General Motors desnuda crisis estructural del capitalismo

La bancarrota de la compañía General Motors (GM) y la acción en otros tiempos impensable del gobierno estadounidense por salvar a ese gigante automotriz

La quiebra y la nacionalización de la General Motors evidencian males estructurales del modelo capitalista.

La bancarrota de la compañía General Motors (GM) y la acción en otros tiempos impensable del gobierno estadounidense por salvar a ese gigante automotriz de la quiebra, evidencian problemas de la economía más allá de la crisis financiera.

Así lo expresaron a UNIVERSIDAD analistas expertos en economía y sociología, quienes apuntaron que la caída del gigante y el hecho de que sea nacionalizado por el gobierno tiene implicaciones en otro nivel, pues GM fue “todo un símbolo del sueño americano”, según apuntó el economista Jorge Arturo Chaves.

Fue el pasado 1 de junio cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció su decisión de que el Estado inyecte $30.000 millones a la empresa, con lo cual pasó a ser dueño del 60% de la corporación, aunque se supone que la medida es transitoria mientras ésta se repone.

Al justificar la medida, Obama manifestó que “heredamos una crisis financiera como no se había visto en nuestro tiempo. Esta crisis ha lisiado los mercados de capital privado y nos forzó a dar pasos en nuestro sistema financiero y con las empresas automotrices que de otra manera no hubiéramos siquiera considerado; pasos que han puesto a nuestro gobierno en la incómoda posición de adueñarse de grandes porciones de empresas privadas por la simple y abrumadora razón de que el éxito y supervivencia de nuestra economía depende de ello”.

 Cabe recordar que otro gigante automotor, Chrysler LLC, se declaró en quiebra el pasado 30 de abril y anunció haber llegado a un acuerdo para que la empresa italiana Fiat  pase a ser dueña del 35%, el cual al cierre de edición fue momentáneamente suspendido por la Corte Suprema estadounidense.

“LA PUNTA DEL ICEBERG”

GM fue fundada en 1908 en la ciudad de Flint, estado de Michigan. Durante la década de los años 20 la empresa logró superar a la Ford Motor Company, nada menos que los inventores del automóvil moderno, pues incentivó el consumo de sus modelos con planes de crédito.

Según la enciclopedia Wikipedia, durante esa década su crecimiento se aceleró pues logró el reemplazo de ferrocarriles interurbanos y tranvías por autobuses. En 1955 se convirtió en la primera empresa en lograr ganancias superiores a los $1.000 millones en un solo año. Algunas de las marcas de automóviles y camiones más populares han sido Pontiac, GMC, Chevrolet, Cadillac y la ostentosa Hummer.

GM se caracterizó por lanzar al mercado vehículos de gran tamaño y enorme consumo de combustible, aunque también desarrolló el Flex Fuel,  un modelo híbrido que puede funcionar tanto con etanol como con gasolina. También vendió el primer vehículo eléctrico moderno para ser producido masivamente, el EV-1, en 1996. Sin embargo, la misma empresa lo descontinuó.

GM tiene plantas de producción en 33 países, con una planilla de más de 320.000 empleados, y sus ventas globales de diferentes marcas en el 2005 superaron los 9,1 millones de vehículos.

Con esas cifras, ¿cómo se descalabró este gigante?, ¿cómo es posible que el valor de sus acciones pasara de más de $100 en el 2000 a $2,90 en noviembre del 2008?

Según explicó el economista Jorge Arturo Chaves, lo que sucede es “la punta del iceberg” de una crisis de la industria automotriz estadounidense que empezó desde la década de los 90, y tiene que ver con el tipo de producción que escogieron, los llamados vehículos deportivos utilitarios (SUV por la sigla en inglés).

Se trata de vehículos grandes de doble tracción, “irracionalmente gastones” de combustible y nocivos para el ambiente por sus emisiones de gases, cuya producción fue incentivada por la administración Bush. “Es necesario investigar qué tipo de intereses se movieron en este sentido”, apuntó el analista. 

Sin embargo, Chaves, quien es profesor de economía en la Universidad Nacional y la Universidad Bolivariana de Santiago de Chile, enfatizó que esas características de la producción “pegaron frontalmente con las crisis energética, cuando se dispararon los precios del petróleo, y con la parte ambiental”.

“En economía las cosas suceden con simultaneidad y esto produjo que los consumidores ya no buscaran los SUV, para no afrontar el costo del combustible, y además por el surgimiento de una conciencia ambiental que los llevó a buscar vehículos con emisiones menos nocivas para el planeta”, manifestó.

