Aún hoy siguen los sismos de fuerte intensidad, movimientos que afectan nuestra vida cotidiana, sin que realmente se perciba que los cambios están gestándose desde el interior y que estos reconfiguran la realidad en su totalidad, a pesar de ser aparente solo una cuestión no poco posible que afecte.
Esto no se refiere al terremoto que sacudió nuestro país hace varios días, mas sí se puede notar en tal acción de la naturaleza un motivo para una reflexión sobre otro hecho lamentable que se suscitó el mismo día. Ocurrió el anuncio de Pedro Pablo Quirós –presidente ejecutivo del ICE- (La Nación, 8.01.2009, p. 17A) de que la institución hará reformas en el funcionamiento del sector de telecomunicaciones y energía, según parece para modernizar y agilizar la institución.
Es pertinente recordar que actualmente los servicios de telecomunicaciones han de ser ofertados libremente en el mercado, por la entrada en vigencia del TLC con EE.UU, deshaciéndose así el entorno en el cual el ICE ha servido telecomunicaciones y electricidad con objetivos de buen impacto social.
Pero este es un momento en el que se sigue sintiendo el terremoto del neoliberalismo azotar nuestra tierra, generador de enjambres que mantienen vivo el potencial destructivo sobre patrimonios públicos tan importantes como el ICE. Dicha agresividad es tan constante, silenciosa y transformativa, como la que está ligada a los sismos, atacando los interés de nuestro pueblo por acceso universal y solidario a energía y telecomunicaciones baratas y de calidad, resultando espeluznantes las múltiples formas en que el movimiento telúrico de las políticas antipopulares se expresa.
Por ejemplo, habla don Pedro Pablo de que el ICE formará empresas que permitan “sacarle mayor provecho a su recurso humano y equipos”, especialmente en el sector de energía, refiriéndose a áreas como la de geología, encargada de construcción de túneles o el mantenimiento de equipos de alta tensión (LIMAT), teniendo “el propósito de vender servicios a terceros” y pensándolo hacia el extranjero Es posible lucrar con estas unidades especializadas que al ser reconfiguradas como tales perderían su vínculo institucional directo, lo que dejaría al ICE desprovisto de tan importantes servicios, incluso bajo la posibilidad de que obligatoriamente deba comprar los servicios ofrecidos por dichas empresas, originalmente de naturaleza pública (regida por el derecho privado) siendo el ICE dueño de estas. Esto podría cambiar por el influjo de las políticas gubernamentales con trasfondo privatizador que impulsarían la falsa democratización de esas nuevas empresas del ICE, al argumentar baja rentabilidad, por ejemplo.
Esto intenta ser una sencilla alerta sobre una de las posibles proyecciones que se están desarrollando desde las cámaras empresariales interesadas en el desmantelamiento total del sector eléctrico, sus empleados en Zapote, y todos los nodos de la telaraña de corrupción y desvergüenza que esos grupos político-empresariales han montado en jefaturas complacientes, y voluntades permisivas de algunos trabajadores dentro del mismo ICE; con el objetivo ahora de aplicar la segunda parte del Combo 2 (la primera fue la ya consumada entrega de la telecomunicaciones y el Combo 1 fue en 2000), y allanar el camino de la aplicación de la aún no aprobada Ley General de Electricidad.
Prestemos atención y actuemos con prontitud porque la sismicidad neoliberal sigue y ahora quiere derrumbar nuestra soberanía eléctrica.
