Filme sobre el atentado de La Penca causa impacto en Nicaragua

El periodista de televisión sueco Peter Torbiörnsonn al fin siente un poco de alivio en su conciencia, al ver que el documental que le

El periodista de televisión sueco Peter Torbiörnsonn al fin siente un poco de alivio en su conciencia, al ver que el documental que le llevó cinco años hacer sobre el horrendo crimen de La Penca, y en el que afirma que fue utilizado como “conejillo de indias”, ha causado impacto en Managua, donde se ha exhibido durante semanas a sala llena, pese a que se había programado solo para una semana.

Su documental “El último capítulo Good By Nicaragua” pone el dedo acusador en la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE) del Ministerio del Interior (MINT) por el atentado con bomba perpetrado el 30 de mayo de 1984, mientras el jefe guerrillero antisandinista Edén Pastora daba una conferencia de prensa ante decenas de periodistas en La Penca, en la margen nicaragüense del fronterizo Río San Juan.

El atentado cobró la vida de cinco personas, tres miembros de la prensa y dos guerrilleros, al menos, además de 15 periodistas y siete guerrilleros heridos, según Torbiörnsson, confrontando diversas cifras que se han manejado en este caso. La estadounidense Linda Frazer, reportera del Tico Times, y los costarricenses Jorge Quirós y Evelio Sequeira, camarógrafo y asistente de cámara de Canal 6, estuvieron entre las víctimas mortales.

Con base en  testimonios de exagentes de la DGSE y excomandantes de la dirección sandinista, la película responsabiliza directamente del crimen a Tomás Borge, entonces ministro del Interior, Lenin Cerna, jefe de la seguridad del Estado, el cubano Renán Montero y el argentino Enrique Gorriarán Merlo, ya fallecido, que trabajaban para el gobierno revolucionario de los nueve comandantes sandinistas.

“No creo que haya habido una película que haya impactado tanto, sin publicidad ni nada. Cuando hemos estado en el Centro Cultural Español se llena. Hay un hambre en Nicaragua por saber la verdad sobre algo que más allá de un interés policial  es un asunto humano”, dijo Torbiörnsonn.

De visita en San José, el periodista sueco buscaba la manera de presentar la película en alguna sala y la televisión local. La película, que en noviembre pasado fue premiada como el mejor documental europeo en el Festival de San Sebastián, se ha presentado en México, y en mayo pasado se mostró una versión preliminar en el Colegio de Periodistas de Costa Rica.

En ella el cineasta sostiene que el argentino  Roberto Vital Gaguine, quien se hizo pasar por periodista con pasaporte danés a nombre de Peer Anker Hansen, explosionó la bomba en La Penca, y fue enviado por Renán Montero, cubano que trabajaba en la DGSE. Luego del atentado regresó a Managua donde no solo no fue criticado sino que fue ascendido, y más tarde murió durante el fracasado asalto al cuartel La Tablada en Argentina, en 1989.

El filme incluye breves pero demoledoras declaraciones del excomandante Luis Carrión, entonces viceministro del Interior, según el cual él supo, luego del hecho, que la Dirección V del MINT había llevado a cabo la matanza de La Penca. Confiesa que aunque estaba totalmente en desacuerdo con ese hecho bárbaro e inhumano contra gente inocente, no lo confrontó, sino que se quedó callado, de lo cual ahora se arrepiente.

Torbiörnsson, quien en el 2008 presentó una denuncia de crimen de lesa humanidad en los tribunales de Managua, dice que con este filme cierre su vida de reportero de televisión en diversos puntos calientes del planeta, con la esperanza de que sirva para que los culpables sean juzgados por un tribunal internacional.

Ante la falta de interés de las autoridades por investigar el crimen en Costa Rica, en el 2005 el Colegio de Periodistas elevó una denuncia del caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington. Además, en febrero pasado el Ministerio Público declaró el caso de La Penca como un crimen de lesa humanidad, por lo que no prescribe, y envió a través de la cancillería un informe requerido por la Comisión Interamericana, recordó el periodista Nelson Murillo, un sobreviviente que aún padece secuelas del atentado en  su salud.

