Mario Solano, director de Escuela Eduardo Peralta:

Director de Escuela Eduardo Peralta: “Hemos rescatado una joya de Tucurrique”

Los estudiantes de la Escuela Eduardo Peralta Jiménez, de Tucurrique de Cartago, ya no tendrán que recibir clases al aire libre o muy apretujados

Los estudiantes de la Escuela Eduardo Peralta Jiménez, de Tucurrique de Cartago, ya no tendrán que recibir clases al aire libre o muy apretujados −como sucedió en los últimos meses−, sino que en adelante disfrutarán de un inmueble totalmente restaurado, que se erige en la actualidad como “una joya” del cantón, según Mario Solano, director del citado centro.

“Esta parte de la escuela estaba en muy malas condiciones, prácticamente lista para desecharse; sin embargo, ha sido muy bien restaurada y ahora la hemos rescatado, con la ayuda del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura… una joya de Tucurrique”, dijo Solano.

La escuela, según indagaciones hechas con pobladores de este distrito del cantón de Jiménez, tiene fecha de 1928 para algunos y para otros de 1934.

“El dato se obtiene de acuerdo con la fuente consultada. Nuestros datos sí difieren un poco de lo que dicen los de Patrimonio”, aclaró Solano. En efecto, para el Centro de Patrimonio el inmueble data de los años 40.

Cabe recordar que estas cuatro aulas del sector “viejo” de la escuela llegaron a estar en tan mal estado que fue el propio Ministerio de Salud el que clausuró las instalaciones, por el peligro que representaban para los 312 educandos.

“Dados los arreglos en estos días, los estudiantes estuvieron un poco hacinados, pero gracias a esa obra de restauración, más una aula adicional para preescolar y una batería de baños, vamos a trabajar en muy buenas condiciones”, comentó Solano.

La inversión del Estado en esta obra fue de ¢147 millones y, de esa forma, se rescató un inmueble que hace 14 años había sido declarado de interés patrimonial.

De acuerdo con el diagnóstico que se hizo en aquella oportunidad, la estructura de la escuela corresponde a la influencia arquitectónica denominada “vernácula”, la cual tuvo manifestaciones en el país entre 1901 y 1950.

Para el momento en que fue declarada de interés patrimonial, la Escuela Eduardo Peralta se encontraba en una condición “regular”; no obstante, después de ese año aumentaron los daños, hasta el punto de que fue clausurado por Salud y se pensó que lo más aconsejable era derribar el inmueble.

Dado el deterioro del centro, se debieron reconstruir los techos, los pisos de madera, las puertas, las ventanas, y se modernizó el sistema eléctrico.

Uno de los problemas que más aqueja a las edificaciones con algún grado de antigüedad son los sistemas eléctricos, pues por lo general constituyen −de acuerdo con los expertos− las principales amenazas.

La escuela dispone de 16 aulas, 4 de las cuales corresponden a la etapa patrimonial, que ya quedaron en condiciones óptimas para el uso de los estudiantes.

Además de mejorarse la escuela en sí, el entorno también ganó en presentación y belleza, y el conjunto, que se complementa con la iglesia católica, adquirió una nueva connotación. La centralización de estas edificaciones es un esquema que recuerda y responde a la visión que impuso el colonizador español.

El rescate de inmuebles por parte del Estado es una política que se ha mantenido y reforzado en los últimos años, ya que la Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico (Ley 7555) en un momento permitió que muchas de las edificaciones fueran declaradas de interés patrimonial; sin embargo, no previó de manera adecuada los mecanismos para su mantenimiento o su restauración.

Autoridades de Cultura, en diferentes oportunidades, han expresado la necesidad de que la Ley, que data de 1995, sea reformada o enteramente cambiada. Para ello, en la Asamblea Legislativa se encuentra un proyecto que está archivado y que, por ahora, parece tener pocas o nulas probabilidades de que sea discutido.

HISTORIA E IDENTIDAD

Solano resaltó que, para los pobladores de Tucurrique y del cantón de Jiménez en general, haber podido rescatar una edificación de la época de la primera mitad del siglo XX constituye un gran logro para la historia y la identidad de los habitantes.

Aunado a ello, los estudiantes crecerán en un entorno que procura darle un valor a lo antiguo, en contraposición con los cánones actuales, en los que predomina la cultura del “cleanex”, como lo dijera por ahí un escritor español.

Cartago cuenta con una serie de edificaciones declaradas de interés patrimonial, que abarcan una serie de espacios de diferente uso, desde las ruinas de Ujarrás, La Basílica de la Virgen de los Ángeles, la Casa Cural del cantón de Alvarado, el templo católico de Nuestra Señora de Guadalupe, el Cementerio General de Cartago, el cine-teatro Apolo, el Colegio San Luis Gonzaga y el Club Social de Cartago, entre otros, para un total de 62 entre edificaciones y sitios.

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