Mundialista del rácquetbol: Joaquín Solera le ha dado a Costa Rica lauros y títulos

Joaquín Solera un día decidió abandonar la raqueta de tenis con la que jugaba torneos en el San José Indoor Club y se pasó

En los Estados Unidos, Irlanda, México, República Dominicana, Atenas, Panamá, Caracas y toda Centroamérica han admirado su juego y sus logros.

Joaquín Solera un día decidió abandonar la raqueta de tenis con la que jugaba torneos en el San José Indoor Club y se pasó al rácquetbol. La culpa la tuvo su gran amigo Rogelio Díaz, quien lo invitó a cambiar de deporte.

“Me estaba aburriendo la rutina del tenis, me metí al pequeño rectángulo del racquet y me sentí a gusto.  Lo empecé a practicar formalmente y me fui enamorando del vértigo de la disciplina: entrené duro y tuve premios muy temprano.  Conquisté el tricampeonato nacional en la categoría ‘junior’ individual en las temporadas 96, 97 y 98, con diez, once y doce años de edad.

La triple corona me llevó a la Selección Nacional y competí en 1998 en el Campeonato Mundial Juvenil Junior celebrado en Los Angeles”, nos recuerda este triunfador del rácquetbol, que se entrena tres horas al día bajo las órdenes de su cuerpo técnico, integrado por los gemelos Fernando y Jorge Rodríguez, para defender a Costa Rica en los próximos Juegos Centroamericanos a desarrollarse en Panamá del 12 al 19 de abril.
Los inicios del rácquetbol se remontan a los años 20, pero su reglamentación se da al final de la década de los 50.  Es una alternativa al tenis pero para jugarlo en canchas interiores, combinando reglas del “squash” y el “handball”, dos disciplinas parecidas.
El “rácquetbol” tomó auge a partir de la mitad de la década de los 60. Desarrolló todo su potencial y se formó la Asociación Internacional de Rácquetbol, que fue la precursora de la famosa Asociación Americana Amateur de Rácquetbol (AARA).
En los años 70, se pudo comercializar un tipo de raqueta y de equipo de bajo costo, lo que puso esta disciplina al alcance de todos, aumentando dramáticamente el número de jugadores en prácticas y competencias.
En la década de los 80, los Estados Unidos estaba inundado de canchas de rácquetbol, lo que dio paso al primer Campeonato Mundial en 1981.
“Además”, nos agrega Solera, “por esa época el Comité Olímpico de Estados Unidos otorgó a la AARA el nivel de juego olímpico a nivel nacional, lo que abrió la oportunidad a centenares de rácquetbolistas de participar y competir en los Festivales Olímpicos de los Estados Unidos y posteriormente, ya a nivel de ciclo olímpico, el ‘racquet’ fue aceptado como disciplina en los Juegos Panamericanos.
Tuve la oportunidad de ser seleccionado nacional a los Panamericanos de Caracas, Venezuela en el 2005 y a los Panamericanos de Santo Domingo, República Dominicana un año después”, relata Joaquín.
Se estima que casi 20 millones de personas practican el rácquetbol en más de 90 países del mundo. El creciente mercado para jugadores profesionales y aficionados en este siglo abre la posibilidad de que el rácquetbol sea tomado en cuenta como deporte olímpico…”aunque el corazón de la disciplina y sus mejores representantes del planeta son los Estados Unidos”, expresa nuestro joven campeón.

ASCENSO METEÓRICO

“Cuando yo empecé a jugar ‘racquet’, no había muchos rivales de mi edad, de manera que llevé palo y perdí muchísimos partidos contra jugadores de más edad y nivel.  Pero no solo aprendí a perder, sino que adquirí experiencia, madurez y una mejora en mi juego”.
Después de ganar el tricampeonato junior, ascendí a la categoría C y con 13 años me convertí en campeón nacional.
Subí a categoría B y gané el bicampeonato en dobles las temporadas 2000 y 2001 y ese mismo año hice el doblete conquistando el título nacional individual.
Eso me llevó a la Selección Nacional para jugar un “dual meet” contra Guatemala y viajar al Mundial Junior en Orlando, Florida en el 2003, donde fui escogido como el jugador más valioso de Costa Rica.
Ser seleccionado nacional fue una experiencia maravillosa; no es solo el uniforme blanco, azul y rojo lo que uno lleva pegado al corazón. Es un pedacito del país el que viaja con uno. Defender a Costa Rica es un honor, pero también una responsabilidad”, indica Solera al Semanario.
Jugador muy completo, domina el punto clave de esta disciplina que es la rapidez.  Además, cuenta con la agilidad que dan los entrenamientos.
“El rácquetbol es un deporte muy dinámico y técnico, quien lo juega debe tener excelentes reflejos y jugar con raquetas adecuadas. Es importantísimo el encordado de la raqueta; mientras más delgada es una cuerda, más poder y control se obtendrá. Tiene más elasticidad una cuerda delgada y ayuda a que el golpe sea mejor”, enseña Solera.
Joaquín Solera dio el salto a la categoría A en el 2002 y de inmediato conquistó el título y empezó a jugar “la Open”, de la que fue tetracampeón en los años 2006, 2007, 2008 y 2009.
Mientras saboreaba su primer título “Open”, compitió en los Olímpicos Centroamericanos con sede en nuestro país, ganando el campeonato, luego fue tercero del mundo en la categoría Open, llave roja en República Dominicana, décimo tercero en la llave principal y hace un par de años dibujó un papel brillante en el Campeonato Mundial en Kingscourt, Irlanda, donde le dio a Costa Rica el décimo cuarto lugar.


El chuchequero


Nombre: Joaquín Solera Moreno
Fecha de nacimiento: San José, 25 de junio de 1986
Padres: Marianela y Joaquín
Hermanos: Javier y Eduardo.
Novia: Andrea Zumbado
Bachiller en Administración de Empresas con énfasis en mercadeo y ventas.
Cursa la licenciatura en la U. Latina.
Le gusta tocar batería y la playa.
Juega también fútbol cinco, tenis y squash
Fanático de Puntarenas
Admira a sus entrenadores, los gemelos Rodríguez
Un deseo: que más mujeres jueguen rácquetbol
Un torneo: El 46 IOA Sessions Young en Atenas, Grecia (2007)


¿Cómo se juega?


El rácquetbol se juega en una cancha con seis paredes de 20 pies por 40 y 20 pies de alto. Toda la superficie de las paredes, incluyendo el techo están en juego. El piso es de madera y es muy importante que sea de color. Esto permite que los jugadores no pierdan de vista la pelota. La bola está hecha de goma de color azul y tiene una capacidad de rebote mucho mayor que una pelota de tenis, de manera que los jugadores deben usar lentes protectores de ojos y ropa deportiva adecuada.


 

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