Enric Rufas es dramaturgo, director de teatro, guionista y actualmente se prepara para dirigir sus primeros corto y largometrajes. (Foto: Kattya Alvarado)
El reconocido guionista catalán escribió junto al costarricense Ariel Escalante el filme El sonido de las cosas, que se rodará en junio.
Su historia comenzó con el amor por las letras, aunque más tarde se infectó con el “veneno” del cine y el teatro del cual, afirma, no ha logrado curarse. Para él, el cine es una forma de ver el mundo y de encontrarse con otros, una manera de hacer sentir “menos solo” al ser humano.
El dramaturgo, director de teatro, docente y guionista español Enric Rufas visitó nuestro país con motivo de la Semana Internacional de la Nueva Escuela de Cine y TV de la Universidad Veritas, así como del arranque de la pre-producción de El sonido de las cosas, filme del costarricense Ariel Escalante, en el que Rufas participa como co-guionista.
El español es coautor de galardonados filmes como Las horas del día (Premio Internacional de La Crítica, Festival de Cannes 2003) y La Soledad (Selección Oficial del Festival de Cannes 2007, premios Goya a mejor película, mejor dirección y mejor actor revelación, 2007) ―ambos de Jaime Rosales― y ejerce como profesor en la Escuela Internacional de Cine y Televisión, en San Antonio de los Baños, Cuba.
Con quince años de experiencia acumulada en el mundo del cine, Rufas se encuentra trabajando en El sonido de las cosas, que se filmará en Costa Rica en junio, y en Hermosa Juventud de Jaime Rosales, que se estrenará en la sección “Una Cierta Mirada” del Festival de Cannes 2014. Al mismo tiempo, se prepara para dirigir su primer cortometraje y ya tiene listo el guion del largometraje que le seguirá.
Durante su visita, Rufas conversó con UNIVERSIDAD sobre su experiencia en el cine y los proyectos en que trabaja. A continuación, un extracto de esa conversación.
¿Por qué escogió el cine y el teatro?
― Realmente creo que ellos me escogieron a mí. Yo lo que empecé a trabajar fue literatura y me parecía increíble eso de poder escribir cine. Lo veía lejos, pero me puse a estudiar y me di cuenta que podía formar parte de este mundo maravilloso y decidí dedicarme a esta profesión. A medida que iba conociendo el cine, conocía el teatro y me atrapó también, entonces acabados los cursos de cine empecé a estudiar dramaturgia. Ahí me entró ese veneno, del que no me he podido curar nunca.
Si tuviera que escoger entre la literatura, el cine y el teatro, ¿cuál sería su gran amor?
― Pues, estaría como Machín, “¿cómo se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco?”
La mayor parte de estudiantes de cine sueñan con dirigir, ¿por qué eligió el guion y no la dirección?
― Es que soy un poco lento. La dirección, bueno, viene ahora. Después de quince años de experiencia al fin voy a dirigir mi primer cortometraje, que se va a rodar en setiembre si todo va bien. Ese será el primer paso para dirigir mi primer largo que será, además, mi primer guion en solitario.
Cuénteme del cortometraje…
― Se va a llamar Víctimas y trata de los celos, de un personaje muy celoso. Desde el punto de vista de él, trato de visualizar a una persona que al final es capaz de ejercer malos tratos hasta un punto de locura tremendo. Parto del punto de vista de él para intentar comprender cómo hay gente que llega hasta ese extremo.
¿Y el largometraje?
― Es un largo un poco oscuro, sobre unos niños de 12 o 13 años que tienen una relación muy particular entre ellos; al final, entre todos lo que están intentando es deshacerse de sus padres. Se va a llamar Los débiles.
Sus historias están siempre centradas en pequeños “dramas diarios”. ¿Por qué?
― Bueno, es que yo creo que toda la vida son los pequeños detalles: lo que nos hace sufrir, lo que nos emociona, no son grandes cosas. Un cine de más explosiones que las que se ven en La soledad es un cine falso, que no existe. Yo me identifico con esos pequeños dramas diarios porque ahí está lo que quiero contar, los sentimientos, las emociones.
¿Cuál cree que sea el valor actual del cine?
― Creo que el cine sirve para hacerse preguntas, para identificarse. El cine sirve, sobretodo, para sentirnos menos solos. Cuando se tiene un parecido o se siente reflejado en un personaje o en alguna situación, el ser humano se siente menos solo.
¿Cree en el potencial transformador del cine?
― Pues yo creo que es muy difícil. Cambiar el mundo a partir del arte es complicado, pero creo que podemos estar ahí como una pequeña consciencia. Algo como: “ya que no puedo cambiar el mundo, que el mundo no me cambie a mí”.
¿Qué es lo más importante al escribir un guion?
― La sinceridad, las ganas de contar una historia que sea tuya, que no lo hagas por motivaciones ajenas al acto mismo de contar algo. Hay entrega y una dedicación que tiene que ver con ofrecerle una verdad propia a un posible público.
¿Las historias de sus guiones surgen de las ideas de un director, de los personajes, de conceptos?
― A mí personalmente me gusta más partir de los personajes, que sean ellos los encargados de llevar la trama de la película. Me parece más verdad porque creo que el ser humano no está metido en una trama, sino que es él quien la desarrolla.
Y, ¿dónde nacen sus personajes?
― Pues de la vida real. Para mí cualquier persona es un personaje, uno mismo es un personaje y como trato los pequeños dramas diarios, me baso en cualquier persona que tenga a mi alrededor. Todos somos personajes.
Eso implica que, por ejemplo, un tipo como Abel – personaje de Las horas del día que asesina sin razón aparente – ¿anda por ahí, por la calle?
(Entre risas) En realidad cuando Jaime –director y co-guionista del filme– y yo empezamos a trabajar ese guion, él me dijo: “Mira, me he basado mucho en tu vida”. Entonces, el personaje de Abel está basado mucho en mi vida, como mi pueblo, el negocio de mi familia que era una tienda muy parecida a la que sale en la película, todo es muy parecido a mi vida, menos lo de los asesinatos. Tanto es así, que el director hasta se empeñó en rodar en casa de mi madre.
Actualmente, usted trabaja un filme con un tico, Ariel Escalante. Cuénteme de ese proceso.
― La verdad ha sido un proceso maravilloso, estamos con un guion casi definitivo. El rodaje va a ser en junio y la verdad que es una película hermosa, muy intimista, una película sobre pequeñas cosas cotidianas, especialmente sobre cómo superar un duelo.
¿Qué puede esperar el público de El sonido de las cosas?
― Pues deberían ir al cine buscando que les cuenten una historia que les emocione, que les haga pensar, que les conmueva. Estoy seguro que la película lo conseguirá.
