81 cantones van a elecciones con realidades muy diferentes

Ningún municipio tuvo una disminución significativa de la pobreza en más de una década.

Ninguno de los 81 cantones que tendrán elecciones municipales el próximo 7 de febrero disminuyó significativamente la pobreza en la última década y media, aunque tampoco hubo un aumento relevante.

En el 2005, los cantones con mayor índice de pobreza eran Coto Brus, La Cruz, Nandayure y Upala. Hoy los que figuran en las posiciones más críticas de alta pobreza son todos cantones del sur.

Esta es parte de las diferencias entre los cantones del país que retrata el “Fichero cantonal”, recién publicado por el Instituto de Formación y Estudios en Democracia del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), basado en documentos y estudios de diversas instituciones.

Dicho documento, que puede ser consultado en el sitio en Internet del TSE, incluye estadísticas de población, territorio y participación electoral en los 81 cantones de Costa Rica, así como índices de desarrollo humano cantonal, de pobreza, competitividad, gestión municipal y otros indicadores de desarrollo económico y social.

El objetivo de presentar esta herramienta de información es no solo para estimular a la ciudadanía a que acuda a votar, sino para que el voto sea con conocimiento, y que exija cuentas a los gobernantes y planes concretos a los candidatos, con miras a solucionar los problemas de cara a las elecciones, explicó Mariela Castro, autora responsable de la publicación.

DESARROLLO HUMANO

Una de las mediciones tiene que ver con el Índice de Desarrollo Humano Cantonal (IDHC). Los cantones se ubican del lugar número 1 al 81, de modo que aquellos que se aproximan al 1 son los cantones que están mejor y los que se aproximan al 81 están en las peores condiciones.

Este índice deja ver las posibilidades que tienen las personas en el cantón, para hacer aquello que les permita alcanzar su proyecto de vida.

Entre el 2005 y el 2013 –que son los años estudiados−, casi todos los cantones mejoraron en desarrollo humano. El avance fue significativo y así, 25 de los 81 cantones fueron clasificados en la categoría de “desarrollo medio bajo”, lo cual significa 19 cantones menos que en el 2005.

De los cantones que estaban con desarrollo humano medio bajo, solo Alajuelita se mantuvo en esa categoría, y ahora aparece como el de menor desarrollo humano, mientras que Talamanca lo había sido en el 2005.

En la categoría de “desarrollo medio alto”, de 27 cantones que había en el 2005 se pasó a 40 en el 2013, y en la clasificación “desarrollo humano alto”, de 7 cantones en el 2005 se pasó a 33 en el 2013.

Los cantones que registraron mayores avances en este campo fueron Nandayure, que subió 50 puestos, Dota 47, Hojancha 32, San Mateo 31 y Parrita 21.

Los que perdieron más fueron Carrillo (35 puestos) −pese a que este cantón costero guanacasteco alberga desarrollo hotelero-turístico−, Coronado (28), San José (28), Nicoya (23) y Santa Cruz (20 puestos).

Los cantones tienen un nivel similar en cuanto a educación y esperanza de vida, y las brechas existentes son ocasionadas principalmente por el factor bienestar material, según muestran los estudios.

Otra medición tiene que ver con el IPHC, en el que la pobreza implica la carencia de oportunidades básicas para alcanzar un proyecto de vida.

Este índice mide privaciones de las personas en cuatro dimensiones: la posibilidad que se tiene al nacer de no sobrevivir más de 60 años, exclusión del mundo de la lectura y las comunicaciones; no gozar de un nivel de vida digno y exclusión social medida por la tasa de desempleo a largo plazo (4 meses o más).

Ningún cantón mejoró significativamente su grado de pobreza, pues los que lo hicieron no la bajaron más allá de un 2%.

Varios cantones mejoraron en comparación con otros: La Unión, San Isidro de Heredia y Dota subieron 13 puestos; Barva 12, Flores 11, Santa Bárbara, Esparza y Hojancha 10 puestos.

Por el contrario, Atenas cayó 14 puestos, Alajuela 12 y Mora 10, pero ninguno de los cantones que empeoraron lo hicieron por más de tres puntos porcentuales, lo cual es significativo, si se considera que en otros periodos algunos cantones registraron aumentos alarmantes.

Otro dato llamativo es que mientras en el 2005 los cantones con menor IPHC estaban ubicados en la región central del país y los que tenían mayores privaciones eran Coto Brus, La Cruz, Nandayure y Upala, en el 2013 solo Coto Brus se mantuvo en la categoría de mayores privaciones, y todos los cantones del sur (Corredores, Golfito, Osa, Buenos Aires y Pérez Zeledón) pasaron a ocupar posiciones críticas de alta pobreza.

Los cantones que destacan con el menor IPHC son Curridabat, Santo Domingo, Flores, Montes de Oca, la Unión, Moravia, Tibás, Escazú, San José y Heredia.

Cinco de estos tienen una “situación óptima” (alto desarrollo humano y una baja pobreza): Santo Domingo, Flores, Montes de Oca, Moravia y Escazú.

