivo de la piña, pues según datos que difundieron entre el 2001 y el 2011, la exportación de piña aumentó un 388%, pero el área total dedicada al cultivo creció sólo un 230%.

Es decir, la molestia proviene porque el aumento en lo exportado es mucho mayor que el aumento oficial reportado en el área cultivada de piña durante el mismo periodo, lo cual genera dudas sobre el control de los datos sobre la expansión del cultivo.

 

Los datos fueron revelados durante una conferencia de prensa realizada en la Asamblea Legislativa el pasado 16 de octubre, en la cual estuvieron presentes Jorge Polimeni -presidente de ese Comité-, Soledad Castro -del Centro del Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales (CEDARENA)- y Erlinda Quesada -regidora de la Municipalidad de Guácimo e integrante del Frente Nacional de Sectores Afectados por la Producción Piñera (FRENASAPP)-. Les acompañaron además las diputadas del Partido Acción Ciudadana, Carmen Granados y Carmen Muñoz.

En esa actividad los representantes del Comité presentaron un pronunciamiento que reporta un “aumento exponencial” entre el 2001 y el 2011, en la expansión de monocultivos de la piña para la exportación en las regiones Huetar Norte, Huetar Atlántica y Brunca, que llevó al país a convertirse en el principal productor de piña en el mundo.

Los datos de la  Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (CANAPEP) especificados en el documento, señalan que durante ese periodo se pasó de exportar $148.5 millones a $725 millones, para el apuntado incremento del 388%.

Sin embargo, al mismo tiempo cita cifras de la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (SEPSA), del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), según las cuales ese crecimiento económico de la actividad no corresponde con la cantidad de hectáreas (ha) reportadas oficialmente como dedicadas a ese cultivo, pues pasaron de 13.500 ha en el 2001, a 45.000 en el 2011, para un crecimiento del 230%.

Al contrastar esas cifras con datos del portal de estadísticas de la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER), llama la atención que -de acuerdo con esos registros- en el 2001 Costa Rica exportó bajo el rubro “piña” 393.188 toneladas, para un total de $142.2 millones, en vez de los mencionados $148,5 millones. En el 2011 esos datos se elevaron a 1.722.200 toneladas para un total de $725.7 millones.

De la comparación de las cifras de PROCOMER sobre la cantidad de toneladas exportadas con la superficie cultivada según SEPSA, se obtiene que en el 2001 se produjeron esas 393.188 toneladas de piña en un área de 13.500 ha, es decir 29.12 toneladas por ha, mientras que en el 2011 se produjeron 38.27 toneladas por ha.

De esos datos de PROCOMER se colige además que en el 2001 la tonelada de piña exportada pagó $361,65, mientras que en el 2011 poco más de $421, para un incremento de $60 por tonelada.

Se buscó el criterio del MAG respecto a esa contradicción en la cifras de crecimiento de la actividad, así como sobre los argumentos del pronunciamiento, pero al cierre de edición no se contó con respuesta alguna.

“VORÁGINE”

La UICN fue fundada en 1948 y se considera la red medioambiental más grande del mundo, conformada por más de 1.200 organizaciones de 160 países, lo cual incluye unas 200 gubernamentales y alrededor de 800 no gubernamentales.

El pronunciamiento del Comité de Miembros de Costa Rica fue firmado por CEDARENA, Preserve Planet, el Programa Restauración de Tortugas Marinas (PRETOMA), la Fundación Bandera Ecológica (FBE), la Fundación para el Desarrollo Urbano (FUDEU), Terra Nostra, la Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), la Sociedad Mesoamericana de Biología de la Conservación, el Corredor Biológico Talamanca, y la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna (APREFLOFLAS).

En la conferencia de prensa, Polimeni destacó que el pronunciamiento es producto del trabajo de más de un año, a lo largo del cual se les dio audiencia a todos los actores involucrados.

