El exministro de Cultura cubano visitó Costa Rica para participar en las Cátedras Martianas realizadas en la Sede Pacífico de la UCR.
Para Armando Hart, los ministerios de cultura deben asumir la tarea de la defensa de la identidad nacional y latinoamericana.
Armando Hart Dávalos es uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio y luego del triunfo de la revolución fue designado Ministro de Educación, lo cual le significó dirigir la célebre Campaña de Alfabetización, que llevó a Cuba a obtener la tasa más elevada del continente en ese rubro.
Entre 1976 y 1997 fue Ministro de Cultura de la isla, donde fundó una importante cantidad de instituciones culturales y una amplia red de enseñanza artística, la cual alcanzó los rincones más alejados de su país.
Hart Dávalos es autor de numerosos ensayos en política y cultura y ha recibido gran cantidad de reconocimientos de diversas universidades en todo el mundo y organizaciones como la UNESCO.
En días pasados visitó Costa Rica para participar en la serie de Cátedras Martianas que tuvo lugar en la Sede Pacífico de la Universidad de Costa Rica y conversó de manera exclusiva con UNIVERSIDAD. A continuación un resumen de esa entrevista.
-Uno de los méritos reconocidos a la revolución cubana son los logros en materia de cultura, como exministro en este campo, ¿qué papel considera que debe jugar el Estado a la hora de ser gestor o facilitador?
-Un Ministerio de Cultura debe promover la defensa de la identidad cultural, eso es promover el conocimiento de la historia de cada país, que se promueva tanto la identidad nacional como la latinoamericana. Se trata de impulsar la cultura, no administrarla, de auspiciarla, organizar eventos, editar libros y música. Hay que defender la bandera de la identidad nacional sin entrar en antagonismo con el universo. Hay tres principios: identidad, universalidad y derecho a una civilización más alta. Hay que desarrollar la investigación alrededor de la memoria histórica.
-Usted ha dicho que ninguna revolución es posible sin educación, ¿cuáles y cómo se deben guardar los valores que deben regir los objetivos de un sistema educativo?
– Martí hablaba de la instrucción del pensamiento y la educación de los sentimientos. Hay que inculcar los más altos valores, como la dignidad humana, pero no de unos cuantos sino de todos. Hay que buscar el mensaje de Jesucristo de amor entre las personas y del trabajo colectivo; también a hay que buscar el pensamiento racional en lo científico de la modernidad europea, la igualdad propuesta por el socialismo del siglo XX, el principio internacionalista de Martí. Se trata de una cultura general integral cuya categoría principal es la justicia.
Estos valores vienen de una larga tradición y se deben analizar esas corrientes para tomar lo mejor de ellas, que es la defensa de la dignidad de la persona, en lo material y en lo moral, y reconocer que la ética es una necesidad funcional.
– A la luz de todos estos valores, ¿es sano para Cuba que sólo haya un partido político?
– Hay una crisis de los pluripartidos. En Cuba el Partido es una cosa distinta a lo que conoce el pluripartidismo. Cada país tiene condiciones distintas y en el nuestro el partido no propone candidatos, sino que son propuestos por los mismos ciudadanos en asambleas de barrios. Cuando en Cuba se habla del partido, se trata de una vanguardia organizadora. El sistema pluripartidista fracasó en Cuba y en el mundo está fracasando, como fracasó en Venezuela. Ese sistema no garantiza la democracia. En Cuba el voto no es obligatorio, pero el pueblo acude masivamente a las elecciones y la participación electoral se mantiene entre el 95% y 97%. El sistema electoral cubano tiene más garantías que el sistema de pluripartido, que es obsoleto para garantizar la democracia.
– En algún momento Nikita Krushev dijo que no sabía si Fidel era comunista, pero que él era fidelista, ¿hasta qué punto la revolución cubana es fidelista?
– La revolución es fidelista y es comunista. Antes de ser socialista yo era martiano y bolivariano y después nos hicimos socialistas. Lo que pasa es que hay que definir qué cosa es el socialismo, porque lo que hubo en el mundo durante la segunda mitad del siglo XX no era el socialismo de Marx, sino una seria tergiversación. Nosotros venimos de la corriente latinoamericana, propuesta por Mariátegui, quien dijo que el socialismo no puede ser calco ni copia. Hemos hecho una revolución socialista de raíces distintas a las de la Unión Soviética.
– Pero, ¿va la revolución a sobrevivir a Fidel?
– Yo confío en la juventud, que se ha educado con estas ideas. Tenemos que hacer respetar la moral, la ética y el sistema de decisión que ya existen. Los jóvenes encontrarán caminos. ¿Qué va a pasar en Cuba? ¿Qué va a pasar en el mundo cuando esta generación desaparezca? Nosotros tenemos gran confianza en la juventud. Hay miles y miles de jóvenes que fueron al Festival de la Juventud en Caracas.
– ¿Qué conclusiones obtiene de ese Festival de la Juventud en Venezuela?
– Fue extraordinario, hay un movimiento total y radicalmente nuevo, que surge a partir de la revolución cubana y de la venezolana. Se plantearon cuatro aspectos: Primero, que el mundo vive una crisis económica, social y ambiental; considero que si no cambia el curso de los acontecimientos, la humanidad no sobrevivirá. En segundo lugar, se planteó la necesidad de la integración continental de América Latina, que ya se está dando con iniciativas como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) o Petrocaribe. Tercero: buscar un nuevo camino para las ideas socialistas. El error principal de las izquierdas del siglo XX fue divorciar la política y las ideas de izquierda de la cultura.
Finalmente, se planteó que si existe un polo a nivel mundial que es el del imperialismo, hay que crear otro polo, el de la opinión pública mundial. Se debe exaltar la importancia de la cultura en la sociedad, de la equidad, la ética y el derecho. Se deben defender los derechos de toda la humanidad, pues no habrá estabilidad hasta que no haya un gobierno de base profundamente popular. Estamos en época de cambios, ya se han dado en Venezuela, Uruguay y Argentina y hay movimientos interesantes en países como Bolivia.
Los mayores tenemos la experiencia del siglo XX, los jóvenes la esperanza del siglo XXI, así que debe haber un diálogo intergeneracional, entre siglos. Hay que volver a estudiar a Marx y Engels en sus textos originales y el socialismo del siglo pasado se debe asumir a beneficio de inventario.
-Usted habla de una época de cambios en el continente, pero en realidad se han dado en el Sur, ¿No le preocupa que de Venezuela hacia el norte son todos regímenes de derecha?
– Los cambios van a ser internacionales, el problema es ponernos de acuerdo para enfrentar al imperialismo. Además hay que pensar en cómo llegamos a Estados Unidos. El imperialismo es hoy mucho más débil, ya no puede gestar golpes de Estado como en el pasado. Su prepotencia es síntoma de debilidad.
– ¿Si Costa Rica rechaza el Tratado de Libre Comercio (TLC) va a estar sola?
– No me quiero meter en política interna. Venezuela ha propuesto una alternativa que es el ALBA. Yo les pido que la analicen bien, porque le conviene más a Costa Rica. Lo que se ha dado bien interesante en Costa Rica es que no ha aprobado el TLC.