La Universidad de Costa Rica (UCR) decidió emprender el reto de convertirse en carbono neutral, consciente de que lograrlo será una meta difícil de alcanzar. Pero como institución de educación superior está llamada a dar el ejemplo y a pasar de la teoría a la práctica.
La reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) complementa los esfuerzos de mitigación y adaptación ante la amenaza del cambio climático, opinan los expertos, razón por la cual la UCR trazó las primeras líneas de lo que será una estrategia integral que contribuya al control del calentamiento global.
Ser carbono neutro implica para la UCR equiparar sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) con cantidades iguales de oxígeno. Para ello, este centro de educación superior deberá tomar medidas internamente que implican cambios de cultura y mentalidad para hacer un uso más eficiente y racional de sus recursos.
De acuerdo con el Dr. Rafael González Ballar, miembro del Consejo Universitario y catedrático de la Facultad de Derecho, esta institución ya ha venido haciendo esfuerzos importantes en ese sentido.
González presentó al Consejo Universitario, en mayo del 2011, una propuesta para crear una comisión especial sobre carbono neutralidad con dos objetivos: definir una estrategia para medir la huella de carbono de la UCR y coordinar los esfuerzos institucionales que promuevan actividades y proyectos encaminados a reducir las emisiones internas y en todo el país.
“El problema del cambio climático se está haciendo cada vez más grave en todos los países del mundo. Además, Costa Rica hizo una promesa ante el resto del mundo de ser carbono neutral en el 2021 y estamos muy lejos de alcanzar esta meta”, aseguró el especialista en derecho ambiental.González manifestó que el país está haciendo muy poco en esa dirección y no cuenta con iniciativas “integradas e integrales” que arrojen resultados positivos a corto, mediano y largo plazo.
Este panorama se confirma con los datos del Informe del Estado de la Región respecto a la situación ambiental -resaltó el académico-, el cual revela que la huella ecológica del país es negativa y en lugar de ir avanzando en este punto, más bien se ha ido retrocediendo.
La Dra. Isa Torrealba, profesora y funcionaria del Programa Institucional de Gestión Ambiental Integral (Progai), el cual trabaja desde el 2007 en acciones de mitigación, agregó que existe consenso en la comunidad científica internacional de que el planeta se está calentando y en este cambio los seres humanos tenemos algún tipo de injerencia.
Por lo tanto, es necesario adquirir conciencia de que se debe disminuir el impacto al ambiente. “La premisa es reducir las emisiones de CO2”, aseguró.
Los datos indican que las áreas que causan más emisiones en las universidades en todo el mundo son: energía, transporte, manejo de los residuos y uso de la tierra. No obstante, en esta última área no solo se generan emisiones, sino que también hay captura de CO2 por medio de la cobertura vegetal.
En este punto la UCR tiene mucho a su favor, observó el Dr. González, ya que la institución posee áreas de bosque con las que se puede equilibrar la huella de carbono.
A su juicio, esta Universidad tiene otras ventajas que le permitirán avanzar en su objetivo de ser carbono neutral, tales como políticas y programas sobre protección ambiental. Sin embargo, estas iniciativas funcionan de manera desarticulada.
TAREAS INMEDIATAS
La Comisión Institucional sobre Carbono Neutralidad estableció dos prioridades inmediatas: realizar un estudio durante el 2012 para estimar el balance de carbono equivalente en toda la Universidad y diseñar una estrategia de comunicación para informar y sensibilizar a la comunidad universitaria.
Su coordinadora, la M.Sc. Olga Corrales, funcionaria de la Rectoría, explicó que además de las tareas inmediatas, la Comisión definió plazos de corto, mediano y largo plazo para el cumplimiento de los objetivos.
Esta instancia está integrada por académicos y profesionales de las vicerrectorías de Investigación y de Administración; los Programas de Gestión Ambiental Integral (Progai), de Desarrollo Urbano Sostenible (Produs) y de Fuentes Alternativas de Energía (Prifae); la Escuela de Arquitectura y los centros de Investigaciones en Contaminación Ambiental (CICA) y de Investigaciones en Granos y Semillas (Cigras).
El inventario sobre la huella de carbono incluirá la medición, por un lado, de la capacidad de absorción de las áreas verdes de la Universidad, y por el otro, de las emisiones causadas por los vehículos y por el uso de otras fuentes de energía, detalló Corrales.
La Comisión aspira a que la estrategia sobre carbono neutral se extienda a todos los ámbitos del quehacer universitario: docencia, investigación y acción social, y que incluya a todas las sedes y unidades académicas.
El documento establece los principios rectores de la estrategia, adoptados en su mayoría de la norma nacional Sistema de gestión para demostrar la C-neutralidad, del Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco).
Entre estos, se contempla la responsabilidad de la Universidad de priorizar estrategias de reducción, reconocer la necesidad de mitigación y captura de GEI y considerar la mitigación y compensación con recursos internos. Al respecto se establece que no se comprarán bonos de carbono.
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