UCR, el burro de sancho y mae

Esta opinión va dedicada a todos los interinos de la UCR y, especialmente, a los que se dirigen a la Navidad como al gran

Uno vio una cosa y otro otra.  Yo miré con tanta ansiedad como los demás, pero tal vez con menos ganas de ser embaucado…
                                                     Daniel Defoe,  Diario del año de la peste.

-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rio mucho la burla.
                                                                 Vida de Lazarillo de Tormes…

Esta opinión va dedicada a todos los interinos de la UCR y, especialmente, a los que se dirigen a la Navidad como al gran Desierto de la Meditación, extendido en la distancia que es el tiempo medida en meses-oscuridad hasta marzo o más allá. Al enclenque y endeblillo que anda publicando y gastando la poca plata en cursos y transporte al josefino Olimpo a ver si alcanza la volátil tortuga, como deplorable Aquiles y vergüenza de la Academia.

 

A ese debilucho que se ha reproducido como proletario y que ahora sostiene con un 80% de  la fuerza de trabajo el prestigio de los tecnócratas de nuestra amada UCR. Por algo somos la vanguardia de los Derechos Humanos, el ecologismo y la vida saludable en nuestra sociedad… ¿o no? 

Hay algo que no perdona –dejando a un lado “sobrinos”, simpatías, rencores e ideologías, machismos, abusos de poder, etc.-, y es el altar de la Ciencia. Están los sabios y estamos nosotros, los licenciados interinos.

En aras de la ciencia y de las lucecitas del portal andamos en la U a la moda. Las modas se caracterizan por ser siempre importadas, cíclicas e históricas… y: ¿quién puede contra ellas? Ahora nos han metido en la simpleza de si grados o carreras, por decirlo suave, perdiendo esta segunda opción por puntos en otras provincias y por noqueada en Guanacaste. Como las modas son pasajeras y dan bandazos históricos, andamos como el misterio o la broma cervantina del burro de Sancho (¿estamos?, ¿no estamos?).

No sabemos cuánto durará esta moda, y quizás mucho, pero no es seguro; lo que no resulta descartable –todos los licenciados que alcanzaron el doctorado como profesores estarán de acuerdo en esto- es que en un futuro vuelva la moda de carreras y no grados, dependiendo de qué tipo de formación se pretenda enfatizar, y ya que una vía no significa la evolución de la otra, sino una coyuntura como el imperio.

Puesto que a las palabras necias nos hacen oídos sordos, no está mal el porrazo ahora, en cuanto somos los mozos del ciego. Quizás alguno andaba más en la docencia y en la investigación, creyéndose lo del antiguo reglamento, y ahora le hace falta la Guía de Perplejos. Siempre es buena cosa en el pensamiento crítico hacerse la pregunta: ¿Esta situación a quién sirve? ¿El estatus del burro es una broma o un despiste? Obviamente, la UCR cuenta en depósito con suficientes grados de brillo en toditos todos los campos para cubrir los puestos administrativo-docentes, docencia de postgrados, docencia de carrera, docencia de Generales… -sobre todo en Valle Central, con flota de reparto que ni Dos Pinos, combustible garantizado y ecologismo ejemplar, viva la regionalización-, y así sustituir ese 80% que constituye su vergüenza oculta. Oculta y calladita más bonita, ya que estos académicos andan paralizados del miedo y si se mueven no salen en la foto.

Así que… Tantos grados X, tantos grados Y… Bien, ya podemos figurar haciendo la revolución cultural a la fuerza y desde arriba; ya están casi seguras las luces en el portal, si acaso. Pero, ¿y si aflora la vergüenza doméstica?, ¿la situación de derechos laborales que se sitúan por encima de cualquier autonomía?, ¿el estado interno de violencia contra el Artículo XIV de la Convención Interamericana de Derechos Humanos y contra el Artículo 23, en todos sus apartados, de la DUDH? ¿Cómo queremos estar a la cabeza de la excelencia con esta situación en casa de los descamisados?

Estos precarios continúan en la misma situación durante años. No se descartan exitosas jugadas finales en su contra o que los excluyan incluso de la opción de concursar por su plaza, mientras esperan una acción de los que pueden cambiar este estado de cosas, de -¿a quién queremos engañar?- mediocridad académica existencial (MAE).

Junto a la explotación institucional, abusos de todo tipo, indignidades anacrónicas de las que todos somos cómplices, muchos de nuestros compañeros se van de vacaciones sin salario, una y otra vez, un año tras otro. Luego puede ocurrir que ignoren sus capacidades y servicio y los acaben de una vez.  Claro.  Los interinos podrían paralizar la U (no aquí, en lugares violentos, me refiero).

 

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