Andrey Amador:

“He tenido mucha suerte”

El costarricense afirmó a UNIVERSIDAD que en su carrera como ciclista profesional ha contado con la diosa de la fortuna, para estar entre los mejores

El costarricense afirmó a UNIVERSIDAD que en su carrera como ciclista profesional ha contado con la diosa de la fortuna, para estar entre los mejores pedalistas del mundo.

Andrey Amador Bikkazakova es el ciclista costarricense de mayores logros de todos los tiempos. Su historial es soberbio: ganó una etapa del Giro de Italia en el 2012 y en la edición del 2015 ocupó el honroso cuarto lugar.

Eso es algo que ningún centroamericano había hecho antes y puso a Costa Rica en el mundo del ciclismo mundial.

Pero el pedalista del equipo español Movistar prefiere el bajo perfil. No está en su ánimo hacer aspavientos de sus pergaminos y más bien busca compartir la paternidad de lo alcanzado. Incluso, recurre a la suerte para explicar su fulgurante paso en el pelotón de las grandes competencias europeas, como el Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España.

En entrevista con UNIVERSIDAD el pasado martes 23 de junio en la casa de sus padres, en Cartago, el rutero habló de su paso por el ciclismo de alto rendimiento, su experiencia como “capo” (líder) en el Movistar y del futuro de su carrera.

¿Cómo llegó Andrey Amador a este sitial tan importante en el deporte mundial?

−Es un poco de todo. Algunos ciclistas abrieron las puertas antes de que yo llegara al concierto internacional y también creo que conté con un poquito de suerte, pues José Adrián “Champulón” Bonilla estaba en el ciclismo profesional de España y me ayudó mucho. Incluso, fue él quien me planteó irme para Europa. Fue vital estar con otro tico allá y hasta compartíamos habitación. Juntar todas estas circunstancias muchas veces no se puede, por eso digo que tuve suerte.

Otro elemento es que se fijaron en mí equipos como Lizarte (amateur) y Caisse d’Epargne (profesional). Yo digo que me fui “rodado”, pues no me programé. Solo hice lo que me gusta, que es andar en bicicleta, dando lo mejor de mí y todo me fue saliendo bien”.

¿Qué se necesita para llegar a ser un ciclista profesional de tan alto rendimiento?

−Como todo en la vida, lo importante es el talento, el cual todos tenemos, cada uno en su ámbito. Por ejemplo, hay que tenerlo para cuando uno toma la decisión de irse (en una fuga). También está el tema de las lesiones, algo a lo que los ciclistas siempre estamos expuestos y no hay duda que se requieren buenos consejos en momentos claves. Hay otros aspectos básicos, como esforzarse, estar siempre concentrado y, lo imprescindible: superar los malos momentos, que aparecen por montón.

Usted siempre ha sido “peón”, pero en el Giro de Italia fue “capo”. ¿Qué sensación le dejó esta nueva faceta?

−Siempre he sido “peón” y sigo siéndolo. Y no he ganado nada tampoco, por lo que no puedo decir que soy un ganador o un líder, al menos por ahora. En el Giro, tuvo la oportunidad de ser “capo” y esto me facilitó no desgastarme tanto, de esforzarme solo por mí mismo, de pensar un poquito en mí; de estar siempre a rueda, sin la necesidad de tener que bajar por agua, todo ello con el fin de destacar. Se nota la diferencia cuando uno es “peón” y cuando es “capo”. A ello se unió que estaba en un buen momento físico y hasta tenía cólera por la caída que sufrí pocos meses antes del Giro.

¿Cuán difícil es ser “capo” en un equipo profesional en una competencia como el Giro?

−Es bonito, tranquilo. Disfruté mucho el momento. Nunca me había visto como “capo”, aunque debo reconocer que en el Giro fui un “capo” de segunda línea, pues había cuatro o cinco “capos” que estaban por encima de mí en muchas cosas. Claro, siempre es importante estar ahí y ser “capo”, aunque sea de segunda línea. Me sentí feliz, contento, aunque también con presión, pues al equipo le interesa mucho que a su líder le vaya bien y que si hace podio (estar entre los tres mejores) es buenísimo, por el tema de prestigio y de puntos en el ranquin. Entonces, siempre lo van “tallando” (exigiendo) un poquito a uno, para estar mejor. Siempre hay presión y lo que uno desea es no fallar.

¿En algún momento sintió desfallecer?