“Las autoridades nacionales están muy quietas ante este problema; en una carta que le enviamos a la Presidenta de la República le hemos dicho que si tan sólo se cumpliera con las obligaciones legales, se lograrían detener los impactos negativos de la actividad piñera”, expresó.

En ese sentido, el documento apunta problemas asociados a la expansión “sin mecanismos adecuados de control” del cultivo de la piña, como la sedimentación y contaminación por agroquímicos de los ríos, aguas subterráneas y demás, la deforestación y erosión, aislamiento de la fauna silvestre o la generación de plagas de moscas que atacan al ganado.

Así, las organizaciones firmantes entre otras cosas acordaron instar al Ministerio de Salud, al MAG y al Ministerio de Ambiente, Energía y Mares (MINAEM), para que cumplan con la “obligación de responder, específicamente, en el caso de las afectaciones a la salud, al ambiente y a las comunidades, que los cultivos de piña están causando”.

También solicitan al Consejo Presidencial Ambiental que valore la situación de las plantaciones de piña y los efectos que producen, “con miras a tomar acciones concretas, como una moratoria nacional, y mayores regulaciones y control”.

Al respecto, la regidora Quesada expresó que el Concejo Municipal de Guácimo tomó medidas “ante la violación de los derechos de la ciudadanía”, ya que se consideró que el manto acuífero que comparte con Turrialba “está seriamente amenazado” y ante la inacción de las autoridades nacionales, el gobierno local “legisló sobre su territorio y se decretó la moratoria en la parte sur del cantón”.

“Estamos indefensos, pues nada hace el Gobierno central. Lo único que queremos es que la expansión piñera no contamine los acuíferos, ni afecte la salud de los habitantes”, añadió.

Soledad Castro, de CEDARENA, al referirse a la disparidad entre los datos de crecimiento de la exportación y la superficie sembrada y además el aumento que esas cifras arrojan sobre la densidad del cultivo, mencionó que todo ello refleja que la actividad “no crece de forma planificada y por eso se dan conflictos; la expansión es tan grande que es una vorágine”.

Citó ejemplos como las comunidades de Milano, El Cairo, La Francia y Luisiana de Siquirres, las cuales tienen problemas por contaminación de las fuentes de agua, y por eso desde el 2007 el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (AyA) envía cisternas para unas 6.000 personas afectadas.

Se refirió también a Potrero Grande, cerca del Parque Internacional La Amistad, donde -según dijo- se sembró piña en zonas altas muy cercanas a ese Parque. “Presentamos la denuncia hace como tres años ante la fiscalía ambiental, la cual cerró las instalaciones que eran de PINDECO”.

Castro juzgó la disparidad de datos como “muy grave” y cuestionó hasta qué punto se da por falta de control y regulación de las autoridades, “o ¿si será que quieren esconder la dimensión del asunto?;  ¿cómo es posible que autoridades locales y nacionales no tengan esos datos?”, preguntó.

 


 

Piña en la trocha

Jeffrey López, de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö, informó que durante un recorrido realizado en el mes de agosto a lo largo de la trocha fronteriza en la zona fronteriza con Nicaragua, se detectó una nueva finca piñera.

“El pasado 26 de agosto hicimos la inspección de campo y encontramos una finca piñera establecida después de abierta la trocha, cerca de la localidad de Cuatro Esquinas”, afirmó.

López puntualizó que los pobladores de la zona estiman su tamaño en no menos de 2.000 hectáreas y aunque no se ha determinado con exactitud el tamaño, considera que “es enorme”.

A su parecer, la región del Pacífico Central es donde más se registran nuevos cultivos de piña. “Actualmente hay unas 1.000 hectáreas sembradas, pero se dice que se proyectan unas 8.000”, detalló. En su opinión, se trata de tierras que no son las más aptas para la actividad, pues no tienen irrigación natural, “así que usarán agua de río”. A ello sumó la preocupación de que la empresa Del Monte cerró unas fincas de melón en la zona, las cuales se teme que terminen destinadas al cultivo de la piña.


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