También uno de cada veinte varones son acosados sexualmente.
El equipo del CIEM fue el encargado de hacer el estudio del acoso en la UCR, con lo cual esta institución se convierte en la primera en cumplir con la Ley de Hostigamiento Sexual.
El estudio sobre el hostigamiento sexual en la Universidad de Costa Rica (UCR) reveló una alta incidencia de esta conducta. Del total de mujeres entrevistadas, un 21% declaró haber sido víctima de acoso sexual.
Esto significa que una de cada cinco mujeres recibió una conducta de carácter sexual no deseada que le ocasionó una consecuencia negativa en lo académico, laboral o en su bienestar personal.
Del total de personas entrevistadas (1000), 14% refirió haber sido víctima de este comportamiento, de cuyo porcentaje 83% son mujeres, quienes fueron hostigadas en un 95.8% por hombres y en un 4.2% por otra mujer. En los varones, uno de cada veinte reveló haber sido acosado, quienes representan un 17% del 14% de personas que fueron víctimas de esta conducta indeseable, practicada principalmente por otros hombres (61%) y en un 39% por mujeres.
Los datos encontrados para las investigadoras «indican que el hostigamiento sexual es un fenómeno instalado en el contexto académico y laboral de la Universidad». Consideran que la alta incidencia encontrada refleja que este se ha naturalizado en el contexto universitario, donde el acoso sexual no se percibe como una conducta prohibida o sancionada, pese a los esfuerzos realizados en la institución, «sino como una forma más de relacionarse con otras personas en la comunidad». Agregan que esto «no es un problema casual, esporádico o coyuntural, sino estructural y con una clara direccionalidad: las mujeres. Es un fenómeno social arraigado en una cultura patriarcal que favorece relaciones de dominación entre los géneros».
Enfatizan en que «el acoso sexual se funda en raíces sociales y culturales muy arraigadas y es un comportamiento aprendido, un ejercicio de poder que se funda en la supremacía masculina y está legitimado por una sociedad patriarcal que permite y fomenta el abuso de poder y la violencia por parte de los hombres como expresión de su masculinidad».
Plantean que muchos hombres y mujeres asumen que estos comportamientos son inherentes a la «naturaleza» masculina y que no pueden controlarse. Por esta creencia se le asigna a las mujeres la responsabilidad de cuidarse y no «provocar». «Estos son mitos que favorecen un ejercicio de poder abusivo de parte de los hombres y la sumisión de las mujeres frente a sus abusos», advierten.
Lo anterior se visualiza en los resultados del estudio, por cuanto un 58.6% de las personas acosadas -la gran mayoría mujeres hostigadas por hombres- indicó haber ignorado las conductas muchas veces y un 67% haberlas rechazado muchas veces, pero el 87.6% nunca denunció la situación pese a que le afectaba en su desempeño académico o laboral.
Un 13.5% de estudiantes y 25% del personal reportó disminución en el rendimiento y un 10% de cada sector sufrió la pérdida de cursos o puestos de trabajo por no haber aceptado el acoso sexual; mientras un 8% de estudiantes y 15.5% del personal decidió trasladarse de curso o lugar de trabajo para evadir a la persona acosadora, «proceso tremendamente revictimizador, pues la persona enfrenta consecuencias muy graves sin ser ella responsable de lo que le ocurre», aseguran las investigadoras.
Además, el 27% de estudiantes y el 55% del personal sufrió alteraciones en sus relaciones interpersonales, por cuanto «el hostigamiento sexual crea inseguridad, debilita la autoimagen y la autoestima de la persona violentada, en la que genera desconfianza, culpa y miedo de lo que otras personas puedan pensar de ella».
Advierten que «el hostigamiento sexual, como toda forma de violencia sexual, es una experiencia profundamente dolorosa para la persona que lo recibe. Sus víctimas callan generalmente por temor a represalias, al estigma social y porque sienten que nadie les va a creer».
La investigación, denominada «Tejiendo silencios y articulando voces: la realidad del hostigamiento sexual en la Universidad de Costa Rica», fue realizado en el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM-UCR), cuya investigadora principal es la Dra. Laura Guzmán Stein.
Uno de los objetivos era evidenciar la magnitud del problema en la UCR y sus resultados, los cuales «introducen a una realidad cotidiana que existe, a pesar del esfuerzo de muchas personas para negarla y mantenerla oculta».
