De cara al mundial en Brasil, Jorge Luis Pinto empezará seguramente a trabajar con una base de 17 futbolistas que llevaron el peso de la eliminatoria y la clasificación, la mayoría de ellos legionarios. (Foto: http://fedefutbolcr.com)
Costa Rica se convirtió en la décima selección nacional clasificada al Mundial de Brasil 14, tras vencer en los cuatro partidos que jugó como local en el Estadio Nacional; empatar tres como visitante en Panamá, México y Jamaica; y una sola derrota en la nieve de Denver, con Estados Unidos.
La Tricolor se dio el lujo de amarrar el boleto al Mundial, con dos fechas de anticipación en la ronda hexagonal. Todavía debe enfrentar a Honduras en Tegucigalpa y recibir a México en La Sabana.
Bajo la batuta técnica de un hombre que se definió como “honesto y trabajador” —calificativos veraces y ciertos, a los que se deben agregar otros atributos, como profesional, responsable, disciplinado, maestro y conocedor absoluto de su trabajo como estratega del fútbol—, Costa Rica se enrumba a su cuarta Copa del Mundo en un país futbolero por excelencia, a la expectativa del sorteo de los grupos y desde luego de la integración de los 23 jugadores que irán a defender el uniforme patrio.
En dos de las tres ediciones anteriores en que Costa Rica asistió a la máxima justa futbolística del planeta, le tocó por rifa el mismo grupo de Brasil. Sucedió en Italia 1990 y en Corea-Japón 2002.En el verano italiano, la potencia suramericana apenas derrotó a la Tricolor 1-0, en una presentación que personalmente califico como vergonzosa (yo estuve ahí), pues Bora Milutinovic metió el bus en la puerta de Luis Gabelo Conejo, la Selección Nacional se escondió, se atrincheró, no opuso ningún tipo de resistencia; no remató a marco y solo se presentó para que no la golearan, logrando el objetivo y, desde luego, las críticas de la prensa deportiva universal.
El pésimo sabor de esta presentación se borró pocos días después, cuando Costa Rica derrotó a Suecia 2-1 y a Escocia 1-0, y se clasificó a la segunda ronda del Mundial, todo un hito histórico en aquella época.
En Corea y con Alexandre Guimaraes como técnico, la Selección Nacional le plantó a Brasil un partido cara a cara, de ida y vuelta, que tuvo ocho anotaciones (5-3 en favor de los suramericanos), juego que fue calificado como uno de los cinco mejores de ese Mundial, e incluso, varios periodistas lo calificaron como el más atractivo y emocionante de todo el evento.
Muchos en su momento dijeron que fue un error de Guimaraes abrírsele a Brasil, porque no pudimos pasar a la segunda ronda por Turquía, por un gol de diferencia. Se debió haber ido ante los brasileños por un resultado más apretado. Otro sector adujo que esos tres goles frente a los suramericanos mejoró el gol promedio de la Selección, cosa también cierta.
Ahora, comparando la presentación de Costa Rica frente a Brasil en Italia, con la de Corea, triunfa por abrumadora mayoría la segunda, un paladar al espectáculo, totalmente contrario con la mezquina presentación del país de la bota.
Que nadie se sorprenda si el partido inaugural del mundial próximo sea un Brasil-Costa Rica. Eso sí, con Jorge Luis Pinto como entrenador, en el Mundial no veremos a una Costa Rica asustada ni mucho menos abierta. Veremos una Selección Nacional equilibrada, bien parada, “a la que les costará mucho vencernos”, según palabras del técnico colombiano.
ESPACIO DE MANIOBRA
Cada selección clasificada al Mundial debe presentar una lista de 23 jugadores; el torneo se jugará del 12 de junio al 13 de julio, de manera que faltan solo nueve meses para que inicie.
Lógicamente que lograda la clasificación y con poco espacio de maniobra para que un director técnico empiece de cero a planificar el trabajo hacia el Mundial, los estrategas del orbe tendrá que acudir a una base de jugadores con la que vienen trabajando y que fue la que conquistó el boleto a las justas.
Costa Rica no será la excepción y Jorge Luis Pinto —es casi un hecho— empezará a trabajar con una base de 17 futbolistas que llevaron el peso de la eliminatoria y la clasificación, la mayoría de ellos legionarios.
Parece que este trabajo, ya en el sendero hacia Brasil, arrancará una vez concluida la hexagonal. No estamos de acuerdo con quienes afirman que los dos juegos que faltan ante Honduras y México se pueden tomar como los dos primeros fogueos para el Mundial, porque sentimos que en ese par de juego concluye una etapa y después se inicia otra, lógicamente con la base del grupo de jugadores.
En nueve meses pueden suceder muchas cosas. Los futbolistas se pueden lesionar, pueden perder la titularidad en sus respectivos clubes; entonces, de ser relegados a la reserva, igual pueden bajar su rendimiento, de manera que el seguimiento que les da el cuerpo técnico del seleccionado puede resultar igual de regular que a la inversa.
Ya se vio el fin de semana pasado cómo se lesionó gravemente Bryan Ruiz; cómo fue relegado a la banca Bryan Oviedo; qué bien atajó Keylor Navas con el Levante; en fin, cosas negativas y positivas que serán pan corriente en lo que resta del camino.
Entonces, podríamos señalar a 17 jugadores con un espacio “fijo” en la Selección Nacional para el Mundial, pero sujetos al vaivén de los acontecimientos.
Porteros: Keylor Navas y Patrick Pemberton.
Defensores centrales: Johnny Acosta, Giancarlo González, Michael Umaña y Roy Miller.
Defensores laterales: Cristian Gamboa, Bryan Oviedo y Junior Díaz.
Mediocampistas de marca: Yelstin Tejeda, José Miguel Cubero y Michael Barrantes.
Mediocampistas mixtos: Celso Borges, Cristian Bolaños y Bryan Ruiz.
Delanteros: Alvaro Saborío y Joel Campbell.
Quedan seis espacios.
Un tercer portero: Leonel Moreira, Esteban Alvarado o José Torres.
Otros defensores: José Salvatierra, Óscar Duarte, Christopher Meneses y Kendall Waston.
Más mediocampistas: Ariel Rodríguez, Osvaldo Rodríguez, Randall Brenes, Diego Calvo, Rodney Wallace y Kenny Cunninghan.
Otros delanteros: Víctor Núñez, Yendrick Ruiz, Marco Ureña, Alejandro Alpízar, y Daniel Quirós.
Me atrevo a adelantar que de este grupo pasan Moreira y Chiqui Brenes, de ahí que quedan solo cuatro espacios.
Como vemos, la cama es pequeña y no hay campo para tanta gente. Tremenda responsabilidad para el señor Pinto.