El triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos es un hito de trascendental importancia histórica que recuerda la elección de Mikhail Gorvachev en la Unión Soviética; un líder joven y reformista que buscaba modificar el sistema corrupto e injusto de su país y que también es comparable al gane de Nelson Mandela en Sudáfrica y de Evo Morales en Bolivia, es casi tanto como si en Israel se eligiera a un primer ministro árabe o a que en Turquía llegara al poder un kurdo, debido a la trayectoria histórica de esclavitud, maltrato, explotación, segregación y marginación sufrida por los negros en Estados Unidos muy similar al sufrido por otros grupos étnicos en muchos países.
Pero además, el gane de Obama implica un giro en la política estadounidense que es buena noticia para el mundo entero, probablemente veremos una administración ecológicamente responsable (especialmente con la asesoría del exvicepresidente Al Gore), una política internacional más basada en el diálogo y la diplomacia que en la doctrina del Gran Garrote, más amistosa hacia Irán, China, Rusia, Cuba, Venezuela y aliados, lo que estabilizará mucho la situación mundial, y por supuesto porque el gane de Obama también se enmarca en la dirección hacia gobiernos progresistas que ha tomado toda América en el cual, sólo un puñado de países como Colombia, México, Perú y nuestra querida Costa Rica, parecen estar excluidos al menos de momento. El mismo Obama fue acusado de “socialista” por sus rivales como si fuera un crimen serlo, mientras que por el contrario, en muchos países como España, Perú, Inglaterra y Costa Rica, los políticos de derecha más bien desean dar la imagen de socialistas sin éxito, pero Estados Unidos es un país muy particular en donde, por ejemplo, un liberal es aquel que promueve la intervención estatal, el seguro social universal, el control de la economía y otras políticas de izquierda que en casi cualquier otro país un liberal estaría opuesto.
Sin embargo, Obama afronta muchos retos. Aunque él provenga de la izquierda del Partido Demócrata, esta es minoritaria y llegó al poder en parte gracias a su alianza con la derecha demócrata representado por los Clinton, así que tendrá poco margen de acción.
Lo que quizás más nos afecte e interese, por supuesto, son las promesas de Obama de renegociar el TLC. Líderes neoliberales como Oscar Arias, Álvaro Uribe y Felipe Calderón probablemente estuvieron cruzando los dedos para que Obama no ganara y deben haberse llevado un trago amargo por el resultado electoral, debido a sus declaraciones de que le interesa renegociar un TLC que proteja el medio ambiente y los derechos laborales de todos los países involucrados y detener el de Colombia. Ahora con demócratas en la Casa Blanca y el Capitolio, con gobiernos de izquierda en Guatemala, Nicaragua y República Dominicana, y que parece que Honduras y El Salvador van pronto a girar a la izquierda es el momento más oportuno para retomar el tema del CAFTA.
Finalmente, en Costa Rica, corresponde al Partido Acción Ciudadana, el único partido costarricense que parece tener vínculos con el Partido Demócrata, aprovechar esta coyuntura a favor del país y unirse también a otras fuerzas progresistas como el Frente Amplio para que Costa Rica forme parte finalmente de la lista de países que buscan un nuevo sistema socialmente más justo y solidario.