Guzmán indicó que el propósito del estudio «es aportar conocimiento para la toma de decisiones relacionadas con las políticas de prevención, atención y erradicación del hostigamiento sexual en la UCR, que garanticen a la comunidad universitaria ambientes de trabajo y estudio libres de violencia y discriminación de género».
DE TODOS Y PARA TODAS
«El 50% de las personas que se identificaron como víctimas, manifestaron haber sido hostigadas en más de una ocasión, e identificaron eventos con diferentes personas acosadoras».
El 13% de estudiantes que participaron en el estudio indicó haber sido víctima de acoso sexual, porcentaje que ascendió al 18% entre el personal docente y administrativo, el cual aumenta al 23.5% en el sector que trabaja y estudia en la UCR.
Respecto a la edad, se observó que un 61% de las víctimas se ubica en un rango de edad de 17 a 28 años, el cual corresponde a la mayoría de la muestra incluida en el estudio (80%), pero la más alta incidencia (20%) está en el grupo de mayor edad (de 50 a 59 años), comportamiento que se explica por la cantidad de años que la persona ha pasado en la Universidad.
Uno de los factores de riesgo para sufrir acoso sexual es el tiempo de permanencia en la U, pues quienes estudian y trabajan en la institución, así como quienes tienen mayor tiempo de estar en ella reportaron más incidentes.
Un 19% de quienes estudian y trabajan en la UCR reportaron haber sufrido acoso sexual más de 10 veces, mientras un 24% dijo no recordar cuántas veces y un 48% refirió que de 2 a 5 veces. Entre quienes laboran estos porcentajes fueron 16%, 36% y 30.50% respectivamente, mientras que para quienes son solo estudiantes representaron un 5%, un 24% y un 37%. El sector estudiantil fue el que reportó el porcentaje más alto (28%) de quienes sufrieron acoso sexual una vez.
QUIENES HOSTIGAN
Las personas hostigadoras provienen de todos los sectores y estratos representados en la UCR. Un 25% son docentes, a cuyo porcentaje hay que sumarle el 3% de investigadores y el 3% de autoridades universitarias que también son docentes.
Tres de cada cuatro docentes -principalmente coordinadores de cátedra- han hostigado a estudiantes, personal administrativo subalterno y docentes interinas. En todas las unidades académicas donde se encuestaron estudiantes se reportaron casos de acoso. Las investigadoras llaman la atención sobre el hecho de que «las autoridades y los investigadores señalados» en algunos casos ya fueron denunciados y en otros sancionados, «pero continúan nombrados en los mismos puestos y hostigando. Otros tienen múltiples quejas por parte de estudiantes y personal docente y administrativo, quienes no presentan denuncias porque no confían en el sistema, ya que son personas que cuentan con apoyo de autoridades superiores».
Otro 20% son estudiantes a cuyo sector pertenecen también quienes son asistentes de cursos (5%), «en muchos casos investidos de un poder informal que no pueden manejar con madurez».
Otro 20% pertenece al sector administrativo, al que se le debe sumar las jefaturas administrativas (4%) así como el porcentaje de guardas e inspectores de tránsito (5%) y el personal de limpieza (10%) que en su mayoría es contratado a empresas externas, a las cuales pertenecen, además, un 5% de las personas que acosan sexualmente en la UCR.
Respecto de los escenarios en que se sufrió este comportamiento, un 85.5% de las personas víctimas dijo que fue dentro del campus, de las cuales 49% lo recibió en espacios públicos (sodas, pasillos, clases, laboratorios y oficinas) y 34.5% en lugares privados (cerrados y solitarios sin personas testigas). Además el 69.5% de las conductas hostigadoras se desarrolló durante actividades académicas, un 25.5% durante actividades laborales y el 5% durante actividades deportivas.
Un 16% de las víctimas acosadas por personas vinculadas con la Universidad, lo fueron en lugares fuera del campus, durante giras, prácticas e internados, fiestas y bares.
La investigación se realizó en todas las sedes universitarias: Rodrigo Facio (San Pedro), Occidente (San Ramón), Atlántico (Turrialba), Pacífico (Puntarenas), Guanacaste y Limón.
Las investigadoras esperan que los resultados obtenidos sirvan para que la comunidad universitaria se comprometa activamente en la erradicación del acoso sexual y otras formas de violencia y discriminación todavía presentes en la UCR.