Especialistas recalcan los beneficios de guiarse por un código de conducta.
Adela Cortina recibió la «Medalla Universidad Nacional» por su colaboración a la ética.
«Las empresas deben buscar la riqueza material y crear una buena sociedad», afirmó Adela Cortina, catedrática de la Universidad de Valencia, España, al analizar la importancia de la ética en la vida empresarial.
La académica se enfocó en demostrar que una empresa cuyo trabajo se basa en principios éticos tendrá mejor rentabilidad económica, porque el personal trabajará en un ambiente agradable y unido por una misma causa.
Su participación antecedió a la del fiscal general de la República, Francisco Dall’Anese, quien se refirió a los casos de corrupción que recientemente enfrentó el país y su repercusión ética dentro del orden jurídico.
La actividad organizada por la Universidad Nacional (UNA) se realizó el 18 de abril y participaron los panelistas Samuel Yankelewitz, Miguel Gutiérrez Saxe, Jaime Ordóñez y Armando Robles.
ÉTICA Y CRISIS
«Los momentos de crisis no son malos, sencillamente son momentos en los que hay que optar por la mejora, la recuperación o dejarse en manos de ese destino que parece que a veces asumimos», advirtió Cortina.
En su opinión, cuando un país pasa por una época de crisis , o sea, de cambio, debe optar por la participación de tres elementos básicos de la sociedad para el funcionamiento integral del país:
la democracia participativa, desde el punto de vista político; la ciudadanía activa y una economía ética en manos del sector productivo.
«Para que un país se conserve y mejore, se necesita que los sectores político, económico y social asuman su responsabilidad», comentó.
Cortina recordó que los tres ingredientes siempre están entrelazados y que la economía estudia cómo crear riqueza, pero también cómo ponerla al servicio de toda la sociedad.
Esta debe crear confianza en estos sectores; pero en las últimas décadas la ética y la empresa se habían separado tanto que «parecían aceite y agua».
Recordó que a raíz de los escándalos de corrupción en Estados Unidos -caso Watergate, por ejemplo- resurgió en el mundo la necesidad de incorporar códigos éticos en las empresas.
Cortina aseguró que las buenas prácticas empresariales, como la rendición de cuentas y la transparencia, dan la imagen de una empresa seria y responsable.
Lo anterior promueve que éstas puedan responder a los intereses legítimos de las personas que son afectadas por ella; y que se proyecte como una compañía celosa de los valores y preocupada por la sociedad.
EFECTOS DE LA CORRUPCIÓN
La corrupción empresarial genera seis efectos negativos: engendra pobreza económica, crea injusticia política porque privilegia a unos pocos; fomenta la opacidad del sistema político, es decir no hay transparencia en las actuaciones; elimina la confianza indispensable en las instituciones.
Por último crea una «anomia» generalizada, es decir, que la gente ya no se identifica con las leyes del país o los reglamentos de la institución y fomenta un círculo vicioso de polizones o gente que se beneficia de los que sí cumplen las reglas.
En su criterio, la forma de evitar la corrupción es crear «desincentivos» legales para los corruptos.
Pero la ciudadanía debe tomar conciencia y no aprobar las conductas corruptas, aun las más pequeñas, porque en los países latinoamericanos hay una alta tendencia a evadir las leyes.
La académica advirtió que estas medidas pueden llevar a una cacería de brujas, por lo que se deben fomentar que las reformas se hagan de manera positiva desde el sistema escolar.
MORAL Y BENEFICIOS
Cuando los principales integrantes de un país se desmoralizan, se pierde la capacidad de acción y de resolver los conflictos, agregó.
En criterio de los panelistas, la ciudadanía costarricense pasa por un proceso de desmoralización impulsado fuertemente por el descubrimiento de casos de corrupción por cuyas acusaciones se han detenido políticos conocidos.
En una empresa tener la moral alta hace que el personal se identifique con ella y trabaje en forma conjunta, a sabiendas de que cada decisión que se toma estará de acuerdo con un código de valores.
La ética es rentable en sí misma, explicó Cortina. Reiteró que se necesitan redes sociales de confianza para que la economía funcione.
Aplicar la ética empresarial ayuda a promover el trabajo en equipo, lo cual redunda en eficiencia productiva y menores costos de coordinación.
La filósofa aseveró que cuando la empresa funciona de manera transparente indirectamente crea una mejor sociedad, donde la ciudadanía también es capaz de exigir transparencia a las empresas.
«Política y empresa deben estar al servicio de un ser humano que no tiene precio, sino que tiene dignidad», concluyó Cortina.
Fiscal general:
Se debe recuperar la ética pública
El fiscal general de la República, Francisco Dall’Anese advirtió que el Estado tiene un papel en la recuperación de la ética pública, pues las leyes en sí mismas están basadas en valores reales.
Así lo expresó en el seminario «Ética, poder y empresa».
Detalló que hay grandes vacíos en las leyes y en su interpretación y por eso genera casos de corrupción y de comportamiento antiético como los presentados el año anterior por parte de personajes de la política nacional.
También recordó el caso de empresas que pagan comisiones o «premios» a empleados públicos por diferentes razones. Eso se conoce como «fraude de ley» y aseguró que causa un gran perjuicio a la sociedad.
Aquí es donde el Estado tiene responsabilidades, no solamente mediante penas y condenas, sino en exigir a las empresas involucradas que resarzan el porcentaje de daño moral causado.
Con estas severas medidas muchas compañías podrían incluso entrar en quiebra quebrar o perder parte de sus acciones.
Responsabilizó a ciertos medios de prensa de distorsionar la información hasta el punto de crear desconfianza en las instituciones y convertir en «focos de lástima» a delincuentes.
El fiscal comentó que el crimen organizado tiene nexos con funcionarios públicos corruptos con el fin de lograr impunidad; pero también los corruptos acuden al crimen organizado, como es el caso de las bandas de sicarios.
Se mostró optimista en «ganar la batalla» de lo que llamó un compromiso histórico de restablecer la ética pública en el país.
