La vicerrectora de Acción Social (VAS) de la Universidad de Costa Rica (UCR), María Pérez Yglesias, rechazó los cuestionamientos hechos por el profesor y realizador audiovisual, Pablo Ortega, recientemente despedido por la jerarca.
Ortega, quien fue funcionario de la Unidad de Producción Audiovisual (UPA) de la VAS durante cuatro años aproximadamente, asevera haber sufrido acoso laboral tanto por parte de la Vicerrectora como del coordinador de dicha unidad, Giuseppe Cirotti, y el director de Gestión, Mainor Cordero.
Este acoso, según Ortega, consistió en una serie de acciones que se ejecutaron en perjuicio de su desempeño laboral. Puso de ejemplo el retiro del personal que trabajaba con él en la realización de los productos audiovisuales. “A mediados del 2010 me quitaron la productora, el camarógrafo y el editor, sin ser sustituidos y de manera arbitraria”, asegura.
Dicho accionar es para Ortega un hostigamiento sutil. “Quisieron dejarme como incompetente. Querían ser cautos. Un cuestionamiento debía de ser más fácil creando un antecedente de que soy incompetente”, alegó.Para Ortega, este hostigamiento respondía al disgusto que había en la Vicerrectoría por la forma y el contenido de sus productos audiovisuales. “A ella (la Vicerrectora) no le gustaban mis abordajes; una vez me dijo que no son dignos del estilo universitario”, recordó. Además, añadió que “la raíz, por supuesto, está en la línea política y las complacencias de la Vicerrectora”.
Ante dicho cuestionamiento de acoso laboral, María Pérez sostiene que no existió ningún hostigamiento y que el retiro del personal que trabajaba al lado de Ortega respondió a un “reacomodo y movilización del equipo de trabajo”.
Ella aclaró que “acá nadie trabaja con Pablo exclusivamente; no tenía personas trabajando a su servicio. Está bien, se responde a las necesidades de la unidad y para eso hay editores y coordinadores de video, pero nadie tiene equipos personales a su servicio”.
La Vicerrectora argumentó que “las personas no pueden hacer el trabajo para ellas y hacer lo que quieran desde sus propias reglas. Pablo cree merecer un equipo como una productora grande; quizás lo merezca, pero nosotros no tenemos los recursos”.
En cuanto a la interpretación que hace Ortega del origen de lo acontecido, Pérez dice que “lamentablemente para Pablo su filosofía e ideología de vida son muy semejantes a la mía; tan en contra estoy de la marina, la minería y TLC como él; desde toda mi vida he sido abiertamente una persona de izquierda”. Para reafirmar su tesis, expuso que desde la Vicerrectoría se desarrollan diversos proyectos en defensa de los derechos sociales y ambientales.
“Tenemos todo tipo de proyectos de lucha por derechos ambientales y humanos. Este campo es enorme. Así que no puede venir Pablo a decir que no estoy dentro de la línea ideológica de él; tendría que detener todos los proyectos de la VAS”.
CENSURA PREVIA Y DESPIDO INJUSTIFICADO
Mientras tanto, Ortega –con nombramiento interino desde que fue contratado en la UPA– afirma haber sufrido censura previa y un despido injustificado.
De acuerdo con la cronología que detalló a este Semanario, el 7 de junio pasado fue notificado de una suspensión de dos días por faltas graves; y dos días después recibió un correo donde se le indicaba que a partir del 13 de junio empezaban sus vacaciones por un periodo de tres meses.
Las fechas de la cesación y la notificación coincidieron con las del estreno del documental “El oro de los tontos”, que estaba programado para el día 14 de junio. Para Ortega, esto no es coincidencia.
“Ellos me impiden venir a cumplir labores; irresponsablemente me impiden cumplir el protocolo de presentar el producto, y por supuesto que lo incumplí; no voy a permitir que me censuren el documental; eso es censura previa”, reclamó Ortega.
A la acusación de censura previa, Pérez afirma enérgicamente que es falso. “Él tenía que habernos mostrado el video a nosotros (VAS y UPA), antes mostrarlo en público; inclusive hizo el anuncio de la presentación en los medios sin que nosotros conociéramos el producto”, criticó.
Sobre la cesación, la Vicerrectora adujo que obedeció a que Ortega no se presentaba a su lugar de trabajo y presentaba mal los informes de labores; sobre las vacaciones manifestó que tanto el realizador como otras personas de la VAS salieron a vacaciones en la misma fecha, ya que las tenían acumuladas.
Más adelante, el 4 de julio Ortega recibe una carta donde se le notifica que su nombramiento semestral –que venció el 30 de junio– no sería renovado para el segundo periodo del 2011. Las razones que se esgrimen en dicha carta son “la reorganización que se realiza en la Unidad de Producción Audiovisual de la VAS”.
Según Ortega, este despido es arbitrario y no se siguen los procedimientos indicados, ya que no se le notificó con mayor anticipación, sumado a que en mayo de este año, él y otras cuatro personas interpusieron una denuncia ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social –por el caso de la UPA–, por lo que ve una conexión de hechos.
Por su lado, la Vicerrectora refutó que el despido fuera arbitrario, ya que se determinó que el perfil de Ortega no era el indicado para la unidad referida, además de que no se contaba con los recursos económicos para renovar su nombramiento.
“No puedo tener a una persona que solo haga guiones en una unidad con tanto trabajo y tan poco presupuesto. Pablo no hace cámaras, no edita, no hace trabajo de campo, no investiga; por lo tanto, no cumple el perfil. Tiene una baja productividad; en año y medio solo tuvo dos productos”, puntualizó Pérez.
A estas razones le agregó que “no se presentaba al lugar de trabajo; tenía medio tiempo asignado y no venía; varias veces le hicimos ver eso”.
Respecto a la denuncia ante el Ministerio de Trabajo, Pérez afirma que no ha recibido aún una resolución oficial, y que lo que le hicieron llegar fue un borrador del caso; por esta razón, al no haber disposiciones concretas para la Vicerrectoría, lo que argumenta Ortega no es válido.
En su criterio, terceras personas se valen del caso de Ortega para crear una cortina de humo. “Sencillamente, creo que esto tiene una gran dosis de politiquería, de necesidad de atención”, acotó.
También mencionó que se acerca una elección por la Rectoría y “por supuesto que lo está aprovechando la política universitaria; esto tiene tintes electorales –entre otras cosas– para desacreditarme”.
Pérez piensa que Ortega en su legítima defensa cae en una trampa. “Me he quedado callada porque no quiero caer en juegos de poder; quiero que las cosas tengan su procedimiento. No he querido salir a polemizar”,
Ortega, quien tiene una plaza de medio tiempo en la Escuela de Estudios Generales y es profesor asociado, pide que haya diálogo, aunque no descarta acudir a otras instancias.