Con la entrevista a la Dra. Yamileth González García, UNIVERSIDAD inicia una ronda con quienes aspiran a ocupar la Rectoría de la Universidad de Costa Rica, durante los próximos cuatro años, cuyo orden de publicación fue definido mediante una rifa con el cuerpo de redactores de universitarias.
La Dra. Yamileth González García ocupa la Vicerrectoría de Investigación desde hace ocho años.
Esta catedrática, oriunda de Orotina, quien cursó la primaria y secundaria en instituciones públicas, cree que la UCR sigue siendo la mejor del país y forma los mejores profesionales.
Su propuesta como candidata a la Rectoría de la UCR, para los próximos cuatro años, es de una Universidad cualitativa, humanista y regionalizada, que siga siendo pionera y líder en el desarrollo nacional, con mayor liderazgo en el debate nacional, rendición de cuentas y una modernización administrativa que permita funcionar de manera más ágil y eficiente.
El siguiente es un resumen de la conversación sostenida durante dos horas con la directora de este Semanario, Laura Martínez Quesada y el equipo de universitarias formado por Lisbeth Huertas Jiménez (quien transcribió la entrevista), Javier Córdoba Morales, Alejandra Araya Rojas, Eunice Báez Sánchez y Johan Umaña Venegas:
¿Cómo se puede fortalecer la regionalización en la UCR?
– Tenemos mucho por hacer. Esperamos poder incrementar los cupos para dar respuesta a la demanda de más acceso y participación de la comunidad sobre la Universidad. Han salido iniciativas para que se les otorgue más recursos, así como para abrir otras carreras de parte de diferentes unidades académicas.
Creo que hay un cambio de Universidad, que se ha ido descentralizando más; se han abierto opciones, incluso la única maestría en desarrollo sostenible en Costa Rica la tiene la Sede Universitaria de Occidente.
Las sedes regionales siempre se han quejado por el abandono en que las tiene la UCR. ¿Cómo se puede lograr una mayor democratización de la educación mediante la regionalización?
– Esa historia de abandono ha cambiado.
Creo que sí se requiere un poco más de autonomía para las sedes regionales y que se debe impulsar más la atención que se les ha dado en estos últimos años. Tenemos que hacer esfuerzos mayores en cada una de ellas, así como lograr reformas que les permita una mayor autonomía para impulsar espacios fundamentalmente académicos, porque la investigación y la acción social ha estado muy descentralizada en todas las unidades académicas, incluidas las sedes regionales.
¿Cuál es su posición sobre el impacto de la UCR en las regiones?
– Cada región es particular, algunas sedes tienen sus propios proyectos y programas consolidados, pero en otras como Limón se tienen que hacer esfuerzos mayores, frente a una comunidad además, que tiene alto grado de pobreza, lo que obliga al estudiantado que saca el bachillerato a trabajar, por lo que requiere otras opciones para defenderse en la vida. Creo que Limón demanda de la Universidad una política más integral: debemos pensar en programas de becas diferenciados para esa zona y Puntarenas.
Nosotros hacemos mucho en este país, tenemos gran impacto en todo el territorio, pero podríamos integrar acciones en la investigación, la acción social, la capacitación y asesoramiento en Limón y Puntarenas, por ejemplo, que son las zonas más deprimidas económicamente y demandan más de esta Universidad.
Una de las críticas mas recientes es que la mayoría de estudiantes de la UCR proviene de colegios privados. ¿Estaría siendo elitista esta institución de educación superior?
– Según los estudios que tenemos, sobre la población universitaria de los últimos cinco años, el 60% proviene de colegios públicos.
Nosotros no podemos convertirnos en una universidad de pobres ni de ricos, debe ser la de los mejores, sean de colegios públicos o privados. Ahora, como universidad pública, sí tenemos que garantizar que esos mejores que salen de los públicos tengan condiciones de ingreso y en ese sentido se han desarrollado diversos programas en bienestar estudiantil.
Muchos no son los mejores porque sus condiciones económicas no se los permiten.
– Eso refiere a otro problema que no le es ajeno a la Universidad, a las condiciones de la educación secundaria e incluso primaria, donde la Universidad debe incidir en el mejoramiento académico. Ahí tenemos que poner nuestros esfuerzos como universidad para mejorar esas condiciones.
