Samuel Stone advirtió que hasta 1970, 33 de los 40 presidentes que habíamos tenido, procedían de tan solo 3 familias.
Hoy, con 10 presidencias más, podemos tener la seguridad de que la situación es la misma. Esto explica por qué esas pocas familias ricas, que nos han expropiado como pueblo de nuestro país, se sienten amenazadas ante la eventual candidatura por el Partido Frente Amplio, del señor Eugenio Trejos Benavides, Rector del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Entendemos así, el porqué de las violentas arremetidas del periódico La Nación contra Trejos: los dueños de ese “medio de comunicación” también son socios de los dueños de los negocios más lucrativos del país, y manejan los partidos políticos que hasta el día de hoy nos han gobernado, y que se rifan cada cuatro años los puestos públicos desde los que nos azotan con corrupción, miseria, inseguridad y desempleo.
La Nación y los grupos económicos en ella representados, pretenden hacer con las universidades y su autonomía plena, lo mismo que con las instituciones otrora democráticas de Costa Rica (empezando por el Estado): intimidarlas y reducirlas a vasallas suyas.
Eugenio Trejos aún no es candidato, por lo que la virulencia de La Nación está totalmente injustificada. Sería como haber exigido a Chinchilla, o Araya, “soltar” vicepresidencia y alcaldía cuando ya redoblaban en la prensa sus nuevas aspiraciones. Sería lo mismo salvo por una diferencia: una cosa es rebotar cada cuatro años de un puesto en el gobierno a otro, y otra muy distinta el que una persona de trayectoria impecable como Eugenio Trejos, valore la posibilidad de aspirar a la Presidencia de la República, lo cual es esperanzador para quienes queremos erradicar las piñatas, las asesorías pagadas por el BCIE, los almuerzos de lujo, y la malversación los de los fondos destinados a dar vivienda a los más pobres: por citar sólo algunos de los enredos de este periodo de los Arias.
También deben erradicarse escándalos como los del caso Caja-Fishel, Banco Anglo, y CATS, entre tantos otros, de los que jamás podrá decir una palabra La Nación contra Eugenio Trejos, ya que todo eso es patrimonio exclusivo de los grupos de poder que siempre han estado en los gobiernos. Son esos mismos los que mandan que una carretera nacional pase frente a sus haciendas, y a la vez, son dueños de la constructora que contrata el Estado por orden suya.
Esos mismos, pretenden seguir trazando la ruta del “progreso nacional”. Si por la víspera se saca el día, seguirá siendo esta ruta demasiado angosta, remendada con asfaltos adulterados, siempre congestionada, e irremediablemente inundada por las crisis recurrentes, de las que sólo salen airosas las ratas. Todo esto, a no ser que nos demos la oportunidad de un cambio y deje Costa Rica de ser la parcela de unos pocos. Ese cambio, que encarna Eugenio Trejos, es justamente el que desvela al editorialista de La Nación S.A.
