Discriminación gubernamental hacia los homosexuales en la sociedad costarricense

Las últimas décadas han sido significantes de gran manera en términos de humanismo y derechos humanos, los cuales defienden y protegen a los individuos

Las últimas décadas han sido significantes de gran manera en términos de humanismo y derechos humanos, los cuales defienden y protegen a los individuos para que sus derechos fundamentales no se vean violados u oprimidos en las sociedades actuales.

En Costa Rica, gracias a su democracia, este tema va a tener un alto grado de importancia. Sin embargo, hay algunas excepciones, las cuales afectan a un sector de la población en marcos de privatización de derechos comunes de los ciudadanos por temas ideológicos, económicos, sociales, religiosos o biológicos de acuerdo con el contexto presente en cada uno de estos factores. Un tema representativo de esta situación es el homosexualismo. Entiéndase por homosexualismo a aquellas personas que tienen una orientación sexual, emocional, romántica o afectiva duradera hacia personas de su mismo sexo. El número de personas con estas inclinaciones sexuales ha venido en aumento año tras año estadísticamente, a pesar de ello el gobierno no ha creado leyes que les permitan a estos homosexuales el poder practicar diversas actividades con igualdad como los demás ciudadanos heterosexuales en contextos familiares y maritales, excluyéndolos de sus oportunidades a la hora de querer formar un hogar.

Cabe destacar que según La Constitución Política “toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana” (Constitución Política, Art. 33, 1949); ante esto las leyes actuales del país no están cumpliendo con este artículo al pie de la letra debido a que este grupo en particular no está siendo reconocido como cualquier otro ciudadano en la totalidad de sus derechos, por lo que su dignidad que se halla íntimamente vinculada con el libre desarrollo de su personalidad y derechos a la integridad física y moral, se está quebrantando.

El mayor opositor influyente contra el reconocimiento de los derechos homosexuales es sin lugar a dudas la unión entre estado-religión. Sin ánimos de criticar a la iglesia y demás instituciones religiosas que no comparten la idea de unión entre personas de ambos sexos, la presión que ejercen sobre la sociedad y opinión pública desemboca en una represión contra la libre manifestación de las personas con estas inclinaciones sexuales, inclusive, cuando en algún momento se quiso corregir esta injusticia circunstancial, varias entidades religiosas expresaron su rotundo rechazo a la iniciativa del gobierno, causando así más pensamiento anfractuoso colectivo y estimulando el prejuicio social. Respecto a esto, otro enunciado constitucional menciona “nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus opiniones ni por acto alguno que no infrinja la ley. Las acciones privadas que no dañen la moral o el orden público, o que no perjudiquen a tercero, están fuera de la acción de la ley. No se podrá, sin embargo, hacer en forma alguna propaganda política por clérigos o seglares invocando motivos de religión o valiéndose, como medio, de creencias religiosas.” (Constitución Política, Atr.28, 1949).

Desde un punto de vista cualitativo de los directos afectados, los homosexuales, las expectativas sociales no pueden ser acrecentados ya que no se encuentran amparadas. Entendemos que el matrimonio es la base de la familia y la familia es la base de la sociedad, por ende ¿cómo se supone que un homosexual pueda desempeñar un papel en la sociedad si no tienen la posibilidad ni el amparo legal para abarcar todas las áreas que este contexto conlleva? Muchas de estas personas han tenido que buscar opciones de desarrollo social en otros países resultado del poco apoyo gubernamental que poseen. Tomando en cuenta que “el matrimonio es la base esencial de la familia y descansa en la igualdad de los derechos del cónyuge” (Constitución Política, Art.52, 1949) para un homosexual sería imposible formar su propia familia con una pareja como base.

Sabiendo lo anterior se puede deducir que la falta de legislación respecto al tema de uniones homosexuales y sus derechos, es una falta a La Constitución Política del país, referente así de repercusiones sociales para las distintas parejas gays presentes en Costa Rica donde la desigualdad es uno de sus principales problemas que afecta en diversos aspectos de su estabilidad y su vida cotidiana.

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