Las crisis económicas de los Estados Unidos tienen históricamente una repercusión que se prolonga hasta por cinco años sobre América Latina, y si bien hoy podemos suponer, según lo proponen los especialistas, un efecto económico en algunos casos menor, es su inevitable impacto sobre la identidad del ser humano en la sociedad capitalista lo que resulta más importante.
Debe esperarse que esta coyuntura de crisis tenga un profundo efecto sobre los sentidos de ser o identidades que existen y son compresibles solo dentro de la sociedad capitalista en la medida en que estos se desmoronen, progresivamente, ante los ojos de miles de seres humanos que los asumieron al encontrar en ellos satisfacción.
Este efecto se traduciría, como vivencia específica, en una orfandad de significados y realizaciones personales que terminaría destruyendo las identidades constituidas, y sin identidad nadie puede existir. Sin significado la existencia se vacía de valor, la importancia de ser se desvanece en la penumbra de no poseer identidad. Nadie puede apegarse a una existencia que carece de vida, y sólo puede llamarse vida a una existencia que posea significado. Poseer significado significa poseer identidad, pues asumimos alguna identidad para ser significativos para otros como parte de una comunidad, grupo, o clase reconocible.
Nuestras identidades son sentidos de ser vigentes en la región del mundo en que habitamos. Y si bien nadie crea en sentido estricto su identidad, la asume y enriquece según el brillo de su inteligencia…el hombre inteligente se distingue por ser diferente en la igualdad, no por ser indiferente a ella. No se es algo en ausencia de otros, sino en comunidad con otros, en la mirada que despertamos en ellos se refleja el valor que poseemos para nosotros mismos; en la ausencia de otros intentamos sustituir la falta de su de compañía. ¿Quién al estar sólo no ha recurrido a algo que disimule la soledad?
El mundo es la creación más elaborada del hombre, es la realidad humanizada al grado de hacerla habitable y significativa, o sea poseedora de sentido… nuestro mundo está compuesto por aquello que tiene sentido, y con ello, donde los sentidos de ser que nos resultan vigentes poseen un significado comprensible para cualquiera que tenga la capacidad suficiente de forjarse una vida.
El problema de fondo, que ha sido generado por la avaricia especulativa de los grandes capitalistas y sus juegos transnacionales, consiste en una desarticulación del mundo que simultáneamente desarticula los sentidos de ser que existen dentro de él, con ello se impide la configuración de un horizonte esperanzador que permita al ser humano subsistir, pues nadie puede tolerar existir mucho tiempo sin esperanzas.
Lo peor en el escenario actual de crisis capitalista es que no hay capacidad de favorecer la reconfiguración esperanzadora de un sentido de ser específico o identidad, porque cualquier alternatividad posible fue inhabilitada desde hace años con el discurso del fin socialismo europeo, y hoy se lo hace con la agresión al socialismo latinoamericano. Si tengo alguna razón en todo esto (si me equivoco nada se pierde, pues es sólo una hipótesis que se puede desechar en el avance de la reflexión), las diversas formas que posee el sentido de ser o identidad en la sociedad capitalista perderán su significado, no por la emergencia de un nuevo rango de identidades posibles, sino porque esas identidades vigentes se tornan incomprensibles.
Así, ser algo no permitirá al individuo percibirse como un sujeto específico, sin su identidad se convertirá en un anónimo que deambula deprimido por una realidad que no le importa…y como si fuera humo negro de ciudad, poco a poco se desvanece, sobreviviendo tan solo como grosera contaminación.