Vergüenza ajena, indignación propia

Según los medios de prensa, los diputados de la fracción Social Cristiana, pronta a extinguirse después de las elecciones de febrero; el Presidente del

Según los medios de prensa, los diputados de la fracción Social Cristiana, pronta a extinguirse después de las elecciones de febrero; el Presidente del Banco Central y su yunta el Ministerio de Hacienda, se reunieron con el Presidente de la República, que debe elevar sus oraciones al cielo, para que nunca lo juzgue la Historia; con el objeto de negociar los supuestos votos para el fallido plan fiscal y, en verdad, se siente vergüenza ajena e indignación propia, al ver el resultado de aquel conclave.

Decidieron, estos «ilustres» ciudadanos tres cosas: reformar la propuesta de renta global, para que el impuesto solo sea pagado, en el momento de la «repatriación» del dinero, es decir nunca. Esta disposición, sólo favorece a los sectores adinerados del país que son, precisamente, los que pueden tener un dinero de más para «expatriarlo» a sus cuentas en el exterior, y que no necesitan regresarlo; bien para invertirlo en sus empresas en otros países, como sucede con más de uno, siempre bien vinculados a los sectores políticos del país y defensores del TLC. Son los mismos que amenazan con llevarse sus empresas de Costa Rica, si no les aprueban lo que ellos quieren y, al parecer, exigen sus condiciones. Me pregunto: ¿será que con esas rentas del exterior, algún candidato pretende financiar su campaña?, porque hay que reconocer que defendieron este cambio a capa y espada.

La segunda condición renegociada es que los «pobreciticos» bancos privados, paguen en sus «off shore» solo $300.000 al año; es decir que queden igual que ahora, con la parte grande del embudo para ellos y la otra, muy pequeñita, para el fisco. Es interesante revisar la lista de los empresarios banqueros y compararla con la de las cuentas paralelas de la anterior campaña política, lo invito a hacerlo, estoy casi seguro que se sorprenderá de los nombres que se repiten.

Pero mayor desvergüenza constituye la pretendida exclusión del pago de impuestos, de los llamados «call centers», con la excusa de que en ellos trabajan ocho mil jóvenes para pagarse sus estudios: ¡mentiras!. Con  ese «delicado» nombre: «call centers», le ocultan al país una de las actividades más deleznables: las apuestas y juegos de azar, en los llamados «sportbook», de los que hay más de 200 en Costa Rica, operando en forma ilegal sin controles y sin pagar impuestos y estafando a la Caja Costarricense del Seguro Social. Tengo a mi vista un extraordinario estudio de carácter legal, presentado como tesis de grado en una universidad costarricense, en que se demuestran los miles de millones de colones que estas entidades dejan de pagar a la CCSS y al Estado costarricense por defraudación fiscal. Pues a estos «empresarios», algunos ligados a organizaciones mafiosas, como lo publicó el periódico Al Día el 21 de mayo pasado; es a los que se favorece con la eliminación de impuestos, poniendo como carne de cañón para justificarlo, a los jóvenes costarricenses que, por necesidad, les venden sus servicios laborales. En ese mismo estudio, por cierto, se hace referencia a las donaciones que, en la campaña política anterior, recibieron algunos partidos políticos de estos «call centers»; tal vez por eso al Presidente Legislativo, no le importa que su gestión favorezca a las organizaciones ligadas con la mafia, según se publicó en el diario mencionado. ¡Qué vergüenza!

Claro que la gran prensa no critica los beneficios que reciben los suyos, gracias a estas negociaciones; aunque nos dejen a los demás el resto del Pacto Fiscal para jorobarnos. ¿Dónde quedaron la equidad y la solidaridad? En pocos días olvidaron la admonición que les hiciera Monseñor Hugo Barrantes en Cartago:

«Una falsa libertad nos lleva a postrarnos ante los más diversos ídolos, que no nos permiten aceptar la dura verdad de que existen varias Costa Rica, en donde los excluidos del bienestar crecen en la misma proporción que el peso de las chequeras de los beneficiados con la granjerías del poder político, económico y social».

Pero tal vez no fue que olvidaron la realidad planteada por Monseñor; sino que su mente estaba en otra parte, divagando (que no pensando) en candidaturas, el TLC Y Mr. Bush, al Plan Fiscal y sus negociaciones; el decreto para quitarse de  lo dicho hace tres años y viajar en primera clase y a lo mejor, hasta en la Pasión de Gavilanes; pero no poniendo atención al mensaje. Este me hace recordar la pintoresca frase de un amigo que, ante este tipo de indeferencia, decía que: era como echarle serenatas a una yegua…¡de feria sorda!

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