Un impulso mayor a los medios de información independientes que denuncien los abusos de poder y permiten la voz a nuevos sectores sociales, son las recomendaciones de Naciones Unidas a los gobiernos.
El periodismo sigue siendo una de las ocupaciones más peligrosa, sobre todo cuando se ejerce en países con conflictos armados.
En los últimos 20 años, el número de periódicos en los países en desarrollo se multiplicó y pasó de 29 a 60 ejemplares por cada 1.000 habitantes, según el más reciente Informe sobre el Desarrollo Humano.
El documento, divulgado el mes pasado, indica que en varias naciones las fuerzas políticas, económicas y tecnológicas están allanando el terreno dentro del mercado para la difusión de las ideas, con lo que pueden oírse nuevas voces y opiniones.
La mayoría de las personas tienen más fuentes de información, tanto en cantidad
como en diversidad, que hace 10 años. Esto fortalece las democracias, pues el público dispone de más información, ayuda a cuestionar las opiniones de las autoridades gubernamentales y provoca un debate más equilibrado sobre los problemas nacionales y las políticas.
La libertad y la diversidad están reforzando las funciones de los medios de información como guardianes y agentes de movilización.
Sin embargo, otras países están muy lejos de tener medios genuinamente libres e independientes que puedan servir a los fines democráticos. Persisten los medios de información de propiedad del Estado: por ejemplo, el Líbano es el único Estado árabe que permite la radiodifusión privada. Pocos países tienen leyes de libertad de información y los periodistas a menudo trabajan bajo restricciones.
Según el Informe para el Desarrollo Humano «ninguna reforma puede ser tan significativa para el funcionamiento de las instituciones democráticas como la reforma de los medios de información».
Por eso Naciones Unidas aboga porque los gobiernos impulsen «medios de información diversos y pluralistas que sean libres e independientes, que tengan acceso y difusión entre masas, que presenten información exacta e imparcial».
Desde la perspectiva de los expertos, el debate de las ideas con conocimiento, es vital para el fortalecimiento de las democracias.
«Sin una información precisa, los ciudadanos y los encargados de la adopción de decisiones carecen de poder y de los elementos básicos para la participación y la representación con conocimiento de causa», agrega el informe.
PROMOVER EL BUEN GOBIERNO
Según el PNUD, la presencia de medios de información libres desempeña tres funciones en la promoción de la gobernabilidad.
En primer lugar, medios de comunicación independientes deben servir como un foro cívico, dar voz a los diferentes sectores de la sociedad y facilitar el debate desde todos los puntos de vista. Además pueden ser agentes de movilización, facilitar la participación cívica de la ciudadanía y fortalecer los cauces de participación pública.
Como tercera tarea, los medios más libres cumplen la función de guardianes, ya que ponen coto a los abusos de poder, aumentan la transparencia gubernamental y responsabilizan a los funcionarios públicos por sus acciones ante la opinión pública.
Para Naciones Unidas las reformas políticas y económicas que se impulsan en algunas naciones mitigan las restricciones sobre los medios de información, incluida la censura y los controles de propiedad, mediante una mayor penetración de empresas de información múltiples, tales como CNN y Al- Jazeira, en los mercados nacionales.
La tecnología de la información y la Internet también han ampliado el alcance de las comunicaciones de masas, haciendo posible que aún las pequeñas organizaciones de medios de información lleguen a públicos numerosos. La Internet también puede superar las barreras del control estatal.
UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA
Desde la perspectiva del PNUD, son pocas las nuevas democracias donde la libertad de prensa sea similar a ls de naciones con mayor tradición de libertad. Entre ellas se encuentra la mayor parte de los países de Europa central y oriental y los países bálticos, varios en América Latina y el Caribe (Costa Rica, Jamaica y Trinidad y Tobago) y algunos en África (Mauricio, Senegal, Sudáfrica) y Asia (Mongolia, Filipinas, Tailandia).
Incluso si las libertades de prensa están garantizadas por la constitución.
