Los especialistas Martin Adelman, Randall Rader y Susan Karamanian se dirigieron al auditorio en la Ciudad de la Investigación, UCR.
Tres expertos estadounidenses en propiedad intelectual y biotecnología promovieron los beneficios de los sistemas de patentes, y la forma en que el Tratado de Libre Comercio Centroamérica-Estados Unidos obliga a los países a implementar estas regulaciones, en una actividad organizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Desde hace dos años la UCR realiza un intercambio de cooperación con el Programa de Propiedad Intelectual de la Universidad George Washington, y el seminario «Propiedad Intelectual y Proyecciones» -realizado el 31 de mayo- se enmarca dentro de este convenio.
Los especialistas son Martin Adelman, codirector del Programa de Propiedad Intelectual y cuyo campo es la biotecnología; Susan Karamanian, decana del Programa de Estudios Legales Internacionales, quien se refirió a la enseñanza universitaria de la propiedad intelectual; y Randall Rader, juez federal y profesor del curso de patentes. Rader fue quien insistió en destacar las grandes oportunidades que tiene Costa Rica, con su biodiversidad, para desarrollar inventos en biotecnología, lo que puede traer gran riqueza al país.
SISTEMA DE PATENTES
«Veo oportunidades grandes para Costa Rica, ustedes tienen recursos maravillosos, que es lo que se necesita para hacer un sistema de invenciones biotecnológicas. Y ahora podrían sacar provecho del Tratado de Libre Comercio, con el sistema de patentes», enfatizó Rader.
Aconsejó que el país instale una oficina de patentes pequeña y eficiente, que registre los inventos y que permita analizarlos en una de las tres grandes oficinas de patentes que existen en el mundo (EE.UU., Japón o Europa); y que también se registren allá.
La oficina de patentes de EE.UU., por ejemplo, tiene un presupuesto anual de $1.3 billones, según Rader, y como aquí no hay posibilidad de construir una con esta capacidad, insiste en que sean las universidades las que implementen este sistema.
Adelman, por su parte, negó que se quiera extender el sistema de propiedad intelectual de EE.UU. en todo el mundo. «Se presume que hay cierta presión de EE.UU. en implementar sus reglas en propiedad intelectual en Costa Rica. Quiero decirles que en los últimos seis años Japón decidió desarrollar un sistema de patentes fuerte y eficiente, independientemente de los acuerdos internacionales como los ADPIC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio) o los TLC.
LOS TRATADOS AYUDAN
Pero sin duda los TLC cumplen su objetivo. Para Rader, estos acuerdos han sido catalizadores muy importantes para que los países den importancia a los derechos de propiedad intelectual, por ejemplo, el TLC EE.UU.-Jordania hizo que el rey de ese país reconociera los beneficios legales de este sistema. «Los TLC ayudan a los políticos a involucrarse».
Karamanian también lo reconoció. «Si el TLC con Centroamérica se aprueba, van a tener más obligaciones que las que ya se tienen con los ADPIC» (ver recuadro «En detrimento de la salud pública»). Asimismo, en el tratado se señala que en 2007 Costa Rica suscribirá el convenio para la protección de especies vegetales y eso ya ayuda en esta cultura de proteger inventos, dijo la especialista.
Una de las preocupaciones que han externado expertos, organizaciones no gubernamentales, ambientalistas y comunidades indígenas, es que como la mayoría del genoma (conjunto de genes de un individuo o especie) está en áreas protegidas y de reservas indígenas, el sistema de protección a la propiedad intelectual debería proteger el conocimiento tradicional de estas comunidades y promover una justa repartición de beneficios.
A esto Adelman respondió que la gran biodiversidad está aquí, fue creada por Dios, no por el hombre, y esa riqueza puede usarse para que el hombre cree nuevos inventos. «No creo que haya un conflicto entre el genoma que está aquí y estos inventos».
Insistió en que los únicos países que van a generar riqueza económica son aquellos que fortalezcan sus sistemas de propiedad intelectual.
Pero los críticos afirman que esta es necesaria pero no suficiente, porque no hay mecanismos efectivos para distribuir los beneficios y a esto no respondieron los estadounidenses.
«SISTEMA MORAL»
Los especialistas recalcaron que para Costa Rica, la clave está en las universidades en las que se hace investigación. Como parte de esta cooperación entre la Universidad George Washington y la UCR, también se elaboró el documento «Diagnóstico y estado actual de los derechos de propiedad intelectual en Costa Rica», trabajo financiado por la Fundación CR-USA.
Se determinó que la investigación que hacen las universidades en propiedad intelectual aún es pequeña, y que no existen reglas claras de quién es el dueño de dichos inventos.
«Creo que entre los retos está qué incentivos debería dar la UCR para atraer empresas privadas a la investigación en propiedad intelectual, y también cómo mantener la confidencialidad en los proyectos que se están patentando», mencionó Karamanian.
Para ellos el sistema de patentes es un sistema moral que quiere incentivar la generación de inventos y así lo ejemplifican. «Si un investigador inventa mañana un extracto de una planta, que sirve para tratar el cáncer, y no lo puede proteger aquí, se llevará su invento a EE.UU. o a otro lugar donde se pueda patentar. Ustedes no quieren que eso ocurra, ¿verdad?», insistió Rader.
La salud pública
La organización humanitaria internacional, Médicos Sin Fronteras (MSF) expresó su preocupación de que el Tratado de Libre Comercio Centroamérica-Estados Unidos -así como en los acuerdos firmados con Chile y con Singapur- demuestran cómo EE.UU. intenta endurecer las regulaciones sobre propiedad intelectual más allá de los que se requiere en los ADPIC, en detrimento de la salud pública.
Los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) se negociaron en la Organziación Mundial de Comercio (OMC) entre 1986 y 1994.
En su comunicado, MSF critica que el reciente acuerdo comercial entre EE.UU. y Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú tendrá consecuencias devastadoras en el acceso de millones de personas a medicinas para el sid, el mal de Chagas y otros males contagiosos.
El Gobierno de Bolivia puede usar las salvaguardias y flexibilidades del acuerdo de la OMC sobre propiedad intelectual, para la compra de medicamentos genéricos.
Por ejemplo, si se desarrollara una medicina para tratar el mal de Chagas, el Gobierno boliviano podría emitir una licencia compulsiva para pasar la barrera de la patente. Pero esto no sería posible una vez firmado el TLC con EE.UU., pues dicho país busca imponer fuertes limitaciones a la hora emitir este tipo de licencias.
MSF recomienda al Gobierno de Bolivia, que deje por fuera del TLC los temas de propiedad intelectual.