−No. La última semana, mi equipo, Movistar, apostó bastante por mí y sentí “miedillo” de fallar, pero por dicha todo salió bien. El podio estuvo cerca (ocupar el tercer lugar), pero no pudo ser y creo que el cuarto puesto fue una ubicación que me correspondía.

¿Cómo es rozarse con los grandes del ciclismo mundial?

−Siempre hay mucho respeto. En mi primer año como profesional, tenía un poquillo de admiración hacia los grandes corredores. Me acuerdo que coincidí en una carrera con Lance Armstrong, quien regresaba al ciclismo. Lo admiraba mucho, pues fue durante mi infancia que él ganó los siete Tour de Francia y lo tenía como un ídolo. Fue un momento en que todavía no me daba cuenta de que yo estaba ahí, en competencia con los grandes. Luego eso se asimila y ahora tengo a dos grandes en mi equipo, como son Alejandro Valverde y Nairo Quintana, quienes son ídolos para mucha gente. Los tengo que tratar como amigos y compañeros de equipo. Al final, es una relación profesional.

¿Se hablan entre líderes de grandes equipos?

−A veces. En especial en los momentos de tranquilidad en el lote. Hablo sobre todo con los españoles y los italianos.

Usted es un líder para los costarricenses. ¿Cuál es el peso de eso?

−No sé si seré un líder, pero sí es bonito saber que uno dio un paso adelante. Pero no creo ser el único, pues ha habido muchos ciclistas que lo han dado todo en Costa Rica para bien del deporte nacional. Ahora me toca a mí y ojalá que atrás vengan otros que pongan el listón más alto.

¿Cuánto esfuerzo cuesta llegar hasta donde está usted?

−Mucho. Tuve que sacrificar la familia, los amigos, el país. Estaba joven cuando me fui a Europa, pues tenía 20 años y a esa edad, ¿a quién no le gustaría estar con sus amigos en la casa? Pero me marché y no sabía lo que vendría, lo que el futuro me depararía, y eso no es fácil. Luego uno se va acomodando, se hace amigos, tuve el premio de la vida de que mucha gente me ayudó muchísimo, gente muy buena, encontré un segundo padre (Manuel Azcona, patrón del equipo amateur Lizarte) quien me ayudó y motivó. Estoy muy agradecido por esto y pienso que desgraciadamente otros no tuvieron esta suerte.

¿Qué viene ahora?

−Para ser sincero, aún no hemos hablamos nada de lo que sigue. Estaré entrenándome hasta el 20 de julio en Costa Rica y luego veremos.

¿En qué competencia le gustaría estar?

Seguramente iré al Tour de Polonia. Me gustaría correr la Vuelta a España, pero la verdad todavía no he hablado con el gerente deportivo de Movistar (Eusebio Unzué) para ver en cuál carrera estaré.

¿Qué le dice el máximo referente del ciclismo costarricense de todos los tiempos a los jóvenes de nuestro país?

−Que el techo se lo pone uno donde quiere, que todo es alcanzable y que lo importante es luchar por lo que se quiere cada uno en su campo, ya sea en los estudios, lo profesional o en el deporte. Lo importante es darlo todo en lo que realmente uno es feliz.

¿Cuál es techo de Andrey Amador?

−Siempre he soñado con ganar una gran clásica en los adoquines, ojalá la de Flandes. Eso me haría más feliz que estar en el top 10 de una gran vuelta (Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España). Aunque sea difícil, siempre voy a luchar por conseguirlo, pues es el objetivo de muchos corredores profesionales.

Este es Andrey

Nombre: Andrey Amador Bikkazakova.

Fecha de nacimiento: 29 de agosto de 1986 (28 años) en San Ramón, Alajuela.

Padres: Rodolfo Amador (costarricense) y Raisa Bikkazakova (rusa).

Estatura: 1,81 metros.

Peso: 73 kilos.

Equipo actual: Movistar Team (España, profesional).

Equipos anteriores: BCR-Pizza Hut (Costa Rica, amateur), Lizarte (España, amateur), Caisse d’Epargne (España, profesional).

Palmarés

Como amateur: 2007, ganó una etapa de la Vuelta a Navarra, España.

Como profesional: 2008, conquistó la “Subida a Gorla” y una etapa del Tour del Porvenir.

2012, 19 de mayo, el día más glorioso del ciclismo tico, cuando Andrey ganó la etapa número 14 del Giro de Italia, con un trazado de 206 kilómetros entre Cherasco y Cervinia.

2015, cuarto lugar del Giro de Italia.

 

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