“El poeta moderno dispone de un poder soberano de conjuro poético” decía Saint-John Perse; de esta frase se nos da un indicio de la grandeza de la obra que este hombre se esmeró por construir.
Los trabajos de Perse nos remiten a un mundo lleno de sensaciones y colores, sensaciones y colores que no se lograban transmitir de tal forma como él lo hacía.
Las obras de Saint-John son el claro ejemplo del poder evocador que tiene la palabra, que permiten al lector transportarse y perderse en el universo que el yo lírico crea, nos permiten ponernos en contacto con lo que él siente y con ello logra crear ámbitos de las frases y elevar la palabra hasta un nivel físico; siendo este un aspecto muy importante, ya que en el siglo XX se estaba perdiendo este tipo de concepción de la poesía.En este siglo se dice que la poesía obedece a tres leyes fundamentales: la elaboración de un lenguaje propio a cada poeta, la ética de la poesía y una solidaridad con los elementos. Ningún poeta francés de la época logra cumplir con todas estas condiciones simultáneamente y lograr lo que solo Perse pudo; ampararse de estas leyes y revalorizar la emoción, exigiendo de sí que se exprese la esencia de la poesía, siendo así sus trabajos la más pura expresión del esteticismo lírico dotado de intelectualismo.
Gracias a la adopción de estas leyes es que él logra hacer lo que muy pocos han podido, la unión de la dimensión física con la unión verbal, en la que se puede ver el arte que rige en la lírica, el arte que nos mueve con la idea de saber que podemos viajar hacia las dimensiones que el autor nos proyecta. Esta dimensión es un mundo atractivo no solo por el hecho de evocar tierras desconocidas, sino por el hecho en el que estos mundos son evocados, mundos que no son solo terrenales sino también espirituales y sentimentales y que cobran vida gracias al don de la palabra de Perse.
Obras como Anabase, Images à Crusoè o Vientos, son claro ejemplo de la cúspide alcanzada por su trabajo. En Images à Crusoè se puede observar como se da ese juego evocador: “…Es el sudor de las vainas en exilio, el sebo amargo de las plantas silicuosas, la áspera insinuación de los manglares carnosos.” No es solo una historia lo que nos transmite el yo lírico, son sensaciones; el uso de palabras tan descriptivas acentúan esa capacidad de la que está dotada la poesía y que Perse supo explotar tan bien.
Saint-John Perse nos demostró que la poesía es un medio para comunicarse, un medio para infundir sensaciones, el medio por el que se puede unir el ámbito físico con el verbal, evitando que la pureza de su palabra no caiga en el puro intelectualismo.
