Mujeres del 40: De las palabras a los hechos

«El voto femenino está en la conciencia nacional y no puede desarraigarse de allí. Se cometería una tremenda injusticia al negarse a

«El voto femenino está en la conciencia nacional y no puede desarraigarse de allí. Se cometería una tremenda injusticia al negarse a las mujeres un derecho que se merecen limpiamente. (…) Vamos a ver quien gana la partida, si el atraso y la reacción, o el progreso y la justicia». (Ángela Acuña Braun, 1943).

Contrariamente a lo que se ha creído, las mujeres costarricenses no permanecieron al margen de la política nacional en la década del 40. Ellas no solo se interesaron y preocuparon por los problemas de tipo social, sino también elaboraron y presentaron propuestas sobre la política económica, el gobierno y el quehacer de los partidos políticos. Así lo demuestra la M.Sc. Ana Lorena Flores Salazar, en su tesis de Maestría en Estudios de la Mujer de la Universidad de Costa Rica «Ni histéricas, ni reinas…ciudadanas». Mujeres y política en Costa Rica 1940-1949.

Según la investigadora, el papel desempeñado por las mujeres en la Huelga de los Brazos Caídos en agosto de 1947 y su apoyo a las fuerzas de oposición en la Guerra Civil de 1948, constituyeron factores decisivos para la inclusión de sus derechos políticos en la Constituyente de 1949.

Pero aún no se les ha otorgado el debido reconocimiento, ni siquiera a las que protagonizaron las luchas sufragistas de la época.

De allí que la Máster Flores se propuso profundizar en la participación organizativa y política de las mujeres en ese período, con el fin de rescatar sus aportes y contribuciones al forjamiento de la Costa Rica de hoy.

Para ello recurrió a la revisión de periódicos de la época y a la realización de entrevistas a mujeres entre los 70 y los 85 años, que tuvieron una participación directa en las organizaciones y los acontecimientos de esa década.

Durante esos años las mujeres formaron parte de organizaciones como la Liga Feminista Costarricense, la Liga Cívica de Mujeres del 2 de Agosto, el Partido Vanguardia Popular, y otros partidos políticos de dicho período.

 

 

DÉCADA TRASCENDENTAL

De acuerdo con la profesional, la década del 40 constituye un período trascendental en la historia costarricense, en el que sucedieron acontecimientos y cambios importantes que marcaron su posterior desarrollo.

No obstante, se carece de estudios globales acerca del papel que desempeñaron las mujeres en los cambios sociales y políticos de esa época. Las únicas referencias existentes están relacionadas con las luchas sufragistas.

Agregó que algunas de las acciones desarrolladas por ellas giraron en torno al combate del alcoholismo y la prostitución, la protección de la infancia abandonada, el sufragio femenino, sus derechos políticos, su emancipación, educación y participación en la política y en la función pública.

También se preocuparon por la higiene y la salud pública, la defensa de la democracia y su institucionalidad, la paz y el cese de los conflictos armados, el costo de vida y la dignificación de las maestras.

Sus luchas las dieron desde organizaciones como la Liga Feminista Costarricense, la cual mantuvo nexos con otras organizaciones femeninas, como la Mesa Redonda Panamericana, la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, las Damas Blancas de la Cruz Roja y la Liga Antialcohólica, así como con personajes claves de la vida política nacional.

Igualmente, se vincularon a la Liga Cívica de Mujeres del 2 de Agosto, la cual fue fundada por Emma Gamboa y un grupo de maestras en 1947, a raíz de la Huelga de los Brazos Caídos.

Además participaron prácticamente en todos los partidos políticos de la época, a pesar de que no se les reconocían sus derechos políticos, como en el Vanguardia Popular, el Republicano Nacional y el recién fundado Partido Social Demócrata.

De manera que según la investigadora, en el período 1940-1949 se produce una dinámica y permanente actividad de las mujeres, quienes se organizan en torno a necesidades y demandas de diversa índole.

CIUDADANAS PLENAS

Uno de los mayores esfuerzos realizados por ellas en esa década lo constituyó su lucha por participar en la política, ocupar cargos en la administración pública, y ejercer los derechos políticos en su condición de ciudadanas.

Pensaban que la presencia femenina en la política y en la función pública vendría a depurar y a sanear muchos de sus males, como la corrupción, el despilfarro de los recursos públicos y el clientelismo político.

Su participación en este campo la concebían como un hecho natural y esperado -dada su activa incorporación en actividades públicas relacionadas con la vida cultural, intelectual y productiva del país-, y además como algo totalmente compatible con los papeles sociales asignados a la mujer, en su condición de madre, esposa y cuidadora del hogar.

Pese a que en 1940, 1943, 1945 y 1947 se presentaron al Congreso de la República proyectos de ley para reconocer el derecho de las mujeres al voto, únicamente los del 45 y el 47 fueron discutidos y votados, en ambos casos negativamente.

Los opositores al voto femenino consideraban inconveniente la participación de la mujer en un terreno cargado de lodo, corrupción y vicio, y asociaban la política con una práctica corrupta y corruptora.

Aducían, entre otras cosas, que: «No es conveniente que las mujeres participen directamente en la elección de sus gobernantes, no solo porque la política es un campo oscuro, sucio y corrupto, sino también porque son muy apasionadas y van a querer participar también en las plazas públicas, donde pueden recibir insultos».

Asimismo, se les atacó fuertemente con el argumento de la masculinización, en el sentido de querer parecerse o convertirse en hombres y perder su feminidad.

Sin embargo, ellas supieron explotar creativa y ampliamente los periódicos de la época para trasmitir sus ideas y propuestas, especialmente en los semanarios «Mujer y Hogar» y «Mundo Femenino».

A la vez lograron atraer el apoyo de reconocidas figuras de la clase política e intelectual, como el expresidente Ricardo Jiménez, el filósofo Roberto Brenes Mesén, el arquitecto José Fabio Garnier y el director del periódico «La Tribuna» José María Pinaud, y tuvieron una destacada participación en las Jornadas Cívicas de mayo de 1943, especialmente las manifestaciones del 15 de mayo y del 2 de agosto de 1947, cuyo objetivo principal fue la defensa del sistema electoral y el respeto por el sufragio.

En este sentido, la M.Sc. Flores sostiene que el papel que asumen las mujeres costarricenses en los años 40 en defensa de la democracia y el sistema electoral, se constituye en el acicate inmediato para que el sistema vigente y la clase política les reconociera lo que durante muchos años se les había negado: su condición de ciudadanas.

Sus movilizaciones y demandas en torno a la democracia y a sus libertades iniciadas décadas atrás, tienen como resultado final el reconocimiento explícito y formal de sus derechos políticos en la Constituyente de 1949, concluyó la profesional.

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