Instituciones del sector no se ponen de acuerdo para fortalecer enseñanza del español.
Las ferias de libros, más que fomentar la lectura en niños, niñas y jóvenes, atraen sobre todo a lectores asiduos al mundo del libro impreso.
«Los niños y las niñas se acercan con miedo a los libros, consideran la lectura como algo obligatorio», aseguró Evelyn Ugalde, directora del Club de Libros, un programa privado de fomento de la lectura.
Y el miedo es compartido por los estudiantes de la secundaria costarricense, quienes el año pasado apenas lograron pasar las pruebas de la lengua española.
La realidad es que aquellos niños temerosos de los libros se convirtieron en jóvenes que al concluir su educación formal no son capaces de entender lo que leen. Así, 40% no pueden comprender la construcción de una oración.
Ante este panorama, el Día de Libro, que se celebrará el próximo 23 de abril, no pasa de ser una fecha que atrae solamente al público amante de la lectura y en la mayoría de casos las actividades programadas se dirigen a escolares y colegiales, quienes participan como parte de sus «obligaciones» académicas.
La pregunta resulta obvia: ¿para qué libros sin lectores?
¿Lengua materna o español?
En el año 2004 el promedio de aprobación de las pruebas nacionales de bachillerato fue de apenas un 60%. Como ha ocurrido desde que se aplican estos exámenes, las matemáticas evidenciaron la deficiente formación en esta área.
Sin embargo, la alarma es mayor si se considera que por primera vez en las correspondientes al español apenas 46% de estudiantes de secundaria ganaron la modalidad de ensayo. En los géneros dramático, lírico, épico, lectura literaria y no literaria, morfología y sintaxis, llegaron al 60% en promedio.
Esta situación fue señalada por Oscar Castillo, director de la Cámara Costarricense del Libro, quien señaló que la estructura educativa del país no contiene objetivos más allá de la lectoescritura (Semanario UNIVERSIDAD, edición 1612).
En criterio de Wilfrido Blanco, Viceministro de Educación en este punto debe hacerse una diferencia entre la enseñanza de la lengua materna y el español. La primera se refiere al aprendizaje de la lectura, la escritura y el habla correcta. El español atañe al dominio de las otras áreas del idioma. No obstante, reconoció que como país subdesarrollado tenemos deficiencias en todos los campos, y el educativo no es la excepción.
UN GATO SIN CASCABEL
La situación es real y concreta: los jóvenes costarricenses leen por obligación y el 40% no entiende lo leído. Pero las personas consultadas por UNIVERSIDAD se echan la culpa unas a otras, y por supuesto, no existe una instancia que conjunte esfuerzos para mejorar la enseñanza del español en escuelas y colegios.
«Se puede culpar a la educación del mal uso de la lengua. Es en la escuela donde se ha permitido que se descuide tanto y que nos familiaricemos tantísimo con la contaminación del inglés», afirmó Estrellita Cartín, presidenta de la Comisión Nacional para la Defensa del Idioma y representante en ésta de la Academia de la Lengua Española.
Posición similar externó Amalia Chaverri, Viceministra de Cultura, Juventud y Deportes (MCJD), quien dijo que «en primer lugar, y en el mejor sentido, este ministerio no tiene responsabilidad de que los niños aprendan a leer. Si no sienten el placer de la lectura, tampoco es competencia estricta del ministerio. Es de los profesores de español, y es un gran reto».
«Escapa de mi opinión una respuesta a la pregunta de cómo promover el gozo por la lectura…Nada hace usted poniendo a la gente a leer si no tienen acceso a los libros», prosiguió Chaverri.
Para Beatriz Ferreto, Secretaria General de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) la situación se debe a que el Ministerio de Educación (MEP) ha tenido que bajar los requisitos de contratación «porque no hay gente con títulos solicitando los puestos».
El viceministro Blanco reconoció que es cierto que el perfil de muchos profesores de español no es idóneo, debido a la formación que reciben en las aulas universitarias.
«Las universidades tienen independencia para definir ese perfil profesional. Nosotros solucionamos las deficiencias con capacitación, pero jamás se compara con la formación docente», añadió el funcionario.
Ferreto agregó que «las universidades públicas no dan suficientes cursos para la carrera de español. No se dan facilidades. Ha llegado a tal grado la subestimación de nuestra lengua que ni siquiera las universidades estatales le dan importancia».
Por su parte, pese a que el viceministro acepta las deficiencias en el sistema educativo, también señaló que estas no solo son responsabilidad de las universidades o del mismo MEP. «Se trata también de la actitud de los profesores, de estímulo a la lectura recreativa».
Evelyn Ugalde, promotora de la lectura, concluyó que no puede seguirse de esta manera. Una solución es que el MEP y el MCJD trabajen en un plan conjunto.
¿PARA INGLÉS SIN ESPAÑOL?
El plan del MEP «Relanzamiento de la Educación Costarricense», que abarca un periodo del 2003 al 2015 contempla con especial énfasis la informática y la enseñanza de un segundo idioma (entiéndase inglés). Esto último pese a que también hay una severa necesidad de profesores de inglés y francés.
