Grupo de los 8 (4 senadores republicanos y 4 demócratas) llegó el 20 de junio a un acuerdo en materia migratoria en Estados Unidos: una nueva enmienda al plan de reforma migratoria.
¿Qué dice la enmienda? Que se duplique el número de agentes de la patrulla fronteriza con México a 42 000. Que se construyan 1.100 kilómetros de valla entre ambos países. Dar 3 $200 millones al gobierno para la compra de equipos tecnológicos, como aviones no tripulados, para capturar hasta un 90 % de quienes traten de cruzar ilegalmente la frontera.
La enmienda se mira con buenos ojos en la mayor parte de EE. UU., pues cumple con la condición republicana de aumentar la seguridad fronteriza antes de legalizar los 11 millones de inmigrantes residentes en EE. UU., pero todavía resulta desmotivante para quien piense en igualdad y bienestar común para la población inmigrante, pues la S.744 (plan de reforma migratoria), a petición del sector republicano, debe primero asegurar que se cumplan estas medidas de seguridad fronteriza, antes que la legalización inmigrante, para la cual se establece un periodo de resolución de 13 años. “Según el nuevo acuerdo, los inmigrantes podrán legalizarse, pero solo hasta que la implementación de las medidas de seguridad fronteriza haya concluido, podrán obtener su residencia permanente” (primero lo segundo y después lo primero). La S.744 incluye sanciones a empresas que contraten trabajadores “sin papeles” y un aumento de los visados para extranjeros cualificados y trabajadores agrícolas. Pocos dicen que este aumento de los visados para sectores cualificados va dirigido a áreas como ingenierías, comunicaciones… producto de la enorme injerencia y presión que están ejerciendo poderosas compañías (Microsoft, Apple…) para que se facilite el acceso de este tipo de profesionales, pues les beneficia por muchas razones.
El proyecto reduciría el gasto de gobierno hasta en $197 000 millones, pero aun así, un senador (Jeff Sessions) alega que el proyecto no se puede aprobar, porque no asegura que primero se cumplan las medidas de seguridad fronteriza antes que la legalización.
El mismo jueves se rechazó un proyecto de ley en la cámara de representantes estadounidense, que pretendía dar ayuda federal a los pobres, porque congresistas republicanos alegaron que era DEMASIADO GENEROSO. Además los conservadores lograron estancar un subsidio financiero de $940 000 millones para la agricultura. Ambas medidas, tratan de recortar al menos $21 000 millones del programa de auxilio federal para los pobres. Menos para los pobres por favor (más para… no sé, pero podría sospechar. En EE. UU. es sabido que menos del 1 % de la población, dueña de las grandes corporaciones y bancos, es quien ha provocado la enorme desigualdad que enfrenta el país).
Además, Tea Party, grupo ultraneoliberal caracterizado por su radicalismo ideológico y práctico, protestó gritando “No más Extranjeros”, “No a las amnistías”, “No a la Reforma Migratoria”, mientras el congresista de Texas, Louie Gohmert, proclamaba que “lo primero es asegurar la frontera, y luego la reforma migratoria”.
Otros señalan que EE. UU. puede recibir personal calificado, pero no un montón de gente sucia, enferma, sin capacidad de producir, que solo resulta una carga para el país (si no sirve, que no estorbe, pero aclaremos: “sirve” significa producir para los poderosos).
El gobierno de la máxima potencia mundial no comprende que la migración no se da por falta de seguridad fronteriza, se da por ausencia de condiciones idóneas para sobrevivir, falta de igualdad y falta de oportunidades, promueve los Derechos Humanos, pero la práctica no coincide con el discurso. El artículo 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos rechaza la discriminación, mientras que la superpotencia la práctica.
( ) Presidente Asociación Estudiantes de Relaciones Internacionales y Comercio y Negocios Internacionales de la UNA