Tasas de interés que suben, tipo de cambio que baja y altos flujos de capital especulativo son algunos de los problemas que ocasiona el alto déficit fiscal, y que tienen al Gobierno ocupado en idear nuevos “parches” para contener cada nuevo desorden en la economía.
Así se ven las nuevas medidas anunciadas por la administración de Laura Chinchilla, para frenar el ingreso de los “capitales golondrina” desde el extranjero, con el fin de reducir el flujo de dólares que ingresa al país y aminorar la presión a la baja que sufre el tipo de cambio del dólar frente al colón.
Si bien las medidas son aplaudidas por los economistas, estos advierten que se trata de un nuevo “remiendo” que no puede sustituir la urgente toma de decisiones para resolver el gran problema de fondo: el alto déficit fiscal.
SUBE POR AQUÍ, BAJA POR ALLÁ
El déficit fiscal es la diferencia que existe entre los ingresos y los gastos del Gobierno, donde según el Ministerio de Hacienda, el faltante para el 2012 alcanzó el 4.6 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que corresponde a poco más de un millón de millones de colones.
Dicha falta de dinero que viene enfrentando el Gobierno para cubrir sus gastos desde el 2009, provocó que el Ministerio de Hacienda tuviera que recurrir cada vez más a la captación de recursos por medio de títulos de deuda en el mercado interno costarricense.
El director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, Max Soto, explicó que esta creciente demanda de dinero por parte del Gobierno en el mercado interno, sumado a otros factores como el crecimiento en la demanda de crédito por parte del sector privado, presionaron al alza las tasas de interés.
Ante esta situación la Tasa Básica Pasiva, que es el indicador de referencia en la mayoría de los créditos que otorgan las entidades bancarias, comenzó una carrera hacia arriba que la llevó a superar el 11 % el año anterior, provocando que el Gobierno tuviera que pagar mayores réditos por el dinero que pedía en el mercado interno, pero afectando a la vez a los deudores comunes, que vieron incrementadas las cuotas de sus préstamos en colones.
Para bajar la presión sobre las tasas de interés –y ante el fracaso de la reforma fiscal− el Gobierno recurrió a la captación de $4000 millones colocados en títulos de deuda en el extranjero, para aprovechar las bajas tasas de interés internacionales y así no solo reducir el costo de la deuda, sino también bajar la demanda de recursos del Gobierno en el mercado interno.
Sin embargo, Soto recordó que el crecimiento de las tasas de interés internas junto a otras condiciones favorables que presenta el país, volvieron a Costa Rica un sitio atractivo para colocar dinero en el corto plazo y obtener un rédito mayor al que se puede encontrar en otros mercados.
“La diferencia con las tasas en el extranjero llegó a ser de hasta 6 %. Si alguien en Estados Unidos tenía un rendimiento X, y aquí tenía 6 puntos más, pues era muy atractivo traer el dinero y convertirlo en colones para invertir”, comentó Soto.
Este río de dólares que entró en busca de mejores tasas de interés ocasionó otro problema: la presión a la baja del tipo de cambio por debajo de la banda de los ¢500 por dólar que fijó el Banco Central, el cual se ve obligado a comprar dólares para mantener el precio “pegado” a la banda” y esto ocasiona otros problemas como una mayor emisión de colones que presionan la inflación al alza.
Los más perjudicados con la baja del tipo de cambio son los sectores que generan divisas en dólares, como los exportadores y el sector turismo, que en los últimos años han visto cómo la baja en el tipo de cambio reduce sus ganancias y aumenta sus costos.
PARCHE PARA EL DÓLAR
Si la colocación de los Eurobonos fue el parche que detuvo el crecimiento de las tasas de interés, ahora el Gobierno pretende aplicar otro remedio para reducir la presión sobre el tipo de cambio, al limitar el ingreso de capitales especulativos al país.
Las medidas anunciadas, y que requieren de la aprobación de la Asamblea Legislativa, contemplan la aplicación de impuestos más altos sobre los réditos de las inversiones provenientes del extranjero, así como “encajes” o “depósitos” donde parte de esos dineros debe colocarse en el Banco Central al ingresar al país.
Max Soto consideró que el solo hecho de que las tasas de interés hayan bajado ya por debajo del 8 % (y sigan bajando), es desestímulo suficiente para alejar la llegada de más “capitales golondrina” al país.
Sin embargo, aprobó que se tomen este tipo de medidas, sobre todo si se toma en cuenta que el Gobierno logró recaudar el año pasado $1000 millones de dólares con los Eurobonos, y este año tiene la posibilidad de colocar otra cantidad igual, lo que significará una gran cantidad de dólares que ingresan al país y que nuevamente van a presionar a la baja en el tipo de cambio.
Para Soto, no se deben “satanizar” los flujos de capitales al llamarlos “especulativos”, ya que siempre se han dado y consideró lógico que los inversionistas busquen colocar su dinero donde mejores réditos genere.
“El problema está en las consecuencias que tienen para el país receptor, cuando llegan en ciertas magnitudes y se sabe que son transitorios. No veo grandes consecuencias negativas para el país con estas medidas, pero como en una red de pesca, no siempre se obtiene todo lo que se quiere, y podría alejarse también a algunos capitales deseables para el país”, advirtió.
¿QUÉ HACER CON TANTO DÓLAR?
Aun si se aprobaran las medidas para alejar a los capitales especulativos, el solo ingreso de los primeros $2000 millones por concepto de Eurobonos al país, ya representan un gran reto para el Banco Central en el manejo del tipo de cambio, la inflación y las tasas de interés.
Soto expuso que ante el ingreso de esa gran cantidad de dólares, el BCCR tiene la opción de dejar que se “monetarice” este dinero y convertirlo todo en colones para uso del Gobierno, lo que genera una presión al alza en la inflación.
El otro escenario es que el Central trate de “recoger” parte de esos colones por medio de títulos de estabilización monetaria, lo que si bien reduciría la presión sobre la inflación, aumentaría la competencia por las tasas de interés, llevándolas al alza.
De acuerdo con el economista, no es conveniente la propuesta de algunos sectores de liberar totalmente el tipo de cambio quitando las “bandas cambiarias”, pues eso haría al país más propenso a sufrir de “ataques especulativos” que puedan subir o bajar el precio abruptamente.
También reconoció que en alguna medida existe una parte del ingreso de dólares que puede corresponder al “lavado de dinero” y otras actividades ilícitas, pero que por su naturaleza son difíciles de detectar y requieren de medidas de seguridad, más que de medidas económicas.
Soto enfatizó que si bien los “parches” aplicados hasta el momento han sido los adecuados en ausencia de una reforma fiscal, estos no pueden seguir sustituyendo la toma de decisiones para resolver el verdadero problema de fondo: el gran hoyo en las finanzas públicas.