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Adorando siempre el becerro de oro de una tecnología dedicada a disminuir lo humano y cosificar el afecto, las mansas ovejas formadas por filas

Como hecho humano, el gran sacrificado de la algo hipomaniática cibercultura, ha sido la relación interpersonal. Las personas ya no se visitan, se logran hablar por la cibernesis o por sistemas celulares.

Adorando siempre el becerro de oro de una tecnología dedicada a disminuir lo humano y cosificar el afecto, las mansas ovejas formadas por filas de clientes deseando una mejor vida, se enlistan en más y más sistemas cibernéticos, que ahuyentan las relaciones interpersonales y destruyen la afectividad no esquizoide del corazón.

Encerrados en sus casas, los prisioneros de Zenda del nuevo cibersalvajismo, se dedican a una tarea interminable de traducción de lo humano a lo cosificado.

No parece existir un fin de los nuevos inventos que enriquecen a unos cuantos y disminuyen a todos los demás.

Lo empresarial como hecho de lo interpersonal, inventó el salvajismo de una tecnología cibernética, capaz de amenazar las conductas más sencillas de la conversación, la lectura o la escritura.

Ciertamente la tertulia murió ante las pantallas que de hogar en hogar producen la polución de una cibernética enajenada e incapaz de crear un humano. La relación del hombre con la divinidad, con lo sacro, con lo trascendente, se satisface leyendo alguna tontería ciberbernética sobre religión o alistándose para tener un “amigo” en una red de difusión igualmente carente de significado.

Ya de por sí, el egoísmo había carcomido la idiosincrasia del costarricense, pero ahora ha de ser sepultada por ipods, playstations y cuantas tonteras y necedades que se inventen para producir un consumidor más. Se busca que la mente humana funcione de acuerdo con un programa de computación, en que se hagan “innumerables downloadings” de la realidad. Otro invento moderno más, que como el neoliberalismo no regulado,  me imagino y  ojalá lo sea, se llegue a autodestruir en unos cuantos años.

Si la nefasta ecuación de “lo empresarial como lo real” llega a ser vencida por un nuevo humanismo, dejará cicatrices en la humanidad que tardarán años para sanar.

Una de esas cicatrices es haber reducido la relación interpersonal a una pantalla sin realidad correspondiente del corazón o para ese caso del espíritu mismo. En una civilización cuyo villano es el “spam” y cuyo héroe es el website, tienen que existir llagas profundas en la emotividad humana, especialmente en las áreas interpersonales.

¿Cómo y esto ha de preguntarse de mucho corazón, es posible que un noviazgo se lleve a cabo con “chat”; una visita a otro hogar, en un pantalla; o un día con la familia, en un playstation en el cuarto del consentido nene?

Muy desafortunadamente los latinoamericanos copian todo de los Estados Unidos, cuando estos más entran en las fases de decadencia.

A igual que solían hacer de Europa, hace dos o tres generaciones. La cibernesis y el cibersalvajismo, son síntomas de la decadencia del corazón y de la relación interpersonal y espiritual. Toda la pornografía que se quiera está a su alcance, más todas las obras humanas  sobre un tema. Cualquiera dirá que este último justifica todo lo demás.

Claro que sí lo haría, estimado lector, excepto que desglosando más fino, la mayor parte de la información científica y literaria no se puede ni leer y mucho menos “download”, sin pagar sumas imposibles de $50 por trabajo.

De hecho, es posible que no  se haya avanzado en América Latina, mucho más con la desastrosa cibernesis, de cómo se estaba informativamente en los años setenta y ochenta. No hay sustituto para una buena biblioteca con libros y revistas científicas, con obras literarias, filosóficas y teológicas.

Ese sustituto no existe realmente en la cibernesis, si se toma en cuenta que la mayor parte de las revistas científicas no se pueden “download” sin pagar. Para ese caso, la mayor parte de los libros tampoco.

Si se pueden “download” todo tipo de sandeces y que sirven para dar la impresión de que no hay brecha entre nosotros y los países desarrollados.
Una impresión, nada más. Un estado delusivo.

Una consecuencia de un hábil mercadeo destinado a continuar produciendo el fantasma de la igualdad con el desarrollo. Como todo fantasma, eventualmente es desaprobado o es sometido a un exorcismo.

Y es que hay que darle un descanso eterno a esa cibernesis de la nada, que parece fomentar una hipomanía esquizoide en la cultura y en la civilización.

Desafortunadamente, América Latina carece de gobiernos que produzcan igualdad alguna con los de los países desarrollados. No por eso carece de capitales desproporcionados, pero si de patrias y enjambres protectivos.

Por algunos años más anticipo que la cibernesis seguirá siendo el nuevo igualitarismo de América Latino y luego cuando se desplome en las naciones desarrolladas, desaparecerá en las nuestras también.

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