La “Vía Costarricense“(VíaCR) presentada por Figueres es una sugerencia motivadora para que los ticos trabajemos en un Proyecto País, que apenas se esboza en acuarela. Es una traducción tica del “Yes we can” de Obama, donde se llama a la unidad nacional por encima de pequeñeces politiqueras. No es un plan de acción, ni siquiera fija una meta, pero sí es el enfoque correcto.
Por ahora, es un foro similar a la sección de opinión de un periódico, abierta a todo el mundo en un sitio web, pero con tres virtudes claras: 1- Resalta el punto vital: hay que resetear el país, porque está varado y sin rumbo; 2- Es realista en que una acción partidista o electoral es inútil para resolver un problema tan profundo, y 3- Propone un ánimo positivo, de integración, de trabajo en equipo por un fin común.
Esta carta de intenciones aún no es el inicio de un proyecto, porque los proyectos se empiezan definiendo sus tres variables básicas: alcance, costo y plazo.Plazo: un proyecto tiene una fecha de inicio y una fecha de finalización, cuando entrega su producto, como por ejemplo la construcción de una casa. VíaCR empezó en julio 2012, pero aún no dice cuándo hará entrega de sus productos. ¿Será en el 2014 con las elecciones próximas o en el 2021 con el bicentenario nacional? ¿O un plan para debate en el 2013?
Alcance: el objetivo es: “Reunir las ideas del imaginario tico sobre el país que deseamos”. Bueno sí, es un foro para discusión… ¿Para qué? ¿Modificar algunas leyes o crear organismo ciudadano que presione a los políticos o formar instituto de planificación nacional o llamar a Constituyente de la Tercera República? ¿Exactamente cuál es el producto que nos dará esa maquinita una vez termine su trabajo?
Costo: ¿cuáles recursos se destinarán? Aquí hay que presupuestar recursos humanos, económicos, técnicos, y esta será la parte más dura. ¿Cuáles herramientas tenemos para lograr el alcance, dentro del plazo dado? Abundan los recursos, pero no están enfocados en una meta común.
-Recursos naturales: de lujo, casi exceso. Energía renovable de ríos, viento y volcanes. Atracciones turísticas, mucho mar, posición geográfica, clima delicioso, biodiversidad, minerales y, al parecer, hasta petróleo.
-Recursos humanos. Nuestra gente, en especial los profesionales menores de 30 años son una generación creativa, adaptable, investigadora, bilingüe, multicultural y es la razón que atrae a tantas empresas multinacionales. Los menores de 20 son un talento que se está desperdiciando. Hay 100 mil de esos jóvenes que ni trabajan ni estudian.
-Recursos económicos. Tenemos dinero a montón, lo botamos a diario por millones. El metro de Panamá cuesta lo que acá gastamos en consultorías de gobierno en dos años. Se reparten millones en trochas y procesos, instituciones de burocracia gigante de convenciones colectivas jugosas, viajes, lujos y privilegios. Aquí sobra plata, pero ya está repartida en algunas argollas, donde cada uno jala para su saco.
-Recursos legales. Lamentablemente, hay demasiados. Para ejecutar el proyecto, se confunde uno al ver tantas herramientas: se puede inundar el Congreso con proyectos de ley, pedir una Constituyente, crear partidos políticos de cien personas, hacer lluvia de mociones o pedir 1000 amparos. Hay Contraloría, Defensoría, Procuraduría (hasta de la ética), Contenciosos Administrativos, SETENAS, “munis”, Sala Cuarta, Elecciones y Referendos. ¿Para qué más? Cada grupo de presión elije una herramienta favorita y nos estorbamos unos a otros por falta del plano y un maestro de obras.
Quiero pensar que de verdad la motivación es más elevada que barnizar la campaña política con un estilo “Obama tropicalizado”. No se puede jugar con la esperanza de la esta nación; esta podría ser la última carta antes del colapso. Necesitamos que el buen ánimo de esta Carta de Intenciones o Foro País se transforme en un verdadero Proyecto País.