El pasado 13 de marzo falleció en San José, el Ing. Jorge Mario Delgado Madrigal, quien fuera profesor, secretario y decano de la Facultad de Agronomía de esta Universidad, en la década de los 70.
Fue don Jorge Mario una persona tenaz y brillante, un héroe anónimo, a quien tuve la dicha de conocer y visitar en su casa, en marzo de 2014, cuando venía recuperándose de un accidente vascular que afectó su habla y su movilidad. Aún con aquellas secuelas, don Jorge Mario –casi en sus 90 años– me contó, desbordado de felicidad, la forma en que él rescató la célebre fuente “Cupido y el Cisne”, para que hoy la Universidad y toda Costa Rica la luzcan con orgullo. La fuente estuvo abandonada y a expensas de todo durante una década, desde el año 1959 hasta inicios de los 70, cuando don Jorge Mario la descubrió, hecha pedazos, en un plantel municipal, y primero por piedad y luego por amor, la sacó de aquella “tumba” y le devolvió la vida. Todo ello con la ayuda y complicidad de don Herbert Nanne Michaud, también profesor y luego catedrático en la Escuela de Fitotecnia. Ellos dos se empeñaron en recuperarla, y llevaron a cabo la primera restauración de la fuente. Fue titánica la labor de recomponer aquel estropicio y fundir piezas faltantes. Después, merecidamente, vino a ser ella la joya principal del edificio de la Facultad de Agronomía, inaugurado en el año 1973. Allí estuvo en un patio interno de esa Facultad, hasta el traslado al sitio actual, a finales de la década de los 80. También contaron ambos profesores con el apoyo entusiasta de alumnos de la Facultad de Agronomía.
En ese entonces, don Jorge Mario era secretario de la Facultad, pero luego, en el año 1977, alcanzaría el cargo de decano. Fue distinguido con una beca por parte del gobierno de Estados Unidos para especializarse en Avicultura, y luego recibió un diploma de Ciudadano de Honor, de la ciudad de Clinton, Iowa. También ejerció el cargo de vicecónsul ad honórem del Principado de Mónaco, 1967-1974. Se jubiló en 1984.
Su especialidad fue la avicultura; su pasión, el cuido de las aves (¡como aves son los cisnes!) y la recuperación de las cosas antiguas de valor. No solo rescató la fuente. También rescató, en 1970, la increíble esfera indígena que apreciamos a la entrada de la Facultad de Agroalimentarias. La esfera pertenecía a la United Fruit Company y, encomendado por la Universidad, don Jorge Mario se fue hasta Palmar Sur a traerla. Con un tractor prestado por la Compañía Bananera y una plataforma de la Municipalidad de San José trajo la esfera hasta la Universidad. Con ¢5000 se cerró el trato. “En un principio la idea fue situarla frente a la Biblioteca Central, donde ahora se encuentra la fuente. Ya estando en la UCR, el entonces rector Carlos Monge Alfaro no quiso colocarla ahí; me la regaló para que estuviera en la Facultad de Agronomía”, narró el Ing. Delgado, en su oportunidad.
El año anterior, en el período durante el cual se hizo la última restauración de la fuente, tuve la ocasión de dirigirme a personas de la Universidad para pedir que se hiciera un homenaje, en vida, al hombre que hizo posible la preservación de la fuente. Envié cartas, hablé con muchas personas. Lamentablemente, nunca hubo una respuesta, con acción, por parte de las autoridades universitarias, y don Jorge Mario se nos fue, sin su merecido reconocimiento. Todas las restauraciones actuales y futuras, todas las fotos, todas las bellas escenas de los estudiantes y profesores sentados o caminando alrededor de este icono de la UCR y primer monumento sanitario de Costa Rica, solo se pueden explicar por la terquedad y visión de don Jorge Mario. Desde acá hago este humilde y sentido homenaje a una persona maravillosa, que pasó por este mundo dejando solo cosas buenas. Gracias don Jorge Mario por rescatar la fuente y por aceptarme como uno de sus últimos amigos…
ESCRITO POR SERGIO OROZCO ABARCA (FILÓLOGO)
0 comments