Senectud embestida

Nos enteramos  por los medios que el señor tesorero nacional,  José Adrián Vargas, reconoció con gran satisfacción una acción de política realizada por su

Nos enteramos  por los medios que el señor tesorero nacional,  José Adrián Vargas, reconoció con gran satisfacción una acción de política realizada por su despacho, “…en defensa de las finanzas públicas” (Diario Extra, 19/08/11, p. 6), con la retención de pago a pensionados mayores de 99 años.

Pese a que reconoce que aunque se siguió girando la pensión a algunos pensionados fallecidos, por error material del Registro Civil, no se habían efectuado retiros, por lo que se  procede a la recuperación automática de las sumas pagadas. Ese logro administrativo lo celebra con cáustica alegría: se ha recuperado la bicoca de ¢82 millones.

Economía en el peseteo, diría el padre de la señora Presidenta ante tal resultado. Muchos ancianos de 99 años se verán afectados ante este procedimiento impulsado por el tesorero nacional quien le hace un flaco favor al concepto que encabeza el título del proyecto de ley inicial sobre reforma tributaria: “democratización tributaria…”.

 

Aplicar medidas como la indicada atenta contra los pensionados ancianos quienes gracias a las políticas de salud implementadas en el país, tienen una esperanza de vida no prevista cuando nacieron. Olvida también, no sé si a propósito, que si sigue por ese sendero, en los años venideros los viejos vamos a ser muchos y puede constituirnos en el segmento de población por sacrificar cuando de “…defensa de las finanzas públicas se trata”.  Me pregunto: ¿Qué le espera al anciano con este tipo de funcionarios? ¿Debemos morirnos acaso para que “recupere” para el Estado estas elevadísimas sumas don José Adrián?

Olvida el señor tesorero que muchos de nosotros, probablemente él también, somos el resultado del Estado Benefactor y que gracias a él pudimos tener movilidad social ascendente; amén que la ubicación en la estratificación social nos ha permitido tener niveles importantes de realización personal y profesional.

Lamentable el reduccionismo al que se llega con estas políticas que profundizan la desigualdad. En la última década en Costa Rica nuestro coeficiente de GINI pasó de 0, 36 a un 0,47. Eso, dice Jaime Ordóñez, nos demuestra que está “…en quiebra la base de nuestra vida republicana y nuestro “contrato social”.

Apelo con todo respeto a las organizaciones y dependencias del Estado, así como a las ONG´s que trabajan con pensionados, presionar e indignarse y no mostrar beneplácito con estas medidas unilaterales, desproporcionadas y discriminatorias. ¡Indignémonos por favor! 

Paradojas las de la vida en sociedad: funcionarios insensibles y burocráticos en el sentido peyorativo del término como el tesorero nacional, quien en su momento destrozó el fideicomiso creado por ley para las becas de los estudiantes de escasos recursos, para así pasar esos recursos a la Caja única del Estado, con una burocratización del FONABE, supongo que para “defender las finanzas del Estado” también, en tanto, uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffet, le pide al Presidente Obama que les cobre más impuesto a los ricos. Aquí, en Tiquicia, los funcionarios atacan a los más débiles y encima hay que aplaudirles su eficiencia y eficacia. ¡Bravo, señor tesorero!

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