En Costa Rica existen diversos y variados espacios de diálogo social que en el papel facilitan y fomentan la participación civil en la toma de algunas decisiones sectoriales y nacionales, sin embargo actores sociales y expertos afirman que dista mucho lo que dice la letra, del incumplimiento real de los acuerdos tomados tras un proceso de diálogo.
Dennis Cabezas, coordinador operativo de la Coordinadora Unitaria Sindical y Magisterial (CUSIMA), explicó durante un foro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre diálogo social, que a través de los últimos 15 años el país ha vivido una serie de llamados al diálogo, pero que en muy pocos casos estos se han cristalizado en acciones reales por diversas razones.
«Uno de los más importantes acercamientos se dio en el gobierno de (José María) Figueres, cuando nos encerramos tres días en el IICA para llegar a acuerdos sobre la política de desarrollo del país, y después todo eso se quedó en el papel», dijo.
Según Cabezas los ejemplos como ese son numerosos, pues en los discursos y foros «todo el mundo sabe y reconoce que el diálogo social es la única manera efectiva de gobernar y evitar conflictos sociales entre sectores y con el mismo gobierno, pero a la hora de la verdad se dejan ver las verdaderas esferas de poder».
«En Costa Rica tenemos mesas de diálogo para todo, el problema está en la concreción de los acuerdos, pues después de firmados se archivan y se hace otra cosa. Eso lo hemos visto gran cantidad de veces con todos los gobiernos», criticó.
El caso más contundente para el dirigente sindical fue el proceso de concertación impulsado al inicio del gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, cuando se reunió a todos los sectores sociales para definir una estrategia de desarrollo económico y social para el país que después quedó prácticamente en el olvido.
«Es tan obvio como recordar que después de la concertación Miguel Ángel trató de aprobar el Combo del ICE en una acción totalmente contraria a lo acordado en ese proceso», comentó.
«En el gobierno de Pacheco nos hemos topado con lo mismo, pues semanas después de que el presidente firmó un compromiso para no privatizar ninguna institución pública se anuncia que como parte del TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos se dará la apertura del ICE y del INS; así como esperan que las partes y la gente confíe en los procesos de negociación», enfatizó.
MESAS PERMANENTES, ¿LA SOLUCIÓN?
La OIT ha recomendado a Costa Rica «institucionalizar» los espacios de diálogo social en mesas permanentes como la forma más efectiva de llegar a pactos y evitar confrontaciones sociales, por encima de los diálogos coyunturales que nacen a partir de una situación o problema específico.
Gerardina González, directora regional de la OIT, dijo durante el foro que «es indispensable para todos los países fortalecer y profundizar el diálogo social, pues es difícil unificar posiciones encontradas, pero en las mesas de diálogo lo que debe unir a las partes es la búsqueda del bien común y del desarrollo nacional».
La posición de la OIT fue respaldada por el sector empresarial nacional, el cual considera que en lugar de abrir mesas coyunturales para diversos temas, se deberían impulsar foros permanentes en la forma de consejos sociales y económicos.
Así lo explicó María Aminta Quince, miembro de la Unión de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (Uccaep), quien destacó que estas mesas no deberían incluir no sólo a gobierno, sindicatos y empresarios, sino también a cooperativistas y solidaristas.
El director de Relaciones Laborales del ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Eugenio Solano, subrayó que el país ya cuenta con ejemplos consolidados de mesas permanentes de diálogo como la Comisión Nacional de Salarios y el Consejo Nacional de Trabajo, pero que es necesario fortalecerlas.
«En estos tiempos de globalización el verticalismo es peligroso. El diálogo y la negociación con los actores sociales es la única forma de evitar las confrontaciones sociales y de construir una sociedad basada en la tolerancia y el respeto a las diferencias», apuntó.
Cabezas afirmó que las mesas permanentes no son la solución, pues sufren el mismo mal que las coyunturales, ya que los acuerdos no son respetados o ni siquiera se llega a ellos, como ha sucedido con las negociaciones de la Comisión Nacional de Salarios durante toda la administración Pacheco, en donde «el gobierno ha decretado, sin ningún acuerdo, la cifra de aumento que le dictan los sectores dominantes».
El sociólogo y activista de derechos humanos, Daniel Camacho, dijo a UNIVERSIDAD, que las mesas permanentes «como tantas cosas en Costa Rica, son más formales que reales», y no han venido a dar soluciones a los problemas de la población, por el contrario, han burocratizado los procedimientos de diálogo social.
¿EXISTE DIÁLOGO SIN FRUTOS?
Para Quince, a pesar de la importancia del diálogo social éste «no necesariamente debe generar acuerdos» pues a veces las partes no pueden llegar a ellos.
No obstante esto no desvirtúa el mecanismo en si ni su papel en la dinámica de las sociedades modernas, agregó.
Esta posición es totalmente opuesta al criterio de sindicalistas y analistas, quienes consideran que si no se obtienen resultados concretos, los procesos de negociación se ven deslegitimados por completo, pues las fuerzas sociales no ven materializados ni defendidos en la realidad sus intereses.
«No podemos siquiera hablar de diálogo social cuando se convoca a las partes, que muchas veces no se sientan a la mesa con la disposición de escuchar y ceder en sus posiciones, y luego, finalmente se llega a un acuerdo que nunca se cristaliza. Eso no es diálogo», enfatizó Cabezas.
«Si no esperamos llegar a nada, y al final cada quien hace lo que quiere sin importar lo que dice el papel para qué convocar, para que sentarse a discutir, es un engaño a la sociedad», fustigó.
Según Camacho, en Costa Rica las verdaderas cúpulas de poder hacen que cualquier intento de diálogo, como las comisiones mixtas en la Asamblea Legislativa, «queden en ridículo pues no es una práctica real sino ficticia, y en la realidad no se ejecuta nada o muy poco».
En otros casos, indicó, ni siquiera se abre el espacio, como en el conflicto de los campesinos de Bambuzal, quienes a pesar de permanecer en la Catedral por más de tres meses no lograron abrir un canal efectivo de diálogo con el gobierno ni con las autoridades judiciales.
Para el analista, «la única solución para que realmente se respeten los acuerdos es que las fuerzas sociales se fortalezcan y equilibren fuerzas con otras esferas de poder, de modo que los otros grupos sepan que no pueden simplemente pasarles por encima».