La pasada semana del ambiente se vivió con intensidad en la Universidad de Costa Rica, gracias a los esfuerzos del Programa de Gestión Ambiental Integral, encabezado por Yamileth Astorga.
Interesantes conferencias, coloquios, puestos de información y el delicioso “viernes sin carros” concentraron la atención de la comunidad universitaria y de todo aquel que quiso participar en las jornadas de concientización sobre la problemática del ambiente.
Muy bien programado, a modo de cierre, el debate sobre la gestión de la administración Arias en materia ambiental y de protección de la biodiversidad deja empero un sabor amargo.
Las exposiciones de Leonardo Merino, representante del Informe Estado de la Nación, de la diputada Maureen Ballestero, coordinadora de la Comisión Legislativa de Medio Ambiente y de Yamileth Astorga no dejan lugar a la indiferencia con respecto al tema.
Una idea es clara para todos los que pudimos escucharlos: Costa Rica podría perder su lucha por el ambiente.
En esa atmósfera, la participación del Ing. Jorge Rodríguez Astorga, Ministro de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones fue un balde de agua fría para las esperanzas de los allí reunidos.
Aunque expuso con detalle el organigrama del “súper ministerio”, no fue capaz en ningún momento de dar datos concretos sobre la labor de este gobierno en protección ambiental.
Insiste don Jorge en hablar de divorcio entre la agenda del ambiente y la del desarrollo. ¿Será tan ilusorio imaginar que puedan ser complementarias? ¿No es precisamente la biodiversidad la que le ha dado alas a la actividad turística costarricense?
Se pregunta el señor Rodríguez quiénes están primero si los parques y las zonas protegidas o la gente. ¿Será acaso que ya no se puede pensar siquiera en la coexistencia pacífica de los costarricenses y su herencia natural?
Advirtió además el señor Rodríguez que no es posible comprar Costa Rica para los ticos. Déjenme expresar mi inocencia: ¿Cuándo dejó la patria de ser nuestra? La “marca país” de la que nos habló don Jorge convierte a Costa Rica en producto de mercado y al Ministro del Ambiente en mercader.
Vergüenza debería darnos que se cobije bajo el mismo marco ministerial la gestión del ambiente y las mentiras sobre la explotación minera. La administración Arias Sánchez será tristemente célebre por un hecho: en ella un premio Nobel de la Paz le declara la guerra sin cuartel a la naturaleza.
Tras cada escaramuza contra el ambiente está la sombra de los hermanos Arias y sus millonarios negocios, eso explica la pobreza de las estrategias de este gobierno en materia de protección ambiental y el doble discurso utilizado por la administración. Ojalá el sueño de Oscar Arias de ver una mujer a cargo del país no esconda su deseo de continuidad de este desastre.