Economistas advirtieron que el TLC con EE.UU. minaría las inversions del Estado en educación, creación de empleos, salud y bienestar social.
El país debería evaluar con sumo cuidado el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre la administración Pacheco y sus homólogos de Estados Unidos y Centroamérica, pues «un TLC firmado dentro de la corriente del libre comercio limita las opciones del país para utilizar instrumentos de política económica para promover el desarrollo.»
Así lo advirtió José Antonio Cordero, director de la Escuela de Economía de la UCR, durante el seminario «El TLC de Centroamérica con los Estados Unidos: Implicaciones para la economía costarricense», organizado por la Facultad de Ciencias Económicas, la Escuela de Economía y el Instituto de Investigación en Ciencias Económicas, y realizado el pasado 11 de agosto.
«Cuanto más general sea el TLC, tanto menor será nuestra capacidad de modificar el tipo, estilo y modelo de desarrollo de nuestro país. Deberíamos evaluar con más cuidado la forma que finalmente tiene el TLC, porque Costa Rica es un país que ha dado muestras de requerir más que el mercado. Renunciar al uso de otros instrumentos, por ejemplo, a la capacidad de modificar precios o de crear dirigidamente empleos, es peligroso», agregó.
Cordero también puso en evidencia las contradicciones y paradojas que contiene un acuerdo de esta naturaleza.
«La disminución de ingresos públicos por aranceles, en las aduanas, puede generar problemas fiscales. Y un menor ingreso fiscal atenta contra la propia Inversión Extranjera Directa (IED) que el país busca atraer», pues reduce la capacidad estatal de mantener el nivel de calidad en productividad, calificación de la mano de obra, servicios y estabilidad social y política que esa IED identifica como ventajas comparativas para establecerse en Costa Rica, añadió.
Además, esto ocurriría en un contexto en el cual la competencia mundial por la IED es mayor, pues según investigaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), su flujo a esta región está disminuyendo.
Por una parte, «esta inversión ha aumentado drásticamente hacia los propios países desarrollados», y por la otra, «China ha provocado una desviación de recursos hacia ella», pues ofrece mano de obra más barata y un voluminoso mercado.
En Costa Rica, el sector más dinámico es precisamente el de Zona Franca, donde operan las empresas que trae la IED, mientras que hay un estancamiento de los otros sectores de exportación. «Dependemos de la IED, que está en reducción», advirtió.
¿Qué necesitamos, entonces, para crecer?
Cordero afirmó que si bien es necesario ampliar y fortalecer el mercado, «no es lo único», y abogó por un papel importante de la política pública o estatal. Puso como ejemplo de ambas estrategias -la que deja las decisiones a un mercado sin intervención estatal, y otra en la cual el Estado promueve objetivos-, los casos de Centroamérica y Corea del Sur.
Como muestra el cuadro, durante el período 1978-2001, cuando se abandonó el modelo de desarrollo «hacia adentro» o de sustitución de importaciones, y se desarrolló la apertura comercial, Corea del Sur, que aplicó una fuerte intervención estatal para dirigir el nuevo modelo, no solo logró equiparar el Producto Interno Bruto (la suma de bienes y servicios que produce anualmente un país) por persona, que tenía Costa Rica a finales de los años 70, sino que, para 2001, ya era el triple del nuestro.
El economista enfatizó en la necesidad de que el país se ponga de acuerdo sobre la estrategia, y en el papel que deben jugar la ecuación, la inversión pública, la carga tributaria, la banca pública y los empresarios.
Recordó que el 20% de los títulos valores que se transan en el mercado local, son públicos, mientras que las acciones de empresas privadas son ínfimas, lo cual refleja que hasta el momento «los empresarios no quieren ser más corporativos para crear un mercado de capitales de largo plazo.»
«Es necesario replantearse si realmente deseamos continuar por la misma vía, en la cual el mercado es el que toma las decisiones, o si vamos a buscar objetivos específicos. Si aceptamos el TLC tal y como está ahora, estaremos optando por el mercado. Pero no olvidemos que el mercado en Costa Rica es muy imperfecto, y sería muy peligroso no conservar la capacidad de tomar decisiones», dijo.
«Tengamos libre comercio, pero con capacidad de determinar nuestro destino, de decidir en qué comerciar y cuál es su impacto para el país», concluyó.
