Urge la gestión del agua en las cuencas hidrográficas

Cada año percibimos menos frecuencia de lluvias, pero cada aguacero con mayor intensidad, y así nos lo indican las estadísticas. Las experiencias vividas

Cada año percibimos menos frecuencia de lluvias, pero cada aguacero con mayor intensidad, y así nos lo indican las estadísticas.

Las experiencias vividas en el 2010 fueron catastróficas, tanto así que en noviembre se declaró alerta roja en todo el país, las principales vías nacionales quedaron en mal estado producto de deslizamientos e inundaciones provocados por las fuertes lluvias, como el alud en Lajas de Escazú, que dejó 20 muertes y 10 personas desaparecidas.

Esto ocurrió hace solo seis meses y las instituciones de Gobierno y las organizaciones no han logrado generar un proceso social, que inicie con la coordinación interinstitucional y con participación ciudadana, para promover y formular la planificación precisa del territorio nacional.

Hay fuerzas e intereses privados que no quieren que el país se organice y mucho menos que planifique, dado que sus intereses particulares e individuales están por encima de la colectividad. No les interesa que su terreno sea declarado con aptitud forestal y para la conservación de los recursos naturales, sino que se define la “vocación” de un determinado territorio a la fuerza, porque muy posiblemente ya lo están cotizando, por ejemplo, para realizar una urbanización o condominio. Esto se mira en todas las partes altas de la Gran Área Metropolitana (GAM), como también de la zona del Pacífico costero.

 

Los terrenos con una gran fragilidad, ya sea porque son sitios de recarga de aguas o de fuerte pendiente, los están cubriendo con concreto y con asfalto. Esto solo provoca mayor escorrentía con arrastre de sedimentos, saturación de los cauces de los ríos y quebradas, erosión de las laderas y, por lo tanto, cortes en las paredes laterales de los cuerpos de agua e inundación en las partes más llanas.

RUTA NATURAL DEL AGUA

La ruta natural del agua, tal cual la aprendimos y enseñamos desde primaria hasta la universidad, es la del ciclo hidrológico, el cual está siendo interrumpido a la fuerza y alterado por todas las modificaciones físicas que hacemos en nuestro territorio y por las emisiones gaseosas, líquidas y sólidas que generamos diariamente en nuestras actividades.

El agua ingresa al ciclo o al sistema por la lluvia y sigue su curso, sea a nivel superficial o subterráneo (cuando no se obstaculizan los procesos de infiltración), continúa aguas abajo por el efecto de la gravedad y la topografía hasta alcanzar un cuerpo de agua mayor. En su curso puede ser absorbida por las plantas y perderse por los procesos de evaporación y transpiración o evaporarse directamente desde los cuerpos de agua.

Este flujo natural del agua sobre la superficie y su alteración lo establece la cuenca hidrográfica. De ahí que es fundamental introducir la gestión de la cuenca para la planificación del territorio y del agua.

Esto queda claramente demostrado después de cada evento de fuertes lluvias y el caso más claro fue el del huracán Mitch, ocurrido en 1998, en el que sus efectos no fueron producto de los vientos, sino de las fuertes lluvias e inundaciones, con un saldo de 18 000 muertes en la región y grandes pérdidas económicas. Este huracán dejó claramente establecida la interrelación entre el manejo adecuado de las partes altas de las cuencas y los efectos aguas abajo de estas.

Posteriormente al Mitch, los organismos internacionales hicieron énfasis en la urgente necesidad de trabajar en función de la gestión integrada de cuencas hidrográficas en la región centroamericana. Sin embargo, 13 años después esto no ha sido tomado en serio ni por las instituciones públicas, ni por las privadas, aun cuando es constantemente señalado por las instancias académicas.

En nuestro país, el Plan Regional Urbano de la GAM (Prugam) no fue aprobado por la administración anterior del Gobierno ni por la actual, debido a diversas presiones de interesados y del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (Invu).

Así también, no hay avance en la aprobación de planes reguladores cantonales y planes regionales, como el de la región Chorotega, y por ende, las municipalidades y la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) continúan permitiendo el desarrollo urbanístico en las zonas de mayor fragilidad, que en general son las zonas de cabecera de las cuencas hidrográficas y las zonas de inundación.

La gestión de las cuencas hidrográficas, como unidad de planificación, debe ser la base para las decisiones de planificación, las cuales se convierten en un aseguramiento y sostenibilidad a futuro del agua, de la salud pública, de la disminución de pérdidas humanas y de las inversiones económicas. El no hacerlo es irresponsable. De ahí la importancia que desde las universidades públicas contribuyamos en la investigación y promoción de la organización social en función de las cuencas.

El Programa Institucional de Gestión Ambiental Integral (Progai) de la Universidad de Costa Rica acordó en su marco conceptual la gestión integrada y participativa de las cuencas hidrográficas. De ahí la experiencia que ha generado en los últimos cinco años en cuatro cuencas del país y con resultados concretos y exitosos.

() Coordinadora del Programa Institucional de Gestión Ambiental Integral (Progai)

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