Pero, ¿para que enseñar otro idioma al estudiantado cuando un importante porcentaje no comprende lo que escuchan y leen en su propia lengua materna?
El Viceministro Blanco manifestó que lo anterior responde a una exigencia universal de ser bilingües, vital para el desarrollo de Costa Rica en la actual coyuntura internacional.
Estrellita Cartín difiere de Blanco en este punto. Para ella «esta pérdida (la del idioma) tiene un trasfondo. Históricamente la potencia dominante siempre ha impuesto su lengua a los dominados y a nadie se le ocurre que esto diluye nuestra identidad».
«Ahora es el inglés a como haya lugar y el español no tiene importancia. Por ejemplo, en la Universidad Estatal a Distancia los profesores tuvieron que pedir ampliar el programa. Lo trágico es que nos estamos desplazando a un idioma indefinido, una mezcla de inglés y español. No solo se está sustituyendo el nuestro, sino que la gente ya no lo domina porque no se enseña a fondo. Es urgente rescatar y conservar el español», acotó enfáticamente Norma Umaña, representante de prensa de la APSE.
«Los idiomas crecen. Hay un intercambio que viene más fuerte desde los Estados Unidos porque desde allá vienen la tecnología y las películas, por ejemplo. Además, la gente siente que el inglés tiene «más estatus», pero hay que recordar que debemos aprender a amar nuestra lengua», advirtió la Viceministra de Cultura.
UN POCO DE TODO, ¿PERO SUFICIENTE?
«Lo que hemos hecho es unir esfuerzos, por ejemplo con «Leer es una fiesta» o las actividades del Día del Libro. El MCJD participa en el área de la difusión. pero no es su tarea participar en la de la educación. Hemos formado un Consejo Nacional del Libro y la Lectura, a partir del Decreto 31859 (Ver Semanario UNIVERSIDAD, edición 1612).
Nos preocupa además de fomentar la lectura, la distribución de los libros, el acceso a ellos, sus precios, etc.. La idea es proponer una política de lectura para presentarla ante el gobierno en un futuro».
Por su parte, el MEP ha tomado acciones tendientes a mejorar el panorama en el aprendizaje del español «Hemos reforzado con nuevos programas de estudio y recomendamos a los docentes que en los primeros 10 minutos de clase se haga lectura de tipo recreativo especialmente».
Y en este mar de letras revueltas la Comisión Nacional para la Defensa del Idioma Español aún sigue a la deriva. Creada mediante la ley No.7623, su presidenta señaló que «en este momento no podemos aplicar con todo rigor la ley, porque todavía no tenemos el reglamento aprobado. El texto está desde hace más de un año en la Casa Presidencial. Esto nos tiene trabados, en él se especifican las multas y aún no se nos ha dado una fecha en la que nos lo darán».
Y aunque todos los consultados por este semanario aseguran que nuestro español no desaparecerá, ¿what do you think?
Claudio Monge
El MEP solo mide conocimientos
Es falso que el Ministerio de Educación Pública no tenga injerencia en los planes de estudio de las facultades de educación públicas y privadas, tanto en el Consejo Nacional de Rectores y en el Consejo Superior de Educación el ministro del ramo tiene un puesto o en su defecto, puede ser representado por un delegado, aseguró Claudio Monge, Vicedecano de la Facultad de Educación de la UCR.
Si no participan activamente en el perfil de los docentes que se gradúan de las universidades es por negligencia, añadió Monge, quien también es profesor en la Escuela de Formación Docente de esa facultad.
El problema de la lectoescritura, la incapacidad del 40% de los estudiantes costarricenses para redactar y comprender lo leído radica, entre otros factores, en los programas «contenidistas», es decir, que se limitan a transmitir destrezas básicas a los educandos.
El sistema educativo nacional mide a estudiantes y docentes por la «cantidad» de conocimientos adquiridos. En ambos casos se limitan a superar satisfactoriamente las pruebas nacionales.
La realidad es que formar lectores críticos es una responsabilidad de varias instituciones: del MEP, del MCJD, de las universidades y de los propios gremios.
Sin embargo, destacó que los alumnos universitarios al graduarse tienen aspiraciones de hacer aportes significativos que cambien el rumbo de la educación, pero al llegar al sistema muchos optan por amoldarse. De no hacerlo pueden sufrir persecución de las autoridades ministeriales, diferencias de criterio con otros docentes.
Esto afecta, en criterio de Monge, la calidad de la educación. En algunas direcciones regionales, en especial la de Cartago, los nombramientos solo se tramitan si van con recomendación de diputados, sin importar otros aspectos profesionales. Y esto lo sabe muy bien el Viceministro Wilfrido Blanco, señaló el Vicedecano Monge.
Finalmente, Claudio Monge apuntó que «no debemos olvidar que el aparato educativo es un aparato ideológico al servicio de los grupos de poder de Costa Rica; más que provocar cambios sociales radicales busca la adaptación de la ciudadanía a sus intereses».