VENTAJAS EN PELIGRO
Por su parte, la economista Anabelle Ulate, exdirectora del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), dio a conocer la investigación «Patrón de Especialización del Comercio en Centroamérica», realizada conjuntamente por ella y por su colega, Luis Diego Rojas, que permite establecer las ventajas comparativas logradas por cada país de la región, por sector y por producto, desde la década de los 80.
El estudio determinó que, a diferencia del resto de Centroamérica, Costa Rica sí logró ubicarse en el segmento de alta tecnología, que es el más dinámico a escala mundial, desde 1998, con la instalación de Intel, lo cual da al país una ventaja comparativa en servicios de información e informática, con una tasa de crecimiento anual del 47%.
Además, la ventaja comparativa de Costa Rica en cuanto al turismo, es mayor que el promedio mundial, seguida por Honduras y Nicaragua. Pero, también dentro del sector servicios, El Salvador, que no es tan competitivo en turismo, es el único país en la región con ventaja en el transporte asociado con el turismo.
Lo alcanzado por Costa Rica, explicó la economista, se ha logrado no por acción del libre mercado, sino por una política estatal deliberadamente desarrollada por el Estado, y sin TLC.
«Lo que está en juego en el TLC es un stock de capital muy alto, que se ha obtenido sin tener un Tratado con Estados Unidos. Hasta el momento, ha sido efectiva la política de selección de IED, no es el mercado el que ha logrado estos resultados, han sido CINDE (Coalición de Iniciativas para el Desarrollo) y el Gobierno, lo cual se refleja en el índice de competitividad», afirmó.
Por el contrario, en otros sectores, como el industrial «no existe una política clara», dijo, y advirtió del peligro de que, con el TLC, nuestro país -y la región centroamericana- pierdan la ventaja comparativa que actualmente tienen en lo que respecta a la compra de insumos para la elaboración de prendas textiles, cuando deban adquirir tales insumos de Estados Unidos en lugar de países asiáticos, como sucede actualmente. Esto, porque los materiales estadounidenses son de 20% a 40% más caros que los asiáticos.
«Si bien el TLC permite traer una cantidad de telas de otros lugares, es engorroso. ¿Hasta qué punto la industria textil se mantendrá en Centroamérica o se irá a Asia, donde tiene todas las condiciones?», preguntó.
Finalmente, Ulate hizo ver que «es imposible tener una estrategia de desarrollo basada en una IED que no está pagando impuestos al Estado, pero que precisamente usufructúa de una mano de obra saludable y educada en la cual el Estado no puede seguir invirtiendo porque no tiene suficientes ingresos.»
Perdieron competitividadç
La investigación de Ulate y Rojas también muestra los productos centroamericanos que han perdido competitividad desde los 80:
* Costa Rica: carne en diversas modalidades, margarinas, grasas, conservas y preparados vegetales, plomo, productos de hule o caucho, quesos, cuajada, aceites vegetales, tejidos y otros productos textiles.
* El Salvador: algodón, cacao, semillas para aceites, papel y cartones, conservas y preparados vegetales, cuero y otras manufacturas de cuero, lazos, cordones, tul, ropa para hombres no tejida, fibras y productos textiles, tejidos, materiales plásticos, celulosa y derivados.
* Guatemala: cacao, carnes en diversas formas, algodón, semillas para aceites, animales vivos para producir alimentos, zinc, yute y otras fibras textiles, materiales de caucho, quesos y cuajada, pescado en diversas formas, madera para enchapes y plywood, madera y durmientes, materiales plásticos, tejidos, ropa para hombres no tejida, cordones, tul, lazos, maletines, hilo, cubiertos, hierro, alambres de acero, productos de alambre no eléctrico, productos de cobre.
* Honduras: zinc, plomo, leña, carbón, semillas para aceites, carnes en diversas formas, lana, pelo animal, plata, platino, leche, crema, conservas y preparados vegetales, materiales de caucho, pescado en diversas formas, chocolates y derivados, fibras de algodón tejidas, ropa de hombre no tejida, fibras textiles, implementos de vestir exteriores tejidos no elásticos, tejidos, maletines.
* Nicaragua: algodón, cacao, zinc, pieles, plomo y alimento para animales.