En su análisis, recordó que al mismo tiempo, los fabricantes asiáticos y europeos buscaron una producción diferente, más eficiente en lo energético y menos contaminante. “Así, cuando GM se enfrentó a la crisis financiera y económica, su situación se agravó, pues sus deudas se dispararon y estaban muy por encima del valor de sus activos”.

Sin embargo, Chaves insistió en la interconexión de los fenómenos económicos y enfatizó que una baja sensible en las ventas no es una explicación completa de lo que sucedió a GM.

“Hay que estudiar más las conexiones entre las crisis financiera, económica, ambiental y energética y la irracionalidad del actual modelo que nos llevó a depender de un solo combustible fósil”, apuntó.

 Recordó que en su momento GM generaba uno de cada diez empleos en Estados Unidos, pues más allá del empleo directo, muchas empresas medianas y pequeñas dependen de GM, pues producen para esta compañía. “Si el gobierno la dejara caer sería un golpe fuerte para la economía, pues hay todo un encadenamiento industrial, de tal manera que el gobierno tiene que salvarla, lo malo es que en este proceso de salvamento no pagan los verdaderos responsables”.

Chaves también enfatizó el hecho de que GM fue “todo un símbolo del sueño americano, de la época en que este tipo de vehículos constituyó un distintivo de estatus para la clase media y cuando se acuñó el eslogan de que ‘lo que es bueno para GM, es bueno para Estados Unidos’”, un lema que según dijo hoy se ve reformulado al reducir Obama el tamaño de la empresa, con la venta de activos como la marca Hummer.

Por otra parte el economista y sociólogo Wim Dierckxsens señaló que la medida tomada por la administración Obama sin lugar a dudas implica un nuevo concepto del capitalismo.

Dierckxsens apuntó que Estados Unidos enfrenta grandes dificultades para mantener su nivel de competitividad en el ámbito productivo, pues “el auge de la actividad productiva se trasladó de occidente hacia el sur y sobre todo hacia el este, es muy difícil que Estados Unidos y Europa vuelvan a ser competitivos, pues otros países presentan un bajo costo salarial y en algunos casos una tecnología más o menos igual, como China”.

El analista, quien es investigador del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), señaló que “el gran favorito” para recuperar terreno era el sector financiero, que ahora está en crisis. “La pregunta es cómo sacar a flote la industria automotriz y parece que la única opción podría ser el lanzamiento de autos que recurran a otras fuentes de energía. Pero eso no lo hace la industria privada y por eso nacionalizan la empresa durante un tiempo”, opinó.

 Para Dierckxsens es evidente que GM es “el ícono” de la economía de ese país, por lo que calificó este paso que ha dado el gobierno estadounidense como “muy simbólico”. Sin embargo, se mostró crítico del plan de salvamento, pues no contempla ningún tipo de ayuda para las personas que han perdido sus empleos en esa corporación.

De hecho, el anuncio de la bancarrota de GM fue acompañado por el despido de 7.900 personas y el cierre de 14 plantas en Estados Unidos, según la agencia Notimex, citada por el diario mexicano El Porvenir.

Dierckxsens puntualizó que Estados Unidos “intenta renovar la industria automotriz con energía alternativa, con la pretensión de ser más ecoamigable y por ello se requiere de la intervención estatal, pero ésta no está dirigida a los trabajadores, que pueden ir desempleados a la calle”.

Luego de apuntar las tensiones sociales que esa práctica ya está genera, pues se organiza un mitin grande de trabajadores, cuestionó a Obama porque “está defendiendo los intereses de las grandes corporaciones y bancos, intervino para salvar a la banca y no  a las personas que perdieron sus casas, ahora defiende a las empresas, pero no a los sectores trabajadores”.


La caída de un símbolo

El pasado 1 de junio también se anunció el acuerdo de la corporación GM de vender su marca Hummer a una empresa china.
Según una nota de la agencia AP, la empresa privada Tengzhong Heavy Industrial Machinery Co. de Sichuan, manifestó el pasado 2 de junio haber llegado a un acuerdo para comprarle la marca a GM por una cantidad no revelada.

El Hummer fue un vehículo comercialmente exitoso para GM. Es una versión acondicionada para el mercado civil del Humvee, utilizado por el ejército de Estados Unidos en sus guerras en Irak, con bastante éxito en la primera.

Revistas especializadas calificaron a este auto como “rudo pero confortable” y se convirtió en un símbolo de estatus. Su precio en Estados Unidos varía,entre los $40.000 y $60.000 sin impuestos, aunque las extras pueden disparar el monto, y en países como Costa Rica ha sido buscado por magnates de las apuestas y futbolistas.


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