Estudios de bacteriología de la UCR

Clostridium difficile tiene domicilio en Costa Rica

Cepas originales se mezclaron y fortalecieron en hospitales ticos. Científicos pronostican que la bacteria será muy difícil de erradicar.

Las investigaciones realizadas por más de una década por el Laboratorio de Investigación en Bacteriología Anaerobia (LIBA) con la bacteria Clostridium difficile, que provoca diarrea asociada al uso de antibióticos, indican que esta llegó para quedarse y que se van a seguir presentando casos en los hospitales del país.

La labor científica del LIBA con esta bacteria, le permite hoy asesorar y capacitar al personal médico y microbiológico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), para lograr el uso racional de esos medicamentos y el incremento en las medidas higiénicas intrahospitalarias.

Ese laboratorio de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR) es el único que puede aislar, cultivar y tipificar molecularmente esa bacteria en el país. Hasta la fecha, se ha aislado e identificado 400 cepas y se han realizado las pruebas de sensibilidad a los antibióticos. Este es uno de los principales patógenos intrahospitalarios del mundo, que ha provocado brotes de diarrea y muertes en Canadá, Estados Unidos, Panamá, Chile, Europa y Costa Rica.

Con la idea de contribuir en la solución a este problema de salud que enfrenta el país, el LIBA procesa las muestras que le envían de los hospitales de la CCSS y luego emite un informe gratuito con los resultados a los comité de infecciones nosocomiales. Han atendido solicitudes de los hospitales San Juan de Dios, México, Blanco Cervantes, de Puntarenas, Cartago, San Ramón, San Carlos y Guanacaste.

Todo el proceso de investigación, desde el cultivo hasta la tipificación molecular de las cepas, le ha generado a la UCR una inversión de $120 000, pues solo el costo por aislamiento es de $300.

“Todo esto lo hemos hecho con fondos propios de la UCR, apoyo de Conare (Consejo Nacional de Rectores) y algunas colaboraciones externas, pero el grueso del gasto se sustenta en el presupuesto universitario”, indicó el Dr. Carlos Quesada Gómez, investigador del LIBA.

Cepas peligrosas

Quesada dijo que las cepas más peligrosas de la bacteria han ido cambiando cada dos años y de hospital en hospital. En el brote del 2009 en el San Juan de Dios, un 75 % de los casos de diarrea fue generado por la cepa hipervirulenta NAP1 y por la cepa autóctona NAPCR. La primera sobreproduce potentes toxinas que generan daño en el tejido del colon y la segunda es bastante virulenta y provoca inflamación y dolor en el colon, a pesar de que no sobreproduce toxinas.

En el 2013, en ese mismo hospital, hubo un aumento en el número y la severidad de casos de diarrea, provocados por otra cepa llamada variante Toxina A- / B+ (NAP9). Quesada explicó que esa cepa ataca blancos celulares diferentes a las convencionales y que son muy resistentes a los antibióticos, lo que hace que sean muy difíciles de controlar. También identificaron otras cepas que les llaman tradicionales, porque responden fácilmente a los tratamientos.

La característica común de las tres cepas virulentas identificadas en el país es que presentan altas tasas de mortalidad en los pacientes infectados y una altísima resistencia a tres tipos de antibióticos distintos, que en el LIBA fueron identificados: cefalosporinas, fluoroquinolonas y clindamicina, y son los requieren restricción al máximo.

“Tenemos que decir que los brotes hospitalarios más graves se presentan cuando se usan en exceso alguno de estos tres tipos de antibióticos”, manifestó.

El investigador vaticina que al menos un caso por mes se va a presentar en un hospital.

¿Cómo eliminarlas?

La diarrea provocada por Clostridium difficile es complicada, porque se genera a partir del uso de antibióticos y, aunque se tienen identificados dos antimicrobianos a los que la bacteria es sensible y tradicionalmente se han usado como tratamiento, las cepas más agresivas no responden a esos medicamentos.

El trasplante fecal ha sido la solución extrema desarrollada por el Servicio de Infectología del Hospital San Juan de Dios para salvarles la vida a seis pacientes que estaban en condición grave. Este procedimiento es nuevo en el país, aunque Canadá y Estados Unidos tienen mucha experiencia en restablecer la microbiota intestinal de esta forma para que sea capaz de competir con la cepa hipervirulenta.

Por sonda nasogástrica insertan hasta el colon una solución que mezcla heces de familiares sanos de la persona afectada, después de hacerles pruebas que descarten diferentes patógenos peligrosos. El procedimiento se aplica por dos o tres días seguidos y los resultados han sido excelentes.

En el ambiente también cada vez es más difícil eliminar las esporas de la bacteria, porque la esporulación (como resistencia) le confiere una protección especial contra el calor, la humedad, la radiación y todas las sustancias desinfectantes, con excepción de la remoción mecánica con cloro puro y el tratamiento por esterilización.

Desde hace cinco años, el LIBA hace trabajo colaborativo con el Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá y la Universidad Federal de Ceará, Brasil.

Con financiamiento de la UCR, continuará por dos años más investigando el genoma de las cepas encontradas, sus mecanismos de acción y la respuesta inflamatoria e inmunológica, entre otros, con el apoyo de la Universidad de Vanderbilt de Estados Unidos y del Instituto Sanger de Inglaterra. Este último ha secuenciado el genoma completo de 96 aislamientos. También el LIBA trabaja de cerca con los hospitales San Juan de Dios y México, en la UCR con el Laboratorio de Ensayos Biológicos (LEBI) y con el Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) y en la Universidad Nacional con la Escuela de Medicina Veterinaria.

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