En el 2005 la mayor brecha estaba entre Curridabat, como el cantón con menor pobreza, y Nandayure, como el más pobre. Actualmente, Curridabat se mantiene como líder y Coto Brus es el de mayor pobreza.

Infografía
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COMPETITIVIDAD

Otra información incluida en el Fichero es el Índice de Competitividad Cantonal (ICC), que evalúa la capacidad productiva, así como las oportunidades de emprendimiento e inversión que ofrece el cantón y los factores que promueven o detienen su desarrollo, de acuerdo con 37 variables.

Entre las variables se considera la situación de la infraestructura, características del gobierno local, condiciones de la actividad económica, clima laboral, clima empresarial, capacidad de innovación y calidad de vida.

Entre el 2006 y el 2011 –los años en que se hizo esta medición− 62 cantones permanecieron en la misma posición, 12 avanzaron (Bagaces, Cañas, Hojancha, Mora, Nandayure, Pococí, San Carlos, Turrubares, Zarcero, Moravia, San Pablo y Valverde Vega), y siete retrocedieron: Osa, Garabito, Montes de Oro, Palmares, San Mateo, Coronado y Montes de Oca.

Belén ocupa el primer lugar en competitividad cantonal, mientras que Osa es el mejor en gobierno, aunque su posición global está en lugar 23.

Por su parte, la competitividad de Desamparados proviene del clima laboral y la infraestructura, que tienen una valoración positiva, pero la contribución de la calidad de vida y el gobierno son los más bajos de los 81 cantones.

Mientras tanto, en Montes de Oca la competitividad radica en el valor innovación −el más alto de los 81 cantones−, así como en el pilar laboral e infraestructura. Curridabat, vecino de Montes de Oca, tiene el nivel más alto en infraestructura en todo el país y la segunda posición en cuanto al clima empresarial.

Los datos evidencian las grandes disparidades que hay entre los cantones en razón del tamaño de su territorio, población, actividad económica y grado de desarrollo.

Así, por ejemplo, mientras que Liberia cuenta con 70.000 habitantes, en otro cantón guanacasteco como Hojancha es de 7.000 habitantes. En Alajuela, el cantón central tiene 293.000 habitantes y San Mateo solo 6.000; y San José cuenta con 333.000 frente a los 6.000 de Turrubares, realidades que marcan las diferencias que se encontrarán los electores a la hora de escoger las autoridades locales en el próximo mes de febrero.

OJOS LOCALES

San Antonio de Belén se destaca como el cantón número uno en competitividad, segundo en desarrollo humano y cuarto en gestión municipal. Para Desiderio Solano, presidente del Concejo Municipal, los buenos resultados se explican porque “es una comunidad con una cultura e identidad propia, lo que es muy importante”.

Esta es una población organizada, donde existen organizaciones de desarrollo comunal integral, asociaciones culturales y deportivas de diversas disciplinas, que son aliadas estratégicas de la Municipalidad.

El ayuntamiento destina recursos para estas asociaciones de vecinos, que presentan sus proyectos y son tomados en cuenta y son fiscalizados. Esto hace que numerosas personas, y no solo el alcalde y el regidor, se preocupen por la comunidad. Esa identidad y esa cultura hacen que pueda mantenerse como uno de los cantones con mayor desarrollo social y económico, remarcó Solano.

¿No les favorecen también los buenos ingresos que percibe el municipio al estar ubicado en un área de gran actividad económica?

El criterio del presidente municipal es que eso ayuda, pero no es suficiente. Mencionó los altos presupuestos que la Municipalidad destina para la Policía Municipal, el deporte y la cultura del cantón, “pero no se trata de meter plata por meter, sino que es trabajar con aliados estratégicos, porque la Municipalidad no lo puede hacer todo”.

“Hay una serie de factores de una buena administración, aunque nunca es perfecta, pero es lo que nos lleva a ubicarnos ahí. Al final, la suma de todo eso se refleja en el bienestar del cantón”, comentó.

Mientras tanto, en el caso de Coto Brus −que ocupa el último lugar en pobreza, el 66 en competitividad cantonal y el 60 en desarrollo humano−, el alcalde Rafael Ángel Navarro dice que es “muy fácil” la explicación de ese rezago.

Hay que recordar –señaló− que Coto Brus es un cantón eminentemente cafetalero y mientras que hace 13 años producía alrededor de 350.000 fanegas de café, hoy son 160.000, con los precios totalmente en el suelo.

Por eso, su administración está esforzándose en apoyar la producción agropecuaria, y hay personas que están produciendo en el cantón, pero tiene que llevar los productos a San José para poder comercializar y eso también afecta. Por consiguiente, se está tratando de impulsar la creación de un mercado regional en Palmar, como medio de fortalecer la economía y llevar desarrollo al cantón, porque se puede poner a producir a la gente, pero si no hay dónde comercializar, el cantón seguirá siendo pobre, reflexionó el alcalde.