Sin embargo, en muchos países de Europa oriental y central y en otras partes, las leyes sobre difamación son utilizadas para silenciar a los críticos.
En Chile, por ejemplo, el «desacato a la autoridad» es un delito contra la seguridad del Estado, y pese a la Ley de Prensa promulgada en 2001, las restricciones a la libertad de expresión siguen prevaleciendo en la legislación, mediante leyes de difamación, que el régimen de Pinochet utilizó con gran eficacia. En varios países el vago delito de «peligrosidad» ha sido utilizado para restringir al periodismo independiente, agrega el informe.
En la República Popular del Congo es ilegal propagar noticias que puedan «desmoralizar» al público y en Zimbabwe, el presidente de la nación ha obligado a promulgar leyes que restringen gravemente las libertades de prensa.
Como si fuera poco el periodismo también sigue siendo una ocupación peligrosa. En 2001, 37 periodistas murieron en cumplimiento de su deber. Otros 118 fueron hechos prisioneros.
En todo el orbe más de 600 periodistas o sus organizaciones de noticias fueron intimidados o atacados físicamente, en la mayoría de las ocasiones porque algunas personas no estaban de acuerdo con el contenido de sus informaciones.
MAYOR IDEPENDENCIA
Naciones Unidas aboga por una mayor libertad en los medios y cita a Albert Camus, quien en 1944 dijo que «la prensa es libre cuando no depende del poder del gobierno o del poder del dinero».
Para ser libre e independiente y difundir información fáctica e imparcial los medios de información deben ser libres no sólo del poder del Estado, sino también de las presiones empresariales y políticas, agrega el Informe sobre el Desarrollo Humano.
Un mayor pluralismo de los medios de información implica una expectativa de mayor pluralismo político en los medios de información y mayores posibilidades de celebrar un debate más amplio e informado.
Sin embargo, las presiones comerciales y políticas siguen falseando el mercado de las ideas. La liberalización, la privatización y la nueva tecnología han sacado a los medios de información de manos del gobierno para pasar a manos privadas.
La mayor parte de las editoriales de medios de información del mundo son ahora de propiedad privada, si bien el sector público todavía posee el 60% de los canales de televisión de todo el mundo.
Sin embargo, la propiedad privada de los medios de información está muy concentrada, a menudo en manos de familias. En el Reino Unido, cuatro grupos poseen el 85% de la prensa diaria (que representa las dos terceras partes de la circulación total). En Estados Unidos seis empresas controlan la mayoría de los medios de información: AOL, Time Warner, General Electric, Viacom, Disney, Bertelsmann, News Corporation. En Australia, el imperio de medios de información de Rupert Murdoch controla el 60% de la circulación de los periódicos.
En unos pocos países las familias de políticos influyentes son los principales dueños de los medios de información; el caso más conocido es el de Berlusconi y su familia en Italia. Televisa en México y O Globo en el Brasil son dos de los mayores monopolios de medios de información del mundo, controlados por individuos y sus familias, que engloban los aspectos de la producción y distribución de televisión, radio, películas, vídeos y gran parte de las industrias de publicidad de sus países.
En Venezuela, por el contrario, dos empresas de propiedad familiar dominan el mercado: el Grupo Phelps y el Grupo Cisneros.
DESPOLITIZAR LOS MEDIOS
El Informe agrega que en Bolivia, Francia y Estados Unidos, los ciudadanos, los políticos y los periodistas están participando en vigorosos debates sobre la forma en que la politización de los medios de información y las deficientes normas de ética profesional contribuyen al deterioro de la vida democrática.
Los medios de información pueden ser objeto de objetivos políticos manifiestos, que comprometen la ética profesional básica de proporcionar información exacta e imparcial. La verdad es la primera baja de la guerra, pero los medios son por lo general las víctimas, no los agresores, según el PNUD.
Para este organismo, «los medios de información pueden, en realidad, verse libres del control de las empresas y del Estado si sirven al público ante todo y observan altas normas de profesionalismo y ética», finaliza el documento.