Los padres represivos y autoritarios causan miedo en el niño: miedo al castigo.
Además, esta manera falsa, ignorante de educar, despierta odio en los niños que eventualmente puede llegar a la conciencia como una neurosis parricida.
Es decir, llega a la conciencia del sujeto desde el inconsciente el odio por el padre o el deseo de agresión causando múltiples trastornos.
La manera de educar represiva y autoritaria provoca (expresión del miedo al fin y al cabo) psicologías de defensa o psicologías paranoicas. La paranoia es un miedo intensísimo, terrible.
La citada manera de educar a los niños debe superarse, pasar a la dimensión de lo absoleto: son faltas de respeto al ingenio e inteligencia humana.
Freud ve en el parricidio u odio al padre el origen de las neurosis del escritor Fedor Dostoyesky. Y el guionista y dramaturgo inglés Peter Scaffer ve, en el represivo padre Leopoldo Mozart, la causa del miedo, superstición y depresión que agobian a Amadeus Mozart en la época de su prematura muerte.
Época en que compone su “Réquiem” o misa de difuntos totalmente influido por sus estados anímicos. Todo esto sumando a problemas de salud y la estación del invierno.
Un aire de falsa inocencia rodea a los padres represivos y autoritarios. Pareciera que la justicia está de su lado (Nietzsche), pareciera que la coherencia y razón son instrumentos de sus acciones. Se dan el privilegio de pasearse por el mundo como hombres justos…