La Universidad de Costa Rica a lo largo de su historia ha experimentado múltiples situaciones críticas y conflictivas, que incluso enfrentan a grupos o a personas, pero esto nunca debe ir en detrimento de una dinámica institucional que siempre está llamada a ser fragua de ideas y de libertades, con la única condición de mantener el respeto como principio fundamental.
Para la comunidad universitaria, hoy cobran plena vigencia las palabras del exrector Eugenio Rodríguez Vega, quien en su Informe de 1970-1971, subrayaba que el respeto al otro, era una condición esencial para una universidad seria y libre, y hacía la siguiente interpelación: “Si la Universidad de Costa Rica es una institución madura, debe encontrar la posibilidad de establecer un diálogo civilizado entre todas las ideas, sin que ninguna pretenda el monopolio de la verdad” (Informe del Rector, 1970-1971, p. 153).
Nuestra Institución debe preocuparse por hacer una lectura cuidadosa del entorno y sus condicionantes, y con los pies sobre la tierra, luchar por fortalecer su imagen de institución unida y sólida, por trabajar con total transparencia y apego a los procedimientos y principios institucionales. No en vano, hoy cobran vigencia y eco las palabras de Miguel de Unamuno, exrector de la Universidad de Salamanca, quien concluye su libro De la enseñanza superior en España, con su conocida frase ¡Y ahora, a trabajar todos!, en la que hace un llamado a los universitarios a aportar, sin ningún tipo de distracción o afán ajeno a los fines universitarios, a la solución de los grandes problemas que enfrenta y podría enfrentar el claustro universitario.