Otro factor que afecta es que el cantón tiene mucho territorio en la milla fronteriza (con Panamá), y es sabido que en casi todas las fronteras hay pobreza, al menos esa es la realidad de Centroamérica, porque en esa franja la gente no puede tener título de propiedad y ser sujeto de crédito y hacer emprendimientos.

No obstante, Navarro dice que a pesar de ser un partido contrario a la actual administración, está recibiendo mucho apoyo de diversas instituciones del Gobierno y cree que la condición del cantón va mejorando.

“Si lográramos que el mercado regional sea una realidad (ya está comprado el terreno), la economía de nuestro cantón subiría muchísimo y no estaríamos en ese lugar en que estamos hoy”, consideró.

Infografía
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El reto del alto abstencionismo

Romper con el altísimo abstencionismo que ha caracterizado las elecciones municipales de Costa Rica es el reto que aguarda a los 75 partidos locales y nacionales en los comicios del 7 de febrero próximo, los primeros que se celebran en medio periodo para elegir todos los puestos municipales en una sola jornada, y en fecha distinta a las elecciones generales.

En las votaciones municipales del 2002, el abstencionismo llegó a un 77,4%; en el 2006 aumentó a 76,2%; y en las elecciones de alcalde del 2010 cedió ligeramente al 72,1%.

Dentro de ese panorama llama la atención el contraste de cantones que registran una alta participación en las elecciones municipales. Es el caso de Hojancha, que en el 2010 encabezó con un abstencionismo de solo 29,3%, Turrubares con 32,7%, Nandayure 34,8%, Parrita (42,2% y Zarcero con 42,5% y casualmente son cantones que presentan mejoras en algunos indicadores.

En el polo opuesto figuran con un abstencionismo muy por encima de la media nacional Desamparados, con 84,3%, Heredia 82%, Tibás 81,9%, San José 81,6%, Goicoechea 81,3% y Alajuelita 80,6%.

Una serie de factores explican el poco interés que ha habido en la ciudadanía para participar en los comicios municipales, señaló el politólogo Sergio Araya.

Lo primero es una cultura política que se ha decantado tradicionalmente por un presidencialismo “casi mágico”, en el que personas creen que es el presidente y el Poder Ejecutivo es el que debe resolver todos los problemas y atender todas las necesidades que cada comunidad y cada persona demanda.

Eso provoca que los municipios se vean invisibilizados y menospreciados como centros de poder, por lo que no se genera interés en la gente por participar en la conformación de esos gobiernos, mediante el voto popular.

Otra razón es que el régimen municipal durante décadas, especialmente tras la Constitución de 1949, fue perdiendo competencias y músculo institucional, lo que ha limitado mucho sus capacidades y áreas de trabajo, y consiguientemente la ciudadanía siente que es poco lo que el gobierno local puede hacer.

Si a eso se agrega que la gente cree que lo poco que pueden hacer lo hacen mal, y los medios de comunicación resaltan los puntos negativos del funcionamiento municipal, ello resulta en un descrédito que incide aun más en la apatía ciudadana por acudir a las urnas.

Bien es cierto −apunta el analista– que el Código Electoral de 1998 abrió una serie de oportunidades con el concepto de gobierno local, que permite articular políticas públicas que van más allá de la prestación de algunos servicios históricamente atribuidos al régimen municipal.

El Código ahora les permite a las municipalidades establecer alianzas público-privadas, para desarrollar iniciativas que permitan la generación de empleo, y la instalación de empresas que puedan producir riqueza.

Sin embargo, para la ciudadanía estos temas no son todavía suficientemente conocidos, y eso hace que siga teniendo una imagen de las municipalidades, que no es necesariamente congruente con lo que ellas están facultades a hacer, puntualizó Araya.

¿Puede esperarse un aumento del interés en esta ocasión, en la que por primera vez se van a celebrar elecciones en medio período para decidir todos los cargos municipales en una sola jornada?

La repuesta del politólogo es que esta será la primera vez que se realicen con esta modalidad, por lo que no hay evidencia objetiva para poder decir cuál va a ser el comportamiento electoral. Pero, si se toma como referencia lo ocurrido en otros países, donde también los comicios locales se hacen de manera diferenciada –y sin pretender extrapolar lo que ahí pasa, porque cada realidad tiene características propias–, vemos que muchas veces esos procesos locales se convierten en una especie de prueba de la gestión del gobierno nacional.

De modo que muchas personas acuden a las urnas, no tanto para votar por los que cree que son los mejores para ejercer los cargos del gobierno municipal, sino como una manera de apoyo o de rechazo al gobierno de turno en el ámbito nacional.

“En alguna medida eso podría ocurrir aquí, y depende mucho de cómo lo manejen lo partidos y cómo lo aborden los medios, para que estos comicios no se vean como una manera de pedir cuentas o determinar el grado de apoyo que tiene el gobierno actual, y no tanto como lo que debería ser: una elección en sí misma del gobierno local”, expresó Araya.

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