Una tendencia publicitaria a poner la ciudad al servicio de proyectos económicos, de promover una
visión frívola en el espacio urbano y de polarizar el este y el oeste como lugares de consumo, así como la de una capital en caos, deshabitada, violenta y que provoca miedo, son parte de los imaginarios que los
periódicos nacionales transmiten
sobre la ciudad de San José.
Los josefinos no transitan por todo el espacio que ofrece la ciudad, sino que cada vez más las rutas de circulación están localizadas en áreas más específicas.
Estas son algunas de las conclusiones preliminares a las que llegó la antropóloga M.Sc. María del Carmen Araya Jiménez, en su investigación denominada “Imaginarios urbanos, medios de comunicación y experiencias de ciudad”, inscrita en la Vicerrectoría de Investigación y en el Programa de Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura de la Universidad de Costa Rica.
Inicialmente, ella se propuso investigar la antropología de la ciudad, es decir tomarla como objeto de estudio para explicar qué se piensa, se siente, se mira y se lee. No obstante, al comenzar a analizar los periódicos se topó con una intensa producción de noticias, comentarios, editoriales, cartas de opinión y anuncios en donde hay alusiones explícitas e implícitas de la ciudad y del espacio urbano, lo que la motivó a emprender un trabajo sobre lo que publican en este sentido los periódicos La Nación, La República y Al Día, desde el 2000 hasta el 2004.
Se trata de un análisis iconográfico (imágenes) y del discurso de más de dos mil recortes de periódicos, que le permitió construir diferentes categorías, identificar los emisores de los mensajes y los imaginarios culturales.
“Estos discursos no solo hablan de la urbe, sino que constituyen acervos de conocimiento, fijan ideas y sentidos de ciudad, o sea producen imaginarios urbanos sobre el pasado, el presente y el futuro de San José”, señaló Araya.Añadió que lo interesante es que buena parte de la visión de ciudad que tiene la población costarricense la obtiene por los medios de comunicación y no siempre por su propia experiencia.
TOMA DEL PASADO
Varios son los emisores de los discursos y mensajes que la investigadora encuentra en su análisis; uno de ellos son las empresas publicitarias que elaboran anuncios o propaganda para empresarios y comercios en general y para los megacomercios.
Lo frecuente en estos casos es la “canibalización” del pasado josefino, al servicio de un proyecto de consumo. Por ejemplo, un anuncio que se publica con motivo de la apertura de un centro comercial capitalino destaca: “Sus compras harán historia”, y con ese texto se muestran en primer plano dos personajes dentro de un auto antiguo, los que recuerdan la época de la oligarquía cafetalera y en un segundo plano unos trabajadores en la calle.
Explicó que se habla de “canibalismo” cuando en el mensaje se apropian de una parte del pasado y lo destacan como dominante, invisibilizando otro tipo de historias urbanas no oficiales.
Informó que muchos de los mensajes analizados frivolizan a la ciudad de San José como un espacio de consumo, únicamente. Incluso destacó la contradicción que se da en los discursos de algunos políticos que se muestran a favor de un proyecto de repoblamiento “que no siga el patrón de crecimiento de los centros comerciales tan de moda”, pero avala la creación de un gran “Mall” llamado Plaza Avenida.
Comentó que la visión cada vez más polarizada entre el este y el oeste de la ciudad hace que el centro de San José tenga cada vez menos valor social y se asuma como otro, que si desea competir con áreas de gran valor económico-social, tiene que ponerse a la “altura” e ir creando sus propios “Mall”.
Uno de los aspectos que se logra establecer claramente en el análisis, es que el capital económico es lo que está marcando la reorganización del espacio y el flujo de poblaciones en San José, con la construcción de residenciales y de centros comerciales que descentralizaron la capital.
UNA CIUDAD CAÓTICA
La visión de ciudad envuelta en el caos, violenta y que atemoriza a los ciudadanos es la imagen de los peatones, los conductores de vehículos y la sociedad civil que escribe cartas en los periódicos.
“Los imaginarios del miedo nos paralizan, nos encierran y es importante ir ubicando esos discursos para atacar esos miedos, con la idea de que la urbe tenga vida pública, de que la gente se sienta en la libertad, en el gusto y en la disposición de compartir con otros y que no solo los vea como amenazantes. Esta es una tarea pendiente”, advirtió la investigadora.
Mencionó que es necesario preguntarse en cuánto se han incrementado los actos violentos, o si será que los temores crecen en la ciudadanía por la referencia que hacen todos los días los medios de comunicación.
El análisis le permitió detectar una “cultura e identidad de la resistencia” de los pobladores de los barrios josefinos del norte, quienes se sienten invadidos por bares, prostitución y drogadicción, lo cual los mueve a emitir “un discurso moralizante, discriminatorio y de rechazo hacia las poblaciones pobres de la ciudad, pero también de queja por el abandono o la soledad en que los deja el Gobierno Central y el local”.
Es interesante notar que los barrios del norte están en una valoración social muy alta, sobre todo cuando se le señala la parte histórica de sus residencias, pero cuando se hace referencia a esa problemática social, su valoración social es muy baja. Por su parte, la complejidad de los barrios del sur queda invisibilizada en los medios de comunicación, al construirse la idea de que sus poblaciones son las generadoras del mal.
Se trata de un juego de valoraciones discursivas, desde lo económico y lo moral, por darle un valor al este y el oeste, al norte y al sur, igual que al centro de San José, aseguró la antropóloga.
¿REALMENTE DESHABITADA?
Otros de los forjadores de imaginarios culturales sobre la ciudad son los políticos y gobernantes, así como los expertos en urbanismo y los editorialistas o periodistas. En este caso se construye un imaginario de ciudad deshabitada.
La investigadora rechaza esa imagen, porque “no es cierto que la ciudad está vacía, las casas están ocupadas, la gente pobre sigue viviendo en los barrios de San José y me preocupa ese imaginario, porque se están creando discursos discriminantes hacia las poblaciones marginales, que no son tomadas en cuenta y no se les incluye en los proyectos de repoblamiento o de reconstrucción cultural. El problema es que “se invisibilizan” las poblaciones que están viviendo en la ciudad”, indicó.
No se puede ignorar que existen muchos tipos de familias viviendo en pobreza, costarricenses y extranjeros y que todos ellos buscan el centro de San José como el espacio de vida que tienen más próximo.
La investigadora consideró que se requiere de una política de distribución del espacio urbano y de repoblamiento más democrático, considerando el desarrollo económico-social y de generación de pobreza en el país, pues de lo contrario siempre habrán poblaciones que busquen y se apropien de ese espacio como opción de vida.
A ella le preocupa la estigmatización de los vendedores ambulantes, de los “cuida carros” y de los indigentes, porque se crea un discurso que habla de limpieza social y que puede llegar a ser muy peligroso si se sigue arraigando en la población, ya que se podría llegar a posiciones extremistas de querer eliminar a esas poblaciones a través de la violencia.