Para Murillo el documental de Torbiörnsson es un paso muy importante para establecer la verdad de lo que ocurrió en La Penca;  y es muy reveladora por ejemplo la confirmación de uno de los comandantes de aquella época. Esto sienta un nuevo precedente para las investigaciones y el curso de la demanda que tiene planteada el Colegio de Periodistas desde hace casi seis años, comentó.

PUNTO FINAL

Según Torbiörnsson este es su último documental y con él cierra su carrera de periodista de televisión que ha andado por diversos puntos calientes del planeta, con cargos de conciencia por haber servido de “conejillo de indias” en el atentado de La Penca.

Asegura que en efecto, estando en Costa Rica haciendo un documental, fue llamado a Managua donde los sandinistas le pidieron que ayudara para que el falso periodista danés pudiera moverse en Costa Rica. Ellos fueron juntos a la conferencia de Pastora en La Penca, creyendo que aquel era un espía que informaba al gobierno sandinista como otros informaban a la contrarrevolución, y nunca se imaginó que fuera a colocar una bomba.

“He hecho mi última película y me he arriesgado a hacer esto, porque lo único que yo sabía era que el tipo (Roberto Vital) fue mandado por el Ministerio del Interior, de parte de un coronel cubano que trabajaba para ellos, Renán Montero, y probablemente la idea era eliminarme (luego) para que no hubiera testigos”, dijo Torbiörnsson, quien añade que ahora su anhelo es que los responsables del crimen sean juzgados por un tribunal internacional.

Torbiörnsson dijo que tras el atentado, ayudado por un funcionario de la embajada de Nicaragua, Roberto Vital regresó a Nicaragua, donde en vez de ser criticado por su acción fue más bien ascendido. El argentino era parte del grupo de Enrique Gorriarán Merlo, que ajustició al exdictador Anastasio Somoza en 1980 en Asunción, Paraguay, y que en 1983 ejecutó en Tegucigalpa al carismático líder de la Contrarrevolución nicaragüense Pablo Salazar (“Comandante Bravo”).

Para Torbiörnsson, sus hallazgos ponen punto final a las “especulaciones” de que la CIA norteamericana estuvo detrás del atentado, como han sostenido muchos, entre ellos los periodistas Marta Honey y Tonny Avirgan, quienes apuntaron a John Hull, agente de la CIA quien operaba en Muelle de San Carlos con ayuda encubierta de autoridades costarricenses.

Hull huyó del país cuando la Fiscalía lo citó a declarar como sospechoso del crimen. Ese hecho y la falta de interés de las autoridades costarricenses y de EE.UU. por investigar el crimen de La Penca han hecho creíble ante muchos la pista de la CIA.

Se ha dicho que no solo los sandinistas podrían haber tenido interés en desaparecer a Pastora, sino que también el gobierno de EE.UU. ya que aunque Pastora también recibía ayuda de la CIA, era un estorbo en la estrategia de los contras que apoyaba el gobierno Ronald Reagan.

El mismo Pastora ha sostenido que el atentado de La Penca fue producto de una extraña combinación entre sandinistas y la CIA, en la que esta puso el equipo y los sandinistas la mano de obra.  Incluso policías costarricenses que colaboraron con las operaciones de Hull sostienen aún que tras el atentado, Vital fue llevado a la frontera con Panamá por policías costarricenses, entre ellos uno que dirige actualmente uno de los cuerpos policiales.

Reconoció que en ese tiempo había muchos intereses de la CIA presentes y el campo de Pastora era un nido de espías, pero lo que se comprobó es que la ficha de empleo de Vital Gaguine en el Ministerio del Interior de Nicaragua la tiene Jorge Mazzeti -cubano que trabajaba para seguridad sandinista y hoy está retirado- y por su parte la policía costarricense hizo pruebas y comprobó que la bomba salió de la caja fotográfica que portaba el falso fotógrafo danés.

Dijo que hace poco más de dos meses la policía argentina comprobó con pruebas de ADN que uno de los muertos en el asalto a La Tablada era Roberto Vital Gaguine. Pero “más que él, lo importante son los intereses que están detrás”, porque no se pone una bomba así no más en medio de algo “tan sagrado” como una conferencia de prensa donde está periodistas de los diversos medios, remarcó Torbiörnsson.

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