El control del Estado sobre el cuerpo de las mujeres sexualmente diversas

Una mujer sexualmente diversa no tiene verdadero control sobre su cuerpo ni sus afectos, al no ser reconocidos por el Estado. Aún más, no

Una mujer sexualmente diversa no tiene verdadero control sobre su cuerpo ni sus afectos, al no ser reconocidos por el Estado. Aún más, no tiene acceso a veces ni al mínimo de justicia cuando es objeto de violencia sexual, física, social, psicológica, laboral, etc.

Una mujer lesbiana puede perder el control hasta de sus hijas e hijos y de su patrimonio por el simple hecho que amar públicamente a otra mujer. Una mujer lesbiana que exprese el deseo de engendrar hijas e hijos es puesta en el altar de las enjuiciadas y todo el mundo se cree con derecho a opinar sobre si es o no su derecho, mientras que las mujeres heterosexuales son universalmente otorgadas su inalienable maternidad sin duda alguna, para bien o para mal, como sabemos.

Una mujer bisexual es a veces objeto de violencia verbal y emocional al respecto de su orientación sexual inclusive por parte de sus parejas, y ni qué decir de la sociedad en general. Ella representa la clase de ambigüedad y/o flexibilidad y fluidez sexual que más le produce espanto a la gran máquina de la sociedad humana. Una mujer bisexual, en todo su ser, es una amenaza de inestabilidad social. En cualquier momento cambia y entonces ¿en qué caja la ponemos? ¿Con cuáles derechos? Más importante aún, ¿a cuál equipo va a defender? ¿Dónde yacen sus lealtades? ¿Qué efecto puede tener en la gente a su alrededor?

Una mujer trans tiene menos control sobre su cuerpo todavía. No puede accesar a los servicios de salud pública en un ambiente seguro ni igualitario, mucho menos realizar los cambios que quiere sobre su propio cuerpo. O sea, no es dueña de nada. Es cierto también que el cuerpo físico es el espacio en el cual habita nuestro cuerpo emocional, ideológico, intelectual, psicológico y espiritual. De esta forma, la violencia que se ejerce sobre todos nuestros cuerpos por parte del Estado, resulta muy evidente. En este sentido, las mujeres bisexuales, lesbianas, trans y queer, al quedar invisibilizadas por las instituciones del Estado estamos desposeídas y desprotegidas absolutamente. Esto ocurre mientras se nos EXIGEN las mismas obligaciones con este Estado negador de derechos. O sea, pagamos impuestos, votamos, criamos familias, cuidamos del medio ambiente, producimos labor, generamos capital, creamos y construimos la sociedad costarricense igual o más que todas las demás ciudadanas.

Una mujer queer… ¿QUÉ ES ESO??? Hablar de una identidad de género y de una orientación sexual queer es todavía una idea TAN loca que nada más voy a decir que las mujeres queer son en este momento prácticamente extraterrestres, objeto de fascinación y repulsión por parte de casi todos  y todas las y los pertenecientes a las categorías sociales existentes. También voy a agregar que las mujeres queer son, dichosísimamente, en mi opinión, el futuro y salvación del movimiento feminista. Las invito a investigar al respecto si les llama la atención.

También se ejerce violencia sobre nuestros cuerpos dentro de los mismos grupos minoritarios, donde encontramos mujeres feministas que, si bien no dudan en aceptar nuestro apoyo y nuestro esfuerzo para defender sus causas, no tienen el mismo compromiso con nuestros derechos fundamentales como mujeres bisexuales, mujeres lesbianas, mujeres trans y mujeres queer. Que en congresos y encuentros feministas alrededor del mundo y si, acá en Costa Rica, se discuta si se aceptan o no mujeres trans en el espacio feminista, me produce una sensación de horror, por ejemplo. Más aún si consideramos que las mujeres trans son las más expuestas a situaciones de riesgo ante los muchos tipos de violencia que enfrentan las mujeres en general. Por cierto, creo firmemente que “mujeres en general” tiene que dejar de significar “mujeres heterosexuales.” Y también creo que este cambio se debe ver reflejado en los esfuerzos feministas de las mujeres heterosexuales en particular.

O sea, como propuso hace años Adrienne Rich, todas las mujeres tienen que analizar su propia posición en el espacio social, y ahondar en sus propios privilegios y prejuicios antes de poder exigir ningún derecho para sí mismas, que pase por encima de los derechos de sus hermanas diversas.

A mí siempre me ha parecido que hasta que TODAS las mujeres defiendan los derechos de TODAS las mujeres, el patriarcado nos va a seguir dividiendo y conquistando a raíz de diferencias que fueron sembradas por ese mismo sistema opresor, padre del Estado. (Discurso dado en el marco de las celebraciones del pasado 8 de marzo, en la tarima del Encuentro de Mujeres Universitarias, en Ciencias Sociales).

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