¿Cómo enfocar la acción social y la investigación de la Universidad hacia las comunidades, para trasladarles el conocimiento que se genera?
– La Universidad incide muchísimo en todo el país. Hay cientos de investigadores en todos los rincones, haciendo cosas importantes que luego se aportan a la comunidad y eso es lo que tratamos de promover desde la Vicerrectoría de Investigación, porque yo creo que la investigación es ese núcleo fundamental en una universidad que permite que halla una docencia de calidad.
También tenemos que involucrar más al estudiante en la investigación, con el debido reconocimiento, porque esta es un espacio fundamental para la formación profesional, pues permite tener una visión más integral.
La investigación de Juan Diego Trejos reveló que la mayor parte de estudiantes de las sedes regionales sí son de colegios públicos, pero en la sede central cambia totalmente la población. Por eso se dice que la Universidad es elitista. ¿Usted comparte eso?
– No del todo, pero hay que ponerle atención. La Universidad está obligada a incidir de manera mucho más fuerte en el sistema de educación secundaria y desarrollar una serie de programas, con el Ministerio de Educación y las demás universidades públicas, que ayuden a mejorar el rendimiento académico.
La UCR también está obligada a diseñar programas para que ningún estudiante que necesite beca se quede sin ella.
Las otras universidades públicas tienen un tope y cuando se gasta el monto hasta ahí llegaron las becas. Nosotros no, y eso es una cosa histórica que hemos mantenido y la cual tenemos que fortalecer y mejorar. O sea, el estudiante que demuestra que necesita una beca para estudiar la tiene, porque presupuesto para eso siempre se encuentra, y aunque haya un monto definido para un año y falten doscientos millones, por ejemplo, la administración los encuentra para garantizarle beca a cincuenta o cien estudiantes más que demostraron tener condiciones para estudiar.
El acceso de la población a la Universidad va ligado a la oferta de esta, la cual está limitada por el financiamiento. Sin embargo el crecimiento del FEES (Fondo Especial para la Educación Superior) no se ha dado. ¿Cuál es su posición al respecto, pues de ser electa Rectora le tocará trabajar con lo que se firme este año?
– Si hay un principio que uno defiende, que defendemos nosotros en la UCR, es el financiamiento del Estado sobre la universidad pública. Es un principio irrenunciable, y los universitarios tenemos que pelear con todas las fuerzas que nos dan, ya casi 64 años de estar incidiendo en el desarrollo de este país, y con todos los recursos que tenemos. Si renunciamos a eso el futuro de la Universidad como institución pública de educación superior se pierde. El futuro sólo lo garantiza eso, entonces la lucha tendrá que ser con todos los argumentos de que somos capaces como Institución.
Yo sé que el contexto es difícil. Los rectores han tratado de negociar el mejoramiento de las condiciones del anterior FEES y entiendo que van bien encaminadas, tanto con el Ministro de Educación como con el Ministro de Hacienda. Ahora, la lucha, si es que hay que darla, habrá que darla con todas las fuerzas de las que seamos capaces. Habrá que ir a la calle si es necesario, porque nuestro futuro lo garantiza eso.
Una de las razones esgrimidas por los sectores conservadores y neoliberales, es que si la Universidad tiene superávit, ¿por qué esos recursos no los ha utilizado para aumentar la población que recibe?
– Digamos que fueron recursos que se programaron para algo porque se pensó que iba ha haber un incremento, por ejemplo en las pensiones, y no lo hubo, entonces ya no se podían trasladar a otras cosas.
La normativa nacional dictada por la Contraloría General de la República, a la que estamos sujetos como institución pública, dice que esos recursos sólo pueden ser utilizados en rubros específicos.
A pesar de eso, la Universidad en estos últimos ocho años ha logrado, y eso es mérito de la administración Macaya, dejar una institución con finanzas sanas, bien equilibradas. Tiene las finanzas más sanas de cualquier universidad pública en este país y eso, desde luego, es algo que también tendremos que defender.
Si la Universidad no puede utilizar esos recursos, entonces ¿dónde queda su autonomía?
– Ese es un asunto que amerita, acciones. Creo que se han dado invasiones en diferentes campos. Por ejemplo, en posgrado, donde tenemos que dar alguna lucha. Algunas veces la Universidad dice que estos estudios no se reconocen. La persona se va a la Sala Constitucional y se deben reconocer.
Sí es importante, que como institución y como CONARE (Consejo Nacional de Rectores), hagamos más esfuerzos, desde diferentes instancias, para fortalecer y defender la autonomía universitaria.
Yo no diría que no tenemos autonomía, pero sí hay espacios en los que es necesario fortalecerla.
El restringido acceso a las universidades públicas le ha permitido hacer el negocio a las privadas, pues si bien se creó CONESUP para regularlas, no existen los mecanismos para su fiscalización.
– En el pasado, muy en el pasado, la Universidad perdió la oportunidad de poder incidir en la fiscalización de las privadas. En Panamá, por ejemplo, la Universidad Nacional acredita a las privadas. Tal vez tendríamos la responsabilidad de hacer siempre un embate cuando en una privada la calidad de la enseñanza no sea la adecuada, y más bien incentivar a un mejoramiento. No es que sean malas porque son privadas, es que son malas muchas de ellas, pero son una realidad. Las cuatro públicas en conjunto no garantizamos posibilidades de ingreso a toda la población que así lo demanda.
Creo que CONESUP es un problema bastante serio y no tiene recursos y no hace ningún seguimiento. Muchas universidades incluso mandan currículos de profesores nuestros que no son profesores de ellos y ni cuenta se dan, al autorizar una universidad. Desde luego, creo en acciones mucho más fuertes en CONESUP.
Una vez Pablo Cob (presidente del ICE) dijo que la piedra en el zapato eran las telecomunicaciones, y creo que para las universidades esta es la secundaria. Me gustaría saber su criterio sobre algo que le preguntamos recientemente al Ministro de Educación, Manuel Antonio Bolaños. ¿Usted cree que en Costa Rica hay varias clases de educación?
– Desde luego que hay diferentes clases de educación, porque una cosa son los niveles en algunos colegios públicos y otra en los privados, hay diferencias entre zonas rurales y urbanas y en la educación superior ni se diga, porque en las privadas podrá haber cuatro que han logrado mejores niveles de desarrollo académico, pero muchas lo que en realidad constituyen es un negocio.
Tomando en cuenta esa realidad, ¿usted no cree lo que piensan algunos sectores de que el examen de admisión es injusto?
– Yo creo que hay acciones importantes de la Universidad que deben dirigirse al mejoramiento de la educación secundaria, sin ninguna duda, y no solo desde el Consejo Superior de Educación, donde la Universidad lo que tiene es un representante, sino en múltiples relaciones desde toda la Universidad y desde muchas áreas.
Por más reformas educativas que existan el problema mayor está en la formación de educadores.
Creo que la prueba de aptitud académica es un indicador que ha sido valorado, en términos generales, bastante positivamente, para medir incluso un futuro rendimiento e inclusive hay una correlación entre las notas de ingreso a la Universidad y el rendimiento a lo largo de la carrera, lo cual está demostrado.
¿Qué pasa con el interinazgo de docentes?
– Es un problema que la Universidad ha venido arrastrando y no lo ha podido resolver, pero yo siento que – y lo hemos discutido varias veces en el Consejo de Rectoría- en términos globales la Universidad tiene los recursos para eliminar el interinazgo, porque siempre van a haber interinos que sustituyen a quien están afuera de la Institución.
Lo que hace falta, creo yo, son políticas de parte de la administración superior que orienten hacia las unidades académicas, mucho más agresivas y que tiendan a despedir el interinazgo en la Institución.
¿Ha perdido la UCR liderazgo en los temas nacionales?
– Digamos que comparto el criterio de que es necesario fortalecer el liderazgo de la Universidad, en el gran debate nacional de temas como el Tratado de Libre Comercio (TLC), como lo hicimos con el ICE. Y no es que no lo hagamos, porque constantemente nuestros especialistas participan, pero tenemos que fortalecer la participación como institución. Fortalecer ese liderazgo constituye una de mis principales aspiraciones.