La principal observación o hipótesis central del autor es que el sistema capitalista está en decadencia; y expone esa idea en el capítulo 13, sección 3, bajo el encabezado “Spiralling Down” (“En picada”). Thurow sostiene que se ha establecido “un círculo vicioso de desafección individual, desorganización social y consecuente declinación paulatina de la sociedad”. Para describir y explicar ese proceso, el autor hace una sugestiva comparación con acontecimientos que afectaron el Imperio Romano a partir del siglo V, cuando empezó la llamada “Época Obscura” o “Edad Media”. Y traza los siguientes paralelismos: creciente flujo de migrantes desde los países “atrasados” o “periféricos” al “centro” avanzado, con fuertes resistencias de este a incurrir en los costos para acogerlos y convertirlos en ciudadanos de primer orden; ascenso en el “analfabetismo funcional”; descenso en el “nivel de vida”; desplazamiento de lo “público” por lo “privado”; proliferación de “bandas urbanas”; sectores acaudalados que viven cada vez más separados del resto de la población en zonas “fortificadas”; predominio de patrones de consumismo y desperdicio; expansión de la corrupción, descomposición de valores morales y éticos, incluso en la propia Iglesia; confusión cultural en torno a lo que significa una vida digna; ahondamiento de la desigualdad social.
Cinco años después, la profesora Joanne Ciullia, filósofa y analista organizacional de la Universidad de Richmond, escribió el libro intitulado “THE WORKING LIFE: The Promise and Betrayal of Modern Work” (“VIDA LABORAL: Promesa y Traición del Trabajo Moderno”). Y cabe decir que, mientras Thurow enfoca las tendencias y el estado actual del capitalismo desde una perspectiva socioeconómica global, Ciulla penetra en los detalles a nivel de las empresas, destacando aspectos como los siguientes: con el objetivo de “producir más a menor costo” para competir en el mercado global, empresas como Sears, AT&T, Kodak, Boeing e IBM han estado despidiendo decenas y miles de empleados; por más esforzado y productivo que sea un trabajador, ya no tiene estabilidad, mucho menos seguridad, pudiendo perder su fuente de subsistencia en cualquier momento; valores como compromiso, lealtad y confianza entre empleados y empleadores están desapareciendo de la cultura empresarial; el estancamiento e inclusive reducción de salarios promedios disminuye la motivación de trabajadores, requiriendo mayor supervisión, aumento en el número relativo y la severidad de jefes; entonces, se impone una ética de temor en los lugares de trabajo, cada vez más; todo lo cual conduce a un ambiente de creciente enfrentamiento latente o manifiesto.
Otro distinguido estudioso y consultor de empresas, el canadiense Henry Mintzberg ha venido advirtiendo que esos procesos marcan una depresión sin precedentes, a la cual me referiré